Carol Portabella, preside una las fundaciones más activas y preocupadas por el cambio climático y la degradación del medio ambiente. La Fundación, creada en 2006 por el Príncipe Alberto II de Mónaco, ha pasado de ser un proyecto personal del primer jefe del Estado monegasco, a ser una las instituciones que más acciones financian para la protección de nuestro planeta.
Las cifras hablan por sí solas. Más de 620 proyectos en los que se han invertido más de 84 millones de euros, alianzas con más de 170 organizaciones internacionales y el apoyo a 119 ONG en todo el mundo.
La presidenta de la rama española de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco desde 2016, recibió el encargo directamente de Alberto de Mónaco y vive a caballo entre Mónaco y Madrid. “No me resulta difícil porque la causa bien lo vale. Además, es un vuelo corto, y ya estaba acostumbrada porque tengo a mi familia allí. Voy y vengo continuamente”, asegura Portabella. Lo cierto es que su relación con el Príncipe Alberto viene de largo, porque sus familias se conocen desde hace muchos años.
“Mi abuelo fue presidente del Consejo del Príncipe y mi abuela fue Vicepresidenta de la Cruz Roja monegasca, en la época en la que Grace Kelly fue presidenta, de manera que siempre ha habido relación entre las dos familias”, confirma.
“Alberto II de Mónaco es una persona absolutamente concienciada con el medio ambiente y le viene de familia. Ya su abuelo fue el primer investigador de las corrientes del Norte de Europa, y el Príncipe creció con esta sensibilidad, muy implicado. Lo lleva en el ADN y es muy activista. Dedica mucho tiempo a ello, y no escatima esfuerzos” asegura la presidenta.
"Nuestra Fundación tiene una particularidad, y es que como nuestro presidente es Jefe de Estado, participa de los grandes encuentros internacionales a nivel de gobierno. Es un esfuerzo importante, pero nos da una visión general enorme", confirma Portabella.
Pregunta: Recientemente se ha presentado al nuevo Consejo asesor de FPA2E, ¿Cómo afronta esta nueva fase de la Fundación?
Respuesta: Con mucha fuerza, y muy comprometidos con nuestra misión, sobre todo, después de la pandemia, en la que hemos podido confirmar la relación directa entre la salud de las personas y la salud del planeta. Se ha puesto en evidencia como nuestras acciones tienen consecuencias en la salud del globo, y en nuestra propia salud.
Desde la Fundación pusimos algún proyecto en marcha durante la pandemia para comprobar, por ejemplo, la contaminación acústica en el mar, en concreto en el Mar Mediterráneo y pudimos extraer conclusiones muy interesantes acerca de cómo responde la Naturaleza. Vimos lo que pasó cuando se pararon todas las actividades mercantiles y el transporte marítimo, y los resultados son increíbles, evidenciando que todo lo que realizamos tiene consecuencia inmediata en el medio ambiente. Esto nos motiva mucho más, para realizar más iniciativas de forma más radical e inmediata.
Además, las negociaciones climáticas entre los gobiernos, son lentas, complicadas y a veces parecen imposibles. Desde el sector fundacional y la sociedad civil tenemos que tomar cartas en el asunto. No podemos esperar a que sean solamente los gobiernos los que emprendan acciones. Todos tenemos que ser muy activos en este sentido.
El nuevo Consejo Asesor cuenta con la participación de Xandra Falcó, Javier Goyeneche, Fran García, Pablo Melendo y Francesca Thyssen, ¿Cuál será la función y la aportación de cada uno de ellos a la Fundación?
Su función es la de asesoramiento, pero va más allá. Se conocen entre ellos desde hace tiempo, y esto facilita también. Tienen una forma de trabajar muy fluida y enérgica. Su común denominador es su capacidad de emprendimiento, y su compromiso con el entorno y con las actividades en las que se implican.
A día de hoy, y una vez incorporados a la Fundación, aportan una visión muy poliédrica y complementaria. Cada uno de ellos tienen conocimientos y experiencias especificas en sus distintos sectores, y resulta muy inspirador trabajar con ellos.
De Xandra Falcó destacaría su visión, su capacidad para crear nuevas iniciativas gracias a su experiencia en diferentes sectores: en el arte, la artesanía, en el mundo agrícola, etc. Por su parte, de Javier Goneyeche destacaría su militancia y su experiencia en la lucha contra la contaminación marina; en el caso de Fran García, su visión innovadora, ya que tiene un conocimiento del mundo digital muy particular. Viene de EEUU y está inmerso en el mundo de las nuevas tecnologías, NFT, Metaverso, programación y digitalización al servicio del medio ambiente. Y de Pablo Melendo, su conocimiento del mundo cultural y artístico, tanto en España como a nivel internacional, porque entendemos el arte como un vehículo comunicador imprescindible.
