Nació en Bogotá (Colombia), vivió un tiempo en Estados Unidos, durante la universidad. Luego regresó a Colombia y después vivió en Costa Rica y en Sao Paulo (Brasil) y hoy vive en Santiago de Chile. Es "madre de dos hijas y abuela de dos nietos preciosos, que se llaman Sara y Daniel".
[Yo también soy B Corp: las mejores empresas del mundo tienen un plan B]
Hablamos con ella de sostenibilidad y de la edad, "los dos temas que me parece van a marcar el futuro: uno, el mundo de las empresas regeneradoras y otro, el de un estilo nuevo de vida, que es un estilo que cambia de profesión varias veces en la vida y que reconoce que hoy día la edad, más bien, puede ser un motivo de libertad y de alegría".
Pregunta: Pues permítame que le diga que en España no ocurre lo mismo: hay un drama con el acceso al mundo laboral del talento senior.
Respuesta: Sí, me pareció que era un tema para comentar porque mi caso no es común. Justamente por eso yo creo que hay que cambiar la mentalidad, porque hoy día, a los 40 años, en las empresas te empiezan a decir que ya estás vieja y que 'chao' y que ve buscando a ver qué vas a hacer.
Por eso, primero, es importante plantear el tema y decir a quien esté en esa situación: ve pensando que tienes un montón de oportunidades y que puedes tener tres profesiones distintas en tu vida. Te puedes volver, como yo, emprendedora a los 51 años y qué felicidad, qué mundo de gente joven de todas las edades, de creatividad. Maravilloso. ¡Puedes empezar una nueva carrera!
Es fundadora de Sistema B, la organización sin ánimo de lucro que vela por el llamado Movimiento B en América Latina para lograr que gobiernos, sociedad civil, ciudadanos y empresas B construyan una nueva economía: esa en la que el éxito y los beneficios trabajan por construir una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta.
¿Qué diferencia hay entre Sistema B y el B Corp que conocemos aquí en España?
Es lo mismo. Todos somos las empresas B. Hace unos diez u once años, cuatro amigos tuvimos la idea de traer el movimiento B a América Latina. Somos cuatro amigos: Pedro Tarak, argentino; Gonzalo Muñoz y Juan Pablo Larena, que son chilenos, y yo, María Emilia, que soy colombiana.
De edades diferentes, de orígenes laborales distintos, con historias de vida diferentes, momentos de vida distintos. Y los cuatro coincidimos en querer crear un movimiento que invite a las personas, a todos, en el papel que sea, ya sea como un ciudadano común y corriente, como empresario, como inversionista, como trabajador, capaces de ser agentes de cambio para construir el mundo en que queremos vivir.
¿Usted cree que la preocupación por el medio ambiente de muchas empresas es real y no es un bla bla bla? Porque muchas empresas se describen como sostenibles, pero luego es todo fachada, como dicen ahora los jóvenes, todo postureo.
Exacto. Los jóvenes no quieren postureo, quieren empresas que de verdad están teniendo un impacto positivo en el mundo. Porque ya tenemos problemas globales, ya pasamos, y estamos pasando la pandemia, pero la crisis climática la tenemos aquí encima. Entonces uno no se puede pasar la vida haciendo como que no pasa nada.
¿Cómo surge la idea de crear Sistema B?
Pues fíjate que me retiré después de 25 años de estar en el mundo corporativo. Yo creo que tuve como una crisis de adolescencia tardía: ese momento en que dices: "¿que estoy haciendo con mi vida?, quiero hacer algo que tenga impacto, quiero ver impacto en América Latina y en Iberoamérica en general". Y el tema de las empresas B me parece que es un camino muy atractivo, porque son empresas que precisamente enfrentan la crisis de desconfianza que mencionabas, a través de la acción concreta.
Y usted está aquí por la Universidad Camilo José Cela (UCJC), ¿podría explicarnos en detalle cuál es su misión?
Yo soy parte del Consejo Asesor Internacional, donde estamos discutiendo este tema: ¿cuál debería ser el rol de las universidades hoy día? Porque la universidad en general se piensa hasta los 35 años (entre grados y posgrados) pero ¿qué pasa de los 35 a los 100? Así que en la universidad hemos conversado mucho sobre este tema, de que la vida hoy ya no es la vida de antes, ya no es la vida que a los 60 te retiras y a los 65 te morías.
