¿Es más fácil estar soltera en 2022? ¿Hasta qué punto nos siguen marcando prejuicios? En una era de plena digitalización, en la que se cuestionan más que nunca los fundamentos de nuestras relaciones, surgen oportunidades pero también retos. Y no solo para las nuevas generaciones.
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Numerosas personalidades, como Emma Watson, abrieron el camino de una soltería asumida y feliz, llegando incluso a afirmar que estaban "casadas consigo mismas". Reflexionamos con Rebeca Cordero, profesora de Sociología Aplicada e IP del Grupo de Conocimiento e Investigación en Problemáticas Sociales de la Universidad Europea, sobre lo que supone realmente estar soltera en el siglo XXI.
¿Por qué ha aumentado el número de solteros en los últimos años?
Tendríamos que ver realmente si ha aumentado el número de solteros en España o lo que se ha producido ha sido un cambio paradigmático en los modelos de las relaciones afectivo-sexuales.
Por un lado, sí que es cierto que estamos hablando de una tendencia alcista, pero que puede deberse a varios fenómenos: por un lado, al hecho fundamental de que en esos datos aparezcan registradas únicamente las relaciones sentimentales que están registradas en los formatos que conocemos como matrimonio civil, matrimonio eclesiástico o pareja de hecho o; por otro lado, que haya una tendencia alcista hacia modelos de vida que se plantean más desde la independencia.
¿Es más complicado vivir en pareja hoy?
Vivir en pareja hoy, sin ninguna duda, es más complicado para algunas generaciones. Ahora mismo, los que pueden mostrar más dificultad para vivir en pareja son las generaciones más jóvenes ante la precariedad laboral, las dificultades para encontrar un trabajo estable, el hecho de tener menos disponibilidad económica como para plantear una vida en pareja o independiente al margen de lo que es la unidad familiar o el cuidado y la protección de los padres…
Por otro lado, aquellas parejas que ya han venido de uniones sentimentales, que están separadas o divorciadas, que traen hijos de otras parejas y para las que, enfrentarse a una nueva relación, resulta complejo porque tienen que enfrentarse a lo que se llama una familia reconstituida, que es aquella que se forma con hijos que se aportan de relaciones anteriores ante parejas nuevas.
Esos podríamos decir que son los dos grandes colectivos que pueden tener más dificultades para vivir en pareja, amén de que luego haya unas cuestiones que tengan que ver más con valores o con formas de entender la vida, más en el sentido de los nuevos tiempos de la sociedad líquida e hipermoderna, que nos hacen ver la sociedad como una opción vinculada al mercado, con eso que tiene que ver con la pérdida de posibilidades.
Es decir, para las poblaciones más jóvenes, que se han educado en esta sociedad líquida, un concepto muy utilizado por Baumann igual que el de ligera por Lipovetsky, es que ellos están acostumbrados a conocer a la gente de otra forma.
En este caso, por ejemplo, por las aplicaciones digitales y siempre a la hora de conocer, al pensarse dentro de una pareja, les puede surgir la idea de que pierden otras opciones, como las que ofrece el mercado digital, por ejemplo.
¿Ha cambiado favorablemente la visión de la soltería?
Ha cambiado la visión de la soltería fundamentalmente porque se le va quitando la estigmatización que tenía anteriormente porque nos vamos, de alguna forma, despegando de esos roles productivos y reproductivos que venían muy marcados por esas tendencias religiosas y conservadoras.
Ahora se identifica la soltería como una forma más de ser y estar en sociedad sin que eso incluya una connotación negativa; si bien es cierto que, quizá en el caso de las mujeres siguen sufriendo mayores presiones sociales ante el hecho de la maternidad relacionado a la temporalidad.
Las exigencias las pueden sufrir más las mujeres que los hombres en ese caso, pero desde luego, no tiene la connotación negativa que tuvo.
¿Sigue afectando más a mujeres? ¿Por qué persisten los prejuicios?
Sigue afectando, entre otras cosas, porque a la mujer siempre se la vincula con ese reloj biológico que parece que marca sus estadios vitales, lo cual es muy dañino para la mujer.
Esos procesos de llegada de la menstruación, etapa fértil, pérdida de la menstruación y menopausia… y todas esas etapas vinculadas al ciclo vital de la mujer hacen y se transfieren desde los medios de comunicación, la publicidad, grupos de iguales, las madres, el trabajo… como que la vida de la mujer está marcada por estos ciclos biológicos que se agotan y hacen que la mujer pareciera que se puede llegar a estar perdiendo algo y que va a perder la oportunidad definitiva de optar a esas opciones, por ejemplo, de maternidad, sin tener en cuenta que puede ser que algunas mujeres no quieran ser madres, por ejemplo.
Yo creo que el prejuicio parte fundamentalmente de esto, se asocia a la mujer tradicionalmente con un rol reproductivo, que la mujer fue rompiendo a medida que se fue integrando en el mundo del trabajo, por tanto, ya se la vinculaba también en lo productivo y lo reproductivo.
Pero, por otra parte, por el reloj biológico que parece que tuviera que ir de la mano con el ciclo vital, la mujer solamente es teniendo como contexto ese ciclo biológico que cambia la toma de decisiones.
