Alika Kinan (Córdoba, Argentina, 1976) nunca olvidará esas primeras palabras que la llevaron a sumergirse en el infierno en el que se convertiría su vida. “Sos muy linda. Podrías ganar mucha plata”. Acababa de cumplir 18 años y tenía que hacer frente al hambre y a la pobreza que habitaba en su casa después de que su padre hubiese malgastado el dinero de la familia en consumo de drogas y apuestas. El futuro para ella y para su hermana de 12 años era de todo menos prometedor.
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“Pasábamos hambre en casa, ni siquiera teníamos agua potable”, recuerda Alika en una entrevista con MagasIN. Así, esta argentina no podía declinar la propuesta que la llevaría a convertirse en una víctima más de la prostitución y la trata de personas. “No hice demasiadas preguntas. En casa la situación era desesperada”, comenta. A los tres días le enviaron un pasaje de avión para trasladarse a otra ciudad, donde quedaría encerrada en un prostíbulo.
A pesar del tiempo, aún recuerda el olor a látex de los preservativos de la decena de clientes que pagaban por abusar de ella cada día. El constante consumo de alcohol y drogas fue su única forma de atravesar esas cuatro paredes. “Poco a poco fui tomando conciencia de que lo que hacían esos hombres era pagarnos por cubrir una violación sexual. Las faltas de respeto, vejaciones, las prácticas denigrantes a las que nos sometían cuando eyaculaban, esa dominación hacia nosotras… nunca las podré borrar de mi mente”, cuenta.
Un día, Alika conoció a un cliente del que se enamoró y que terminaría siendo el padre de sus tres primeras hijas. Juntos volaron a España para iniciar una nueva vida. Sin embargo, dichas promesas no fueron reales y Alika, obligada por su pareja, acabaría de nuevo en varios prostíbulos de Barcelona. “Era violento, comenzó a pegarle a las niñas, no tuve otra opción que salir huyendo de allí”. Así, regresaría a Argentina con sus tres hijas, a quienes tendría que buscar un techo mientras ella, arrastrada por la desesperación, volvía a los burdeles.
Su infierno acabaría el 9 de octubre de 2012, día en el que la policía entró en el prostíbulo para liberarla a ella y a sus compañeras. “Pensé que nos iban a encarcelar a nosotras también”, explica. Una vez en libertad, iniciaría acciones legales contra su proxeneta, quien sería condenado a siete años de prisión.
Alika se convertiría así en la primera víctima que consiguió condenar a su tratante y también al Estado por la explotación y tortura a la que durante 16 años fue sometida. Hoy, es directora de la Fundación Alika Kinan contra el proxenetismo, una organización con la que ayuda a otras muchas víctimas de la trata y la prostitución.
Gracias a esa condena hacia tu proxeneta y al Estado, marcaste un precedente y comenzaste a cambiar el destino de las víctimas de la prostitución y la trata en Argentina.
En Argentina dejamos sentados todos los pasos a seguir sobre futuras acciones legales contra los proxenetas y también contra el Estado. Sin embargo, es muy difícil el acceso a la justicia para las víctimas del delito de trata. Son muy pocos casos todavía de víctimas que deciden denunciar. En Argentina llevamos casi 17.000 rescates y las condenas son muy pocas.
La realidad es que la víctima tiene miedo de denunciar, porque o te matan o te tienen coaccionada para que no lo hagas. Además, están solas porque normalmente hasta su entorno familiar las culpabiliza de su propia explotación. La prostitución es para la mayoría de ellas la única salida con la que seguir manteniendo económicamente a sus familias.
Y las que lo consiguen, como es tu caso, ¿qué secuelas te quedan después de haber sido víctima de la prostitución?
El proceso es bastante complejo, no es igual para todas las víctimas, hay tránsitos completamente diferentes y dependen de muchos factores. Pero lo más importante es el acompañamiento y la ayuda que reciba desde la sociedad civil o desde el Estado.
También hay que ver el grado de trauma que padece esa víctima, lo cual complejiza más su recuperación mental y física. Al haber sido violada cuesta mucho recuperar el deseo sexual y el placer, muchas no vuelven a tener una vida sexual activa… y esto son cosas de las que no se habla habitualmente. La salud sexual de las putas poco nos preocupa.
Por otro lado, hay un derecho fundamental que ha sido vulnerado y que por supuesto genera un daño psicológico que les dificulta socializar y vincularse con otras personas. Asimismo, muchas mujeres no se adaptan a otros trabajos. Para una víctima de un delito de trata resulta realmente frustrante, no todas las víctimas están en condiciones de ser revinculadas socialmente y laboralmente...
"Quienes consumen prostitución son miembros de nuestra sociedad, desde altos cargos hasta personas de todo tipo de estatus sociales"
Y siempre tendrán que convivir con ese estigma social por haber sido prostitutas...
El estigma social es algo que pesa sobre la víctima y que supone un hándicap a la hora de revincularla, sobre todo a nivel laboral: ¿Cómo van a contratar a una mujer que ha sido prostituida en el pasado? ¿Cómo van a contratar a una mujer que tiene tantos traumas? ¿Cómo van a contratar a una mujer que no tiene formación? No tiene formación porque ha vivido probablemente toda su vida en una situación de esclavitud sexual, porque ha sido prostituida durante años.
¿Qué parte de responsabilidad tiene la sociedad en todo esto?