La vida ha cambiado mucho desde la época de nuestros abuelos...
Sí, ya no es la vida de antes que te quedabas 40 años en un trabajo y luego te jubilabas. Ya no es eso: ahora hacemos cosas muy distintas durante la vida y no nos queremos jubilar ¡nunca!
Hoy vivimos hasta las 95 años, con una vida sana... Entonces la universidad está pensando cómo integrar estas personas como nosotros. Porque si a ti, a los 50, te da por estudiar de nuevo, igual no quieres hacer una carrera de ocho años, pero sí quieres estudiar algo que te permita una nueva participación profesional en el mercado.
Y que se instale en las empresas y en el mundo laboral esa idea de que se puede trabajar hasta la edad que quieras trabajar y que lo puedas hacer. Porque, fijate que por ejemplo, hay muchos subsidios laborales, en varios países del mundo, que se dan solo hasta los 65 años.
Toda esa gente a la que la pensión de jubilación no le alcanza para nada, que están sanos, que están perfectamente dispuestos a trabajar, no lo pueden hacer, porque la ley considera que las personas, a los 65, ya estamos para guardar dentro de un armario.
Y entonces creo que ese es un tema que las universidades además tienen que ofrecerte oportunidades para que hagas algo nuevo, para que emprendas, para que desarrolles nuevas habilidades. Y así ademas vamos a tener una mejor vejez.
A sus 64 años ha tenido varias vidas profesionales y ha hecho cosas muy distintas.
Hoy día, cada vez es más común que la gente, primero, tenga varias vidas profesionales, y en segundo lugar que, a mi edad, no se les ocurra ni por nada retirarse. Si me decien de retirarme yo pienso: "¿retirarme? si estoy en un momento increíble...".
Yo nunca en toda mi vida me había sentido más libre que en esta época de mi vida. Porque, mira, ya la responsabilidad de sacar la familia adelante, pagar universidades, pagar la hipoteca... todas esas cosas que tienes que hacer en tu vida, pues yo ya las hice. Y no tengo que demostrarle nada a nadie. Estoy en el momento de mayor libertad que he sentido en mi vida, así que ¡no puedo estar más contenta y llena de proyectos nuevos.
Y el mundo del emprendimiento me ha abierto a la maravillosa posibilidad, primero, de trabajar con gente de 20 años, de 30, de 40, qué importa la edad porque nos entusiasma a todos esta nueva forma de hacer empresa que son las empresas B.
Usted también ha dado clase en diferentes Universidades...
Sí, he dado clases en la Universidad de los Andes, en Colombia y en la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile. Pero, desde hace muchos años, tengo una preocupación respecto a la forma como enseñamos a hacer empresa. Yo no soy académica, yo soy emprendedora, pero me preocupa que muchas universidades enseñan a los jóvenes hoy a hacer empresa como se les enseñaba a sus abuelos hace 50 años.
Entonces participo en el mundo académico principalmente porque quiero promover la idea de que se pueden hacer empresas distintas, como las empresas B, las empresas regeneradoras de vida, que es lo que hoy día le interesa a los jóvenes, que ya no quieren repetir lo que hicieron sus abuelos, sino que quieren trabajar en un mundo de empresas con propósito...
¿Podría ponernos un ejemplo de dichas empresas?
Por ejemplo, una empresa colombiana que se llama Ecohome, que vende productos de limpieza para el hogar y limpiadores para el suelo, detergentes, productos para el jardín... No solamente son bío, como ya estamos acostumbrados, afortunadamente cada vez más, a productos biológicamente mejores sino que además son regeneradores. Esto quiere decir que Ecohome usa los principios activos de plantas, digamos propias del lugar donde trabaja, que en este caso es Colombia y que además, cuando tú plantas estas especies, estas especies se llaman pioneras, van recuperando o creando un entorno para que el ecosistema degradado se recupere.
Entonces, a medida que vas plantando estas estas especies, como el sapindus y otras, el ecosistema degradado del tropical se va regenerando. De tal manera que estas son empresas, a medida que crecen en el mercado con sus productos, acompañan la regeneración de los ecosistemas, porque ya en el mundo estamos con una urgencia de solucionar los problemas ambientales.
