Las frases hechas y expresiones curiosas son parte importante de la cultura de cualquier pueblo y también del idioma español. Estás suelen estar basadas en experiencias de los antepasados y se transmiten de generación en generación.
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Pero la realidad es, que algunas de ellas con el paso del tiempo van cayendo en el olvido y con ello también las particularidades de su origen. Este es el caso de la expresión 'estar como una sílfide' de la que vamos a hablarte a continuación.
Una frase hecha que siempre ha estado asociada a las mujeres con figura delgada cuyo origen se encuentra en la mitología nórdica.
¿Cuál es el origen de la expresión "Estar como una sílfide"?
Para entender de dónde procede esta expresión, tenemos que irnos directos a la mitología. Y es que, las sílfides eran nereidas, seres femeninos que habitaban los aires nórdicos y que se encargaban de controlar los vientos.
Estás aparecen en los relatos nórdicos y en ellos se cuenta que estos seres míticos de muy poco peso, eran las encargadas de formar las nubes y la lluvia. De hecho, se asocia su delgada y alargada figura a su facilidad para mantener un vuelo ágil y para levitar.
Una palabra que desde el siglo XIX se ha utilizado para referirse a aquellas mujeres esbeltas y delgadas. En definitiva, un clásico canon de belleza transmitido de generación en generación y a través de este término con orígenes míticos, que los nuevos tiempos han ido dejando atrás, en favor cada vez más de las mujeres reales.
Mujeres delgadas, más gordas, altas o bajas, pero al fin y al cabo mujeres que no deberían estar etiquetadas por su peso, tamaño o talla.
El ballet y las sílfides
Hay quién asegura que el origen de la expresión está en una obra de ballet, la célebre obra La sílfide, un ballet romántico en dos actos, coreografiado por Filippo Taglioni en 1832 y, más tarde, en una segunda versión por el maestro danés Auguste Bournonville en 1836 (que es la que ha llegado hasta la actualidad).
El argumento de la obra es el de un amor imposible, el de James, un joven escocés y el de una sílfide de gran belleza e invisible. Marie Taglioni fue la primera bailarina de ballet en interpretar el papel de la sílfide en 1832 en su estreno en la Ópera de París.
Otras versiones reclaman que el origen de referirse así a las mujeres delgadas y esbeltas está en la figura de Edith 'la Sylphe' (sílfide en alemán), una bailarina de orígen estadounidense que llegó a ser bailarina principal en el Alhambra Theatre de Londres durante su segunda gira mundial y que logró convertirse en una sensación mientras actuaba en el Folies Bergère en la década de 1890.