¿Alguna vez te has dejado una tarea importante para el último momento y has pensado que por qué has desperdiciado tu tiempo contestando whatsapps o respondiendo emails? Pues bien, no se trata de vaguería, sino de procrastinación: dejar las cosas para mañana en lugar de hacerlas hoy.
La procrastinación "el arte de postergar", como algunos la llaman, es el hábito de retrasar nuestras tareas pendientes, sustituyéndolas por cosas más irrelevantes. Se trata de una forma de evitar aquellas cosas que generan estrés o ansiedad y, según algunos estudios, cerca del 20% de los adultos estadounidenses son procrastinadores crónicos.
Procrastinar de manera habitual puede acabar teniendo un impacto negativo en el trabajo y los resultados académicos, pero también en la salud, ya que, al retrasar nuestras tareas, acabamos teniendo menos tiempo para completarlas, aumentando así el estrés. Pero ¿hay alguna forma de evitarlo?
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Tipos de procrastinador
Antes de pensar cómo superar este mal hábito, debes saber qué tipo de procrastinadora eres e identificar las causas por las que vas dejando de lado tus tareas. En este sentido, no todos los expertos hacen las mismas diferencias, pero la mayoría de los psicólogos que han estudiado este fenómeno hablan de cinco tipos principales:
El primero sería el perfeccionista. Al tener unas expectativas tan altas sobre la calidad de su trabajo e intentar hacerlo todo perfecto -algo que es imposible- empieza a pensar en todos los detalles y a abrumarse, por lo que lo sustituye por cosas más sencillas.
La soñadora sería una persona que se deja llevar por la procrastinación cuando sus tareas son tediosas y poco inspiradoras. Después estaría la ignorante, esa a la que el trabajo que debe cumplir simplemente le parece irrelevante, aburrido o innecesario.
En cuarto lugar, estaría la excesiva, aquella persona que no es capaz de priorizar y se ve abrumada por todas las tareas pendientes sin centrarse en una específica. Y por último, el tipo más peligroso: el creador de crisis. Esta es la típica persona que piensa que trabaja mejor bajo presión, por lo que, deliberadamente, antepone otras tareas a la realmente importante.
Las rutinas
Una vez identifiques a qué se debe que procrastines día sí y día también, puedes analizar cómo solucionarlo. Para ayudarte en esa tarea, la plataforma Virtue Map, que está formada por psicólogos y coaches expertos en desarrollo personal, ha creado tres rutinas que cada persona puede adaptar en su día a día.
- Estilo organizador (rutina dirigida a las perfeccionistas): planifica tu día hora por hora (siendo realista en lo relativo a tu productividad) y empieza trabajando con la máxima concentración posible durante dos horas -puedes hacer algún pequeño descanso entre medias, ya que nuestro cerebro no es capaz de estar tanto tiempo concentrado-. Después haz un descanso un poco más largo y aprovecha para moverte y estirar las piernas. Finalmente, dedica tiempo a tareas menos urgentes. De esta forma, habrás hecho gran parte del trabajo urgente y tu cerebro ya estará más tranquilo antes de continuar.
- Estilo priorizador (dirigido a las personas 'excesivas'): como hemos comentado, el problema de las procrastinadoras excesivas es que no priorizan, por lo que esta rutina es perfecta para ellas. Deben dedicar tiempo al inicio del día en hacer una lista de tareas (ordenadas por prioridad) y organizar su calendario. Después, deben comenzar, yendo una por una, con las más complicadas y dejar las más simples para el final.
- Estilo visualizador (dirigido a las soñadoras e 'ignorantes'): en esta ocasión, la clave es elegir una prioridad (la más importante, claro) y centrarse en esa utilizando la técnica pomodoro -trabajo durante 25 minutos, descanso de 5 minutos y una pausa más larga cada 4 pomodoros-. Una vez haya terminado la tarea clave, puede pasar a otras más ligeras.
Además de seguir estas rutinas, los expertos también recomiendan eliminar las principales distracciones a la hora de trabajar y premiarse una vez vas terminando las tareas para mantenerse motivada. En el caso de las tareas importantes, pero largas, de esas que te pueden llevar todo un día, puedes poner objetivos concretos que ir cumpliendo para sentir que realmente estás avanzando en ella, aunque todavía no la hayas terminado.
Ahora, toca organizarse y enfrentarse a esas tareas que intentabas evitar. ¿Qué rutina vas a seguir para dejar atrás la procrastinación de una vez por todas?