La crisis climática la tenemos encima. Ya no es suficiente que hagamos menos daño. Hay que regenerar lo que se daña. Entonces, estas empresas regeneradoras aprovechan el mercado para acompañar algo que el mundo necesita y es que los ecosistemas vuelvan a tener vida, porque esas soluciones basadas en la naturaleza son la mejor forma de prevenir el cambio climático.
A mi edad, a mis 64 años, soy socia de esta empresa regeneradora de vida. Con una gerente que tiene 30 años. Una mujer tan maravillosa, tan capaz, tan inteligente... Y hay socios que tienen 50 años, 80 años y una enorme libertad para crear.
No había oído nunca hablar del sapindus...
El nombre latino es saponaria y su nombre vulgar es jaboncillo. Es una planta que tiene propiedades como jabón y que han usado las culturas ancestrales toda la vida. No es una limpieza química, es bio pero, además, es regenerativo.
Alguna vez has sentido ese famoso techo de cristal a lo largo de esos 25 años de carrera profesional?
Por Dios que sí. Cuando tú hablas con mujeres profesionales de mi edad, vas a encontrar que todas contamos que éramos la única mujer en un grupo de hombres. La única mujer en el directorio, la única mujer en la empresa, la primera mujer ejecutiva...
Pero yo sentía que mi generación estaba abriendo la puerta para las siguientes generaciones. Y resulta que mis hijas, que tienen hoy 30 años, la pasan igual de difícil, la tienen igual de difícil. Y tenemos esa frase que no sé cómo se dirá en español que es el mansplaining: y estas chicas tan preparadas con doctorados y muy capacitadas se enfrentan a esa situación de un hombre en una reunión explicándoles las cosas más básicas.
Entonces, claro que he sentido el techo de cristal y lo que más me impresiona es que estas jóvenes tan preparadas, tan capaces, tan valientes, hoy lo siguen sintiendo. Entonces me gusta hablar de eso, cosa que yo nunca hacía antes, porque yo creo que es una invitación, no es una pelea, es una invitación a los hombres a darse cuenta de que el mundo no son solamente ellos, sino que el mundo es diverso y que está muy bien que haya mujeres, personas mayores, personas menores, de diferentes razas, religiones. Porque como nos enseña la naturaleza, la fuerza está en la diversidad, en la diferencia.
¿Cómo nos lo enseña la naturaleza?
Cuando tú tienes un ecosistema que tiene una sola especie, es el ecosistema más frágil de todos, porque cualquier ataque lo acaba. En la naturaleza la fuerza viene de esa mezcla de la diferencia.
Y yo creo que ese es el gran desafío democrático que tenemos en el mundo hoy: aprender a convivir en sociedad con aquellas personas que piensan diferente a nosotros y que no necesariamente tenemos que estar de acuerdo con ellos. Pero no tenemos que acudir a la violencia por la diferencia, sino que justamente tenemos que aprender a colaborar, no a competir.
¿Le parece que la mujer emprende más proyectos sostenibles? ¿Existe algún estudio por el que las mujeres que se deciden a emprender emprenden empresas con mayor preocupación por la sostenibilidad que los hombres?
Sí, tenemos datos en América Latina muy interesantes porque tenemos empresas B dedicadas a acompañar el emprendimiento femenino como Mujeres del Pacífico. Que ha acompañado más de 50.000 mujeres en varios países de la región.
Y hablando también con autoridades públicas que acompañan el emprendimiento, encuentran que en general las mujeres emprendemos más con la idea de beneficiar a la familia en primer lugar pero también con un sentido de propósito de traer bienestar alrededor en la comunidad. Ahora, cada vez más hombres también, por supuesto, pero si es más digamos común encontrarlo en mujeres.
¿Qué tiene que tener una empresa para que los fondos que buscan empresas B quieran invertir en ellas?
Lo primero que cualquier empresa del planeta tiene que tener es una buena propuesta de negocios. Porque aquí el gran desafío es que el mercado nos permite tener un alcance extraordinario en nuestras soluciones de impacto positivo.
Pero solo lo logramos si conseguimos tener una propuesta que sea financieramente viable. Lo primero, pues, una buena propuesta de negocios que aproveche las oportunidades de mercadeo.