Francesca Thyssen ha focalizado sus esfuerzos en el estudio de la contaminación acústica en el océano, y lo hace desde una forma muy original
Finalmente, de Francesca Thyssen destacaría su fuerza y su forma de abordar la crisis medioambiental. En su caso, ella ha focalizado sus esfuerzos en el estudio de la contaminación acústica en el océano, y lo hace desde una forma muy interesante y original. Ella forma equipos multidisciplinares con biólogos marinos, ambientalistas, sociólogos y artistas. Han recogido por ejemplo, los datos de los fondos marinos, de las corrientes en superficie, etc., y lo han convertido en una performance fantástica.
Además, también destacar el compromiso personal de Alejandro Fernández Araoz que está desde el principio y es nuestro asesor jurídico.
¿Cómo ha evolucionado la Fundación en estos cinco años de presidencia?
La delegación española de la Fundación nació en 2016 por dos razones. Por el crecimiento exponencial de la Fundación monegasca, que necesita ir creando delegaciones en diferentes países, y nosotros somos la número 9. Y en concreto en España, porque es un país muy rico en biodiversidad. Somos el país europeo con mayor extensión de costas, además también por el prestigio de nuestros científicos con repercusión internacional.
En estos primeros cinco años hemos tejido alianzas y relaciones de confianza, tanto a nivel gubernamental, con los diferentes gobiernos españoles de los que hemos recibido su apoyo. También hemos colaborado con otras instituciones y empresas, sobre todo, con partners, otras fundaciones y ONGs que trabajan sobre el terreno, que son nuestros destinatarios, aquellos a los que apoyamos y financiamos.
¿Cuál es la misión sobre la que trabaja FPA2E?
La misión de la Fundación pone su foco en todo lo que concierne a la conservación de la biodiversidad, a la protección de las fuentes de agua, a la gestión responsable del agua, a la protección de las zonas polares, a la lucha contra el deshielo, y la lucha contra las consecuencias del cambio climático.
¿Qué proyectos tienen en marcha?
De entre todos los proyectos, destacaría uno muy global en el que participan los países que tienen costas en el Mediterráneo.
La Fundación española tuvimos la suerte de proponer este proyecto al gobierno de España y aceptó colaborar y aportar una parte de la financiación. Un proyecto basado en estudiar las acciones en las áreas marinas protegidas, lo que funciona y lo que no funciona.
Otro proyecto que destacaría son los microcréditos para proyectos en nuestras costas Mediterráneas y que luchan contra la contaminación plástica con acciones que van desde campañas de limpieza de las playas, hasta la concienciación, investigación, etc. Hemos invertido también en proyectos de conservación de posidonias, y en 2019 le concedimos el premio a una organización experta en gestión responsable del agua, a la Asociación Española de Regantes, que es la más antigua de Europa
¿Es primordial la educación de los jóvenes para trabajar en el cambio?
Absolutamente. Éste es uno de nuestros objetivos. Este año, Alberto II de Mónaco nos señaló concretamente, la necesidad de poner a la juventud en el centro de las acciones, y por ello, hemos creado una nueva iniciativa que se llama “Futuros líderes por la salud planetaria”, que consiste en crear y mantener una red de jóvenes expertos, de países emergentes, con proyectos, iniciativas y universidades colaboradoras.
Desde el principio, la Fundación apoya a jóvenes que están interesados y quieren convertirse en expertos de temas medioambientales, a traves de becas o colaboraciones con universidades y centros de especializacion.
¿Estamos en un punto de no retorno para salvar el planeta?
Sí. Estamos en un punto de no retorno, no en el sentido apocalíptico. Pero sinceramente, no creo que podamos volver atrás para recueperar la salud y el equilibrio medioambiental.
Debemos implicarnos y poner conciencia en todas nuestras decisiones, las 24 horas al día, tanto nuestras decisiones profesionales, como las que tomamos en nuestra vida cotidiana. Para ello, tenemos herramientas que todo el mundo conoce, para saber cómo actuar, y mucha informacion al respecto.
En España, se apuesta por el consumo de energías limpias, ¿ésta es una de las acciones prioritarias de la Fundación?
Sí. La Fundación apoya y financia investigación en energías limpias y microproyectos en países en desarrollo, con un doble objetivo: Mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales o menos desarrolladas, y luego aportar soluciones para capacitar a las poblaciones para que puedan hacer un uso eficiente de las energias renovables, e incluso las puedan gestionar con sus propios recursos.
¿Qué próximos proyectos veremos en breve?
Dentro de dos meses traemos a Madrid una exposición de fotógrafos internacionales sobre el hombre y la fauna salvaje. Además, también estamos estudiando una iniciativa en marcha en los Pirineos franceses, para que la Fundación desarrolle su labor de mediación para la convivencia entre el hombre y la fauna salvaje, la cohabitación. Es un tema muy complicado, que en España se ha puesto de manifiesto con la nueva Ley en torno al lobo.