Wynna nació en Las Palmas de Gran Canaria en el seno de una familia marcada por la violencia de género. Su padre maltrataba tanto a su madre como a ella, por lo que su infancia no fue nada fácil y marcó de forma determinante su camino.
[Clara Segura, actriz: “Ninguna mujer debería estar sometida a la mirada del hombre”]
Su madre entonces, decidió separarse y se trasladaron a vivir lo más lejos posible, y el lugar elegido fue la capital. Aquí Wynna, ya adolescente, comenzó a rodearse de amistades nada deseables y se convirtió en una delincuente.
En el programa de Y ahora Sonsoles, de Antena 3, Wynna con 35 años, ha contado su terrible experiencia de vida. “En Madrid es donde comencé a hacer mis 'pinitos' como meterme en garajes y vaciar extintores. Para mí, era una diversión, era escapar de todo”, ha dicho ante la audiencia televisiva.
Esta es una historia de superación y ejemplo. Wynna Zady, una joven conflictiva que se libró de la cárcel gracias a una jueza, aunque si fue enviada a un Centro de Menores en Tenerife, por orden de la magistrada Reyes Martel, quien se convirtió en su guía y esperanza de vida.
Vuelta a Las Palmas
Cuando llegaba el verano volvía a Las Palmas para ver a sus abuelos, y en el año en el que cumplió sus 14 primaveras, le anunció a su madre que se quedaba allí a vivir.
Esta decisión arruinó prácticamente su vida. Dejó los estudios y comenzó a delinquir en la isla de forma más contundente y grave. Los maltratos en casa de ella para con su madre y sus abuelos eran el pan de cada día. Un día, viendo que no llegaba a casa, le puso una denuncia. Debido a esto la ingresaron en un centro de menores.
Por supuesto, Wynna robaba fuera de casa y también dentro, tanto a su madre como a su abuela. A esta última le llegó a sustraer hasta 3.000 euros.
Fue una etapa disparatada en la que robaba hasta a la gente por la calle, entraba en sus casas y “si teníamos que agredir, agredíamos”, robaba hasta ropa en los centros comerciales.
Su vida en el Centro de Menores
De los 16 a los 18 años estuvo en un centro de menores, y ahí es donde conoce a su ángel de la guardia, Reyes Martel, la jueza de menores que marcará su futuro.
A los 19 años Wynna tiene un hijo, pero ella sigue delinquiendo y lo seguirá haciendo hasta que cumple 24 años, pese a que tenía una amenaza de los tribunales y si la pillaban cometiendo delito, iría a prisión.
Pero ella continuó haciéndolo, hasta que un día fue arrestada tras robar un vestido en unos grandes almacenes.
Fue a juicio, pero el juez le perdonó entrar en prisión, y fue al salir cuando pensó “tengo que dejar esta vida”.
De delincuente a jueza de menores
Gracias al apoyo de Reyes Martel, la magistrada que sentenció todos sus casos cuando era una niña conflictiva, y que más tarde se convirtió en su tutora de prácticas, estudió Derecho en la Universidad de Las Palmas y actualmente, trabaja en el centro de menores como educadora y jurista. Además, está preparando las oposiciones para ser jueza de menores.
Ahora su hijo tiene 15 años y ella le ha contado todo. También a los jóvenes que se encuentran en el centro de menores a los que les aconseja. “No os tenéis que victimizar, no es negativo que estéis aquí, es parte de la transformación de vuestra vida”.