Lo segundo es tener claro lo que quieres lograr como impacto positivo. Si quieres trabajar el tema del cambio climático, de la inclusión, de la diversidad, de los temas que tienen que ver con, por ejemplo, fortalecer la capacidad de las personas discriminadas. En fin, sea cual sea el impacto que quieras tener, lo tienes que tener claro.
Y en tercer lugar, lo que cualquier inversionista busca es un equipo de personas con la capacidad de lograr los resultados que promete.
He visto que ha sido fellow en Harvard. Pero me gustaría que explicara a nuestros lectores qué significa eso. Y que es la Leadership Initiative que tiene la Universidad.
Justamente, Harvard creó hace más de diez años el primer programa para personas que tienen más de 25 años de experiencia profesional. Se llama el Programa de Liderazgo Avanzado. Entonces te invitan a ser fellow, que quiere decir que es una persona que no tienes que ser profesor ni tener una actividad académica, sino que tienes libertad para escoger entre todos los cursos de Harvard y del MIT.
Durante un año, puedes estudiar lo que te interese. Y es un proceso que además te permite participar en la universidad con mentorías, con presentaciones, recibir innumerables clases y charlas y además repensar tu vida hacia adelante. Es para es momento en que, en general, después de 25 o 30 años de trabajar, tú dices: "A ver, y ahora ¿qué quiero hacer?".
He visto que es usted jurado del premio Global Rolex. ¿Qué busca el premio en los perfiles que valorar como jurado?
Ese premio es muy interesante porque lo que Rolex busca son personas que, en diferentes campos, sea la arquitectura, la exploración biológica, las empresas..., sean personas innovadoras que están abriendo camino, que están abriendo nuevas maneras de entender lo que hacen y que tienen una proyección de tener un impacto a nivel global.
Fíjate que Rolex tiene una cosa que a mí me fascina y es que es una empresa que tiene más de 100 años y en la que trabajan con una visión de largo plazo y es increíble. Por ejemplo, sus relojes los hacen prácticamente a mano todavía. Porque reconocen el valor de la artesanía, del artesano, del trabajo tradicional y tienen una mirada a largo plazo. Un Rolex es algo que tú compras para que dure.
Hablando de relojes, no me resisto a preguntarle por las empresas de moda, porque es el segundo sector más contaminante del planeta.
Tenemos que repensar todos los sectores; en el campo de la arquitectura de la empresa, de lo que es la gestión, el liderazgo sostenible... sí se está repensando pero, quizás, el mundo de la moda es el que va más despacio en ese repensamiento.
En el mundo de la moda, que como bien dices, hemos ido viendo que tiene un impacto, digamos, agregado muy importante a nivel global, ya hay muchas marcas de moda rápida que están empezando a desarrollar lo que llaman moda para durar, moda durable. Y yo creo que hay un papel muy importante para los consumidores, como te decía. El cambio no sucede solamente porque se abra el cielo y aparezca una voz que nos indica que cambió el mundo, sino que el cambio es el resultado de la suma de miles de decisiones que tomamos las personas.
Entonces, cuando cada uno de nosotros decide comprar de una forma distinta, está pasando un mensaje muy claro a las empresas: quiero comprar otra cosa que lo que usted me está vendiendo. Entonces quiero comprar de otra forma. Quiero comprar con otro impacto. Las empresas están haciendo su parte. Están empezando lentamente a tomar su parte. Pero importantísima la participación nuestra.
Y tienes empresas como Patagonia, por ejemplo. Ha hecho todo un lujo de lo esencial, del hecho de que hoy en día es un lujo tener una chaqueta que te dura 20 años porque, de verdad, ¿cuántas chaquetas necesita una persona?
Creo que nos hacen falta más empresas B y más gente como usted.
Creo que es importante que hablemos de estos temas en las entrevistas para que, ojalá, dejemos a las personas entusiasmadas y con esperanza, porque hay personas de 40, 45 que me buscan y me dicen "no sé qué hacer porque me despidieron de la empresa, mi profesión ya no sirve". Y les quedan 40 o 50 años de vida y se van a quedar en la calle, qué horror.
Y uno lee los periódicos y no te quieres levantar de la cama porque qué presión todo lo que está sucediendo... Entonces ojalá logremos entusiasmar a la gente y les demos visión de futuro, de posibilidad, que el mundo no se va a acabar. Es decir, justamente, ¡podemos hacer cosas para que el mundo no se acabe!