Para que una mujer llegue a ser prostituida, más allá de la pobreza y de los factores que la empujan a la prostitución o a caer en manos de organizaciones criminales, el Estado está fallando al haber permitido eso, y por supuesto también hay una sociedad que es cómplice. Quienes consumen prostitución son miembros de nuestra sociedad, desde altos cargos hasta personas de todo tipo de estatus sociales. Es terrible que miembros de nuestra propia familia tengan normalizado el pago por sexo.
Comentas que las víctimas de la prostitución, en la mayoría de los casos, son arrastradas por la precariedad que sufren; sin embargo, vemos como una vez que entran siguen viviendo en la precariedad y eso les impide salir de la prostitución...
Totalmente, muchas veces cuando nos referimos a la trata de personas creemos que han sido secuestradas, y no analizamos toda la configuración de un delito tan complejo. Muchas entran en este mundo arrastradas por la precariedad y piensan: “Un año aquí y luego lo dejo”, y no es así porque acabas endeudada. El propio sistema te atrapa ya que la prostitución también va ligada al consumo de drogas, alcohol…
Además, nosotras sólo cobrábamos el 40% de lo que producíamos, y de ahí nos descontaban la vivienda y los productos de limpieza. Si se rompía un preservativo y te quedabas embarazada, tenías que pedir dinero para hacer un aborto, con lo que eso cuesta.
En ese contexto, las víctimas no pueden materializar sus deseos de tener una familia y de tener una vida digna, que es la aspiración central que tiene la víctima. El sistema prostitucional se sustenta en una espiral de violencia donde el sistema de deudas es central para mantener a las víctimas sujetas a ese sistema prostitucional. Es decir, la víctima asume deudas que no puede solventar y eso la mantiene atada permanentemente al sistema. No hay ninguna mujer rica si está siendo explotada sexualmente.
Sin embargo, muchos defienden que la mujer es libre de entrar en el mundo de la prostitución y que deciden sobre su propio cuerpo, ¿qué opinas de eso?
Esta es la concepción que tiene una sociedad absolutamente hipócrita, que no asume su responsabilidad respecto a la prostitución, entendiendo la prostitución como una forma brutal de violencia hacia las mujeres y niñas. Claramente tenemos una responsabilidad y ya es hora que empecemos a asumirla.
Es muy normal escuchar comentarios como: "A ella le gusta la vida fácil”, “son mujeres de mala vida”, “esa mujer eligió y está ahí porque quiere y nadie las obliga". Decir que ella es la responsable y culpabilizarla de su propia explotación bajo la forma de que ha sido una elección de la víctima, es una forma que tiene la sociedad de escudarse y no asumir su responsabilidad.
Debemos entender que hay mujeres que están oprimidas por la precariedad y por su propia experiencia vital y su entorno. Y es que el 82% de las mujeres víctimas de la prostitución sufrieron algún tipo de abuso sexual en su infancia, lo que implica que nuestro consentimiento está adulterado. Y que existan 50 mujeres en España o en el mundo que decidan libremente ejercer la prostitución no significa que cualquier mujer lo haga en esas condiciones.
Algunos dirigentes políticos, en el caso de España, hacen una distinción entre trata y prostitución. Ven en la trata una forma de esclavitud y en la prostitución la libertad de quien la ejerce...
La trata de personas es el método que se utiliza para sostener el sistema prostitucional. La prostitución es el fin y la trata de personas es la forma a la que se llega a ese fin. Pero en realidad, si lo analizamos como fenómeno social, entendemos que es un todo y no se puede diferenciar una cosa de la otra. No hay forma de disociarlo. ¿O acaso quienes pagan por sexo diferencian una y otra cosa? El que paga por sexo no le pregunta a la víctima si es víctima de trata o es una prostituta autónoma. Paga, consume y se va.
"España no puede seguir siendo el prostíbulo de Europa ni seguir siendo el caldo de cultivo en el que actúan las organizaciones criminales"
La propuesta de ley sobre la prostitución en España perseguirá a los proxenetas y a los dueños de los locales, quienes serán penalizados con multas económicas y penas de prisión. Pero, ¿qué pasará con las prostitutas si se erradica la prostitución?
Yo creo que estamos en la antesala del fin de la prostitución en España, o así debería ser. Proponer leyes antitrata donde se penalice a quienes pagan por sexo y se creen políticas criminales hacia los proxenetas y hacia los tratantes, son los primeros pasos que debe dar un país para combatir la trata de personas.
A partir de la creación de la ley, lo siguiente es crear las enmiendas que sean necesarias para garantizar el derecho a las mujeres que han estado en situación de prostitución y que necesitan una plataforma de dignidad para crear un proyecto de vida que realmente las mantenga alejadas de cualquier tipo de violencia.
Por ello, creo que es muy importante el apoyo de todos los colectivos de mujeres y el apoyo de toda la corriente feminista hacia esta ley que va a marcar un antes y un después en España, y también en toda Europa.
España no puede seguir siendo el prostíbulo de Europa ni seguir siendo el caldo de cultivo en el que actúan las organizaciones criminales, sobre todo después de que haya países europeos que ya son abolicionistas… Habrá que luchar para que desde cada Ayuntamiento y cada Comunidad Autónoma se creen todas las políticas públicas que acompañen a las víctimas una vez que se cierren los prostíbulos en España.