Frente a los innumerables trabajos que recogen e historian la singular casa real británica y biografían extensamente a todos sus numerosos miembros, se hace necesario reclamar y devolver a la luz a muchos personajes, aún muy desconocidos, de la casa real de España.
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"Y en particular de la baqueteada dinastía de Borbón, que abunda en caracteres fuertes, notables, curiosos y protagonistas de biografías fascinantes", asegura Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, autor, junto a Jonatan Iglesias Sancho, del libro Las cuñadas de Isabel II, las infantas más raras que ha dado España (Ediciones Insólitas).
Una importante laguna que, en las últimas décadas, ha venido, poco a poco, corrigiéndose con toda una profusión de trabajos, de calidades distintas, que han ido recuperando para nuestra historia colectiva las vidas de muchos infantes e infantas de España, y en particular de mujeres largamente olvidadas.
Ahí están las infantas Isabel, Paz y Eulalia, hijas de Isabel II, las infantas María de las Mercedes y María Teresa, hijas de Alfonso XII, o las infantas Beatriz y María Cristina, hijas de Alfonso XIII. Todo un movimiento de puesta en valor de una historia muy rica, al que ahora se suma el trabajo de estos dos historiadores e investigadores.
Jonatan Iglesias Sancho y Ricardo Mateos Sáinz de Medrano nos proponen una mirada profunda y atenta a "las variopintas y coloristas vidas de cinco princesas españolas del siglo XIX que, hasta ahora, han permanecido olvidadas y en el mayor descuido", como afirma Ricardo Mateos.
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Cinco mujeres de carácter, y muy distintas entre sí, que, además de haber sido infantas de España por derecho propio, fueron primas hermanas de la reina Isabel II y sus propias cuñadas en tanto que hermanas del, "también históricamente opacado", rey consorte don Francisco de Asís, según precisa Mateos.
Las cinco hijas del infante Francisco de Paula (el niño tierno del cuadro La familia de Carlos IV, de Goya), tenido por liberal, y hasta por masón, y de su esposa, la sanguínea y temperamental princesa Luisa Carlota de las Dos Sicilias.
"Era una dama 'de armas tomar' que, haciendo gala de una gran campechanía avant la lettre, quiso influir en política, facilitó el tránsito del Antiguo Régimen al régimen liberal, y lucho de forma denodada por conseguir el gran fin último de su vida: hacer de su hijo Francisco de Asís ('Paquito') el rey consorte de España, casándolo con su prima hermana la reina niña Isabel II", asegura el investigador y coautor del libro.
Cinco mujeres cuyas vidas recorren todo el convulso siglo XIX español y cuyas biografías, tan diversas unas de otras, ponen de manifiesto la creciente voluntad de las princesas de aquellos años, sujetas a los fuertes mandatos de la moral burguesa imperante, de suscribir en grados, o incluso romper, las fuertes constricciones de sus roles sociales.
Mujeres cuyas vidas se insertan en un entorno regido por las rígidas convenciones sociales y morales de su época, "que hacían de las princesas meros peones mudos en el siempre complejo mercado matrimonial europeo", añade Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, con quien hemos hablado.
La mayor, Isabel Fernandina, protagonista de un folletín decimonónico al llevar a cabo, a cualquier costo, su empeño de casarse con su enamorado, el guapo y aventurero, pero arruinado, conde polaco Ignacio Gurowski, con quien huyó de París, disfrazados ambos de sirvientes, para emprender una existencia difícil y llena de vaivenes encarando el exilio, la marginación y el ostracismo.
Una vida de altibajos que se desarrolla entre España, Bélgica, Francia y Portugal, para terminar sus días en un hotel de segunda, en el París de fines de siglo. "Una vida de lucha, generosidad y ruina, sin importar las convenciones, y un personaje a caballo entre los palacios, los lujos (cuando eran posibles) y la bohemia", nos cuenta Ricardo Mateos.
La segunda, Luisa Teresa, amante de la moda y de las tiendas del París, "era una mujer fuertemente orgullosa de su rango de infanta y de su pertenencia a la crema más fina de la Europa del momento, pero completamente desconocedora del valor del dinero".
Una infanta, contenta con su rango de princesa, que supo gozar de los privilegios de clase, que encontró marido en el guapo duque de Sessa, cabeza por entonces de una de las más ricas, más nobles y más antiguas casas ducales españolas, "y a cuya ruina final contribuyó por no poder resistirse al gran tren de vida que consideró que era el propio de una infanta de España y una princesa real", añade el coautor.
Una vida que transcurre entre España, Suiza y Francia, en el epicentro de la gran sociedad internacional que mantenía una fuerte endogamia de clase y que frecuentaba París, Biarritz y los más exclusivos lugares de moda.