¿Las redes sociales tienden a beneficiar o perjudicar esta visión de la soltería?
Las redes sociales ni benefician ni perjudican el concepto de la soltería, lo que pasa es que, digamos que las redes sociales… no tanto las redes sociales, incluso podríamos decir que las redes sociales o las aplicaciones afectivo-sexuales, de las que tenemos algunas como Grinder, Tinder, Lobo, Loba… estas aplicaciones afectivo-sexuales y las redes sociales nos hacen sabedores de que tenemos opciones de llegar a muchas más personas de las que llegaríamos en el plano analógico.
El hecho de poder llegar a muchas más personas nos puede llevar a tener la percepción de que me puedo estar perdiendo opciones fuera y, por tanto, ¿qué necesidad tengo yo de verme dentro de una relación, encorsetado en una relación, si, realmente, puede que lo mejor esté fuera?
Dentro del grupo Conocimiento e Investigación sobre Problemáticas Sociales hicimos dos investigaciones, parte una, parte dos, Enrrollados, centrada en la generación X y en los millenials y sí que nos dimos cuenta de que el primer acceso que hacen estos individuos en las aplicaciones afectivo-sexuales genera en ellos una sensación de empoderamiento.
De tener una interacción, dos interacciones o ninguna interacción en el mundo analógico, en su cotidianidad, puedes abrir su perfil y tener interacciones 10, 15, 20… de potenciales personas que me pueden gustar y con las que puedo tener una cita.
Es cierto que cuando llevan mucho tiempo encadenando estas relaciones afectivo-sexuales que han obtenido a través de estas aplicaciones, pues la sensación que hay en un porcentaje muy elevado es de vacío, porque tengo la sensación de que esto no me aportó.
Pero hasta que llego a ese descubrimiento del vacío y la sensación de que busco algo más, sí que podemos decir que el individuo opta a más posibilidades en lo que el terreno permite en la expresión del ligue, con lo que no es que las redes hayan favorecido la soltería, pero sí que han permitido que esa rotura paradigmática de lo que identificamos como lo que debería ser una relación afectivo-sexual sentimental pues se vaya transformando en otras cosas: las relaciones más híbridas, lo que podríamos llamar relaciones abiertas…alejadas, fundamentalmente, independientemente del nombre que tengan, de las relaciones convencionales.
¿A nivel económico, es realmente determinante estar soltero?
Hoy, a no ser que la persona tenga una actividad profesional muy relevante que le repercuta altos ingresos económicos, sin ninguna duda, la precariedad laboral e incluso lo que podríamos denominar altos niveles de precariedad vital… a una persona soltera le cuesta muchísimo más tener una vida independiente, en una casa independiente que a un individuo que está en pareja.
Si bien es cierto que el pensamiento puede ser, entre aquellos que deciden tener una vida independiente, es que yo así estoy mejor porque yo tengo mis manías, porque yo puedo disponer de mi dinero libremente, cosa que es cierta que quizá estando en pareja y más si vinculamos hijos, pues nos enfrentamos a un tipo de gasto diferente, que en el caso de tener disponibilidad hacia el consumo, por ejemplo. En el caso de ser soltero se destinaría a otros usos que en el caso de tener pareja.
Hay una percepción que en ocasiones puede ser errónea de que el hecho de ser pareja es algo limitativo respecto a ser soltero y esto no tendría por qué ser así. Lo que limitan son las personas, es decir, las parejas que yo elijo.
Podría ser que con otra persona esas limitaciones que yo identifico con la persona actual o pasada pues no serían esas. Las limitaciones no están en el modelo de pareja sino en las personas que forman o, mejor dicho, las que limitan son las personas que forman la pareja.
¿Podemos afirmar que vivimos en un mundo hecho para parejas?
No diría tanto que la sociedad está hecha para parejas, pero lo que es cierto es que ese rol productivo, reproductivo al que me he referido en otras ocasiones tiene una finalidad: que no se extinga la especie humana.
Entonces, sobre ese modelo, eso se transfiere hacia los procesos de socialización hacia que el fin último del individuo es: nace, crece, se reproduce y muere, como si fuese cualquier otro animal y, a partir de ahí, la sociedad, de alguna manera, no es que esté hecha para parejas, sino que se anima a los individuos a que entren en esa fase de unión para la procreación.
Lo que pasa es que quizá esa forma que tenemos de asumir la procreación en pareja va transformándose y cambiándose hacia nuevos modelos de familia o nuevas formas de relación sentimentales que pueden tener igual de cabida en la sociedad, pero que tenemos que asumir como una ruptura paradigmática.
Sí que es importante decir que dentro de este perfil de la soltería tendríamos individuos que sí que han decidido de forma autónoma estar en ese estadio, otros, por el contrario, se ven obligados a estarlo, pero el crear un día, el ‘Singles Day’, hace que el mercado construya una identidad sobre el soltero que hace que tanto los que se ven obligados como los que quieran estar se sientan orgullosos de esa etiqueta y favorezcan procesos de consumo.
Si la sociedad no deja un espacio claro, identitario, al soltero, ya se encarga el mercado de construir ese espacio con el fin de movilizar y favorecer el consumo.