Turandot
Comencé la semana con la última ópera de la temporada del Teatro Real, una de mis favoritas, la que no llegó a acabar Puccini.
Hacía calor, mucho calor. Antes de ir pasé por casa, ducha, coleta y vestido y no me miré casi al espejo. El mes de julio es una cuenta atrás hacia el descanso y ya vamos casi todos con el piloto activado y dirigidos por la inercia hasta cumplir con los compromisos finales del curso.
Y de repente, a las siete y media, se paró el mundo. Modo avión en el móvil y la fantástica metáfora geométrica que creó el legendario Robert Wilson. La sinestesia a cargo del gran Luisotti, que tanto mima a los músicos que hace que veamos, bebamos y acariciemos la música.
La crueldad de Turandot vencida por el amor en esta fabulosa obra que clausura la temporada y que nos hizo ser conscientes una vez más del fascinante coro del Real.
Coincidí allí con la bella Eva Simón, una joven adolescente que descubrió a Puccini fascinada. Me alegré por ella, porque siempre que asisto a una producción muy dura, de esas de delitos sangrientos en el escenario, pienso en la mala suerte de quienes van por primera vez a la ópera y no vuelven porque no responde a sus expectativas.
Puccini siempre es un acierto para comenzar. Si no han ido nunca, prueben con Verdi o con él. Suele ser una buena puerta de entrada.
Covadonga O´Shea
El miércoles entregamos los primeros premios de periodismo ‘Maga de Magas’. En esta primera edición hemos querido reconocer a nueve directoras de ayer, hoy y mañana, que nos han mostrado las opciones y nos han dado referencias para que cada una tomemos nuestras propias decisiones.
Así, lo han hecho en cada faceta de la vida. Bajo una fama no merecida de frivolidad, periodistas cargadas de tesón han mantenido las líneas editoriales tomando decisiones que mueven a muchas personas en uno u otro sentido.
Pensaba que mi agotamiento y mi agenda velarían mi emoción hasta que subí al atril en la Asociación de la Prensa de Madrid y vi las caritas de todas. Mujeres hechas y derechas con la ilusión de las alumnas más dispuestas de la clase, las que se comían la vida con curiosidad y las que tenían empeño en que todo fuera más bello y más bonito.
Tiré de naturalidad -esta mía que a veces no controlo- para no asumir el protagonismo que les correspondía solo a ellas. No quería emocionarme y cedí el testigo a cada una de ellas, comenzando por la legendaria Covadonga O´Shea.
Cada vez tengo más claro que lo que une a toda la gente grande es la humildad y ese ´saber recibir’ con cariño los halagos, sin permitir que se instalen en la cabeza con posos de soberbia.
Covadonga escuchaba de boca de todas sus sucesoras que ella era un referente, que ella había sido el ‘quitanieves’ para las demás y que era un espejo en el que todas se miraban.
Ese ‘todas’ es la historia contemporánea viva del periodismo femenino en España. Fueron premiadas, además de O´Shea, Benedetta Poletti, Lourdes Garzón, Joana Bonet, Yolanda Sacristán, Inma Jiménez, Ana Núñez-Milara, Olga Ruiz y Charo Izquierdo.
¡Ay, Charo! Cómo se emocionó al recibir su ‘premio sorpresa’ en presencia de cuatro generaciones de su familia.
María Dueñas
A toda una generación, este nombre nos suena a Marruecos, a Sira y una de las más exitosas escritoras en lengua española.
María Dueñas va a ser un nombre doblemente vinculado a la cultura española. A veces, lo bueno abunda, o al menos redunda. Habíamos oído ya hablar de la joven María Dueñas, uno de los valores de la música española. Así que, a partir de ahora, tendremos que aclarar cuando las citemos si nos referimos a la escritora o a la violinista.
Esta semana los premios ‘Princesa de Girona’ nos han regalado una inquietud por conocerla más. Esta violinista granadina ha sido galardonada en la modalidad de las Artes y las Letras con grandes alabanzas por parte del jurado en la comunicación pública, allá por el mes de abril.
Ya entonces se destacó su "altísimo grado de interpretación y ejecución del violín", su "conexión emocional con el público", y que "por su gran talento, su disciplina y su capacidad de trabajo, constituye un excepcional modelo inspirador para los jóvenes’.
Pues en eso estamos, en que la Princesa Leonor, al borde de su mayoría de edad, entrega premios a una nueva grande de la música española. Apunten su nombre y créanme. Oirán hablar mucho de ella.
A todas mis amigas, esas que me increpan cuando les recuerdo que pasa la vida y que nuestra madurez es estupenda pero que las jóvenes ya son otras, un pequeño guiño.
Estas jóvenes reales han nacido en el siglo XXI. Y nos toca verlas crecer, crecer con ellas y ayudarlas como nos ayudaron a nosotras.
Sonsoles Ónega
Nunca había hablado aquí de mis tardes en ‘Y ahora Sonsoles’ ni de ella.
Cuando empecé, algunos no comprendieron qué hacía yo allí. Me llamaban y me preguntaban si estaba segura. De repente, me encontré dando argumentos que no entendía ni yo para justificar mi presencia comentando la actualidad en un programa de televisión.
Ahora, cuando me preguntan lo tengo claro. Voy porque me encanta, porque ya somos una familia y como tal, me siento cuidada.
Uno de los mayores momentos de relax de la semana es mi rato con el personal de producción, con mis compañeros y esa media hora fabulosa en maquillaje y peluquería. ¡Cómo es el equipo!
Entro siempre sin móvil por respeto a quienes están trabajando allí y me regalan una transformación completa. Todos estamos guapísimos tras nuestra particular ‘chapa y pintura’. Y además, cada día nos conocemos un poco mejor.
Y luego aparece ELLA, Sonsoles, que crece un palmo en cuanto le ponen una cámara delante. Sonrisa limpia, ojos vidriosos y flequillo estratégico cuidado por la gran Marina.
Sonsoles es esa nuera que todos querrían llevarse a casa los domingos, esa bocanada de aire fresco que se les cuela por la pantalla.
Ahora bien, no se equivoquen. Su trabajo no es un juego. Ella entra con su neceser, sus bolígrafos, su ordenador y parece recién levantada y llena de energía, pero no.
Sonsoles es la persona que pone voz al trabajo de un gran equipo de profesionales. Ella es pura responsabilidad y una máquina de rigor, coherencia y esfuerzo para que todo salga bien. Todo bajo el paraguas de esa sonrisa natural y cercana.
Trabaja desde la mañana hasta la noche. Nadie le regala nada. Todo es esfuerzo, pasión y entusiasmo. A mí me gusta mirarla y aprender.
Si alguien aún duda de lo que hago en la tele, la respuesta está clara. Me encanta aprender con los mejores, aprender de los mejores.