La tercera, la liberal y batalladora Pepita, cuyo matrimonio "fue muy conflictivo pues eligió por esposo a un cubano afín a los nuevos tiempos de cambio y revolución. Un gran liberal con pretensiones de político, periodista, escritor y hasta poeta, con el que protagonizó una boda digna de una novela romántica", repasa Ricardo Mateos.
Pepita y su enamorado, José Güell, arrostraron exilios, se pusieron a la cabeza de la revolución de 1854 en Valladolid, cruzaron clandestinamente los Pirineos para conseguir que su primogénito naciese en tierras navarras, y fueron testigos de excepción de aquella corte de los milagros que fue el parisino palacio de Castilla, residencia francesa de la reina Isabel tras la caída de la monarquía en 1868.
A la cuarta, Cristina, le tocó la fatalidad de padecer "un grado incierto de limitación intelectual y, con resignación, aguantó toda la vida el remoquete popular de 'la infanta boba' que la persiguió siempre", cuenta el historiador.
Una princesa que burló a su destino de soltera impenitente, al casarse con su primo y tío, el rico pero poco atractivo infante don Sebastián Gabriel que fue, "probablemente, el hombre más culto y más refinado de la familia real española en todo el siglo XIX", según Mateos.
Un príncipe apasionado por el arte, la ciencia y la fotografía, y siempre fiel a la dinastía, con quien conformó un matrimonio cimentado en el amor y en el respeto. "Una pareja muy bien avenida, pero con una compleja progenie salpicada de escándalos de toda suerte", asegura Ricardo Mateos.
Y a la quinta, Amalia, le cupo la fortuna, ya no esperada en la familia, de casarse siguiendo la más clásica ortodoxia, con un príncipe teutón que la devolvió al epicentro de la realeza europea, el príncipe Adalberto de Baviera.
"Era hijo de aquel rey Luis I que sentía pasión por las viejas culturas mediterráneas de la antigüedad clásica, que se empecinó en casarse con una infanta española poniendo en cuestión, con ello, sus derechos sucesorios al trono de Grecia", añade el historiador.
Una infanta que llevó a la corte bávara las anheladas flores de lis de los Borbones de España, cuya vida transcurre entre el entorno más regio de la realeza del momento, en el marco de los palacios barrocos de Múnich y en pleno reinado del rey loco Luis II.
"Una princesa de corte clásico, pero cuya vida social periclitó a causa de ciertos padecimientos de naturaleza psicológica que la sacaron de las crónicas", declara Mateos.
Cinco vidas a la que se une una sexta, la de su medio hermano, "el efímero duque de San Ricardo, un niño bueno, físicamente frágil y diabético, fruto de los amores y del segundo matrimonio del viejo infante don Francisco de Paula con la cantante y actriz Teresa Arredondo", desvela el historiador.
Singulares, con carácter, hijas de la compleja y revuelta España del siglo XIX, y muy distintas entre sí, las cinco cuñadas de la reina Isabel II, hermanas del rey consorte don Francisco de Asís, han sido hasta ahora, según el coautor del libro "las grandes desconocidas de la historiografía de la Casa Real de España".
Un olvido que Jonatan Iglesias Sancho y Ricardo Mateos Sainz de Medrano buscan reparar con este libro, al descubrirnos, en base a una ardua investigación, las interesantes vidas de estas mujeres. Biografías curiosas que rescatan con enorme precisión, y que nos cuentan "salpimentadas con un generoso anecdotario que recorre toda la obra", añade Ricardo Mateos Sáinz de Medrano.
No es esta su primera incursión liteararia, pues es autor en solitario de Los desconocidos infantes de España (1996), La familia de la reina Sofía (2004), Nobleza Obliga (2006), Los infantes de Andalucía (2007) y La reina María Cristina (2008), entre otros, en los que ha investigado durante años la genealogía, la historia y la biografía de las casas reales "y de las élites de poder en Europa".
Jonatan Iglesias Sancho es autor del libro Alfonso XII, cartas de un rey adolescente (2019), donde transcribió y anotó las cartas que el rey y su secretario escribían a la reina Isabel II mientras el joven estudiaba en el Theresianum de Viena y en la academia de Sandhurst, así como de ¡Salvad al Zar! (2021), un estudio sobre la visión de las dos revoluciones rusas desde la óptica de los representantes españoles en Rusia y los intentos de Alfonso XIII por rescatar a Nicolás II y a su familia.
Vidas que merece la pena rescatar de los recovecos de la casa de Borbón de España, y que cubren "el gran y traumático tránsito de la familia real española desde los viejos tiempos de los últimos coletazos del Antiguo Régimen, hasta los vistosos años de la extravagante belle époque", añade Ricardo Mateos.
Tiempos de exilios y de revoluciones, de los que estas mujeres fueron testigos de excepción, que transformaron a la realeza europea a lo largo del siglo XIX y las que estos investigadores dan voz, siglos después, cuando la muerte y el funeral de estado de la reina Isabel II del Reino Unido han vuelto a traer a la actualidad a las monarquías europeas.