El discurso antifeminista y antiLGTBI se ha situado en la diana en las redes sociales por parte de la extrema derecha europea, una cascada de odio que da popularidad a esos partidos y de la que no suelen derivarse consecuencias penales, concluye un estudio europeo coordinado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
En una entrevista con Efe, la investigadora y profesora de Derecho de la UAB Noelia Igareda explica que en los últimos dos años su equipo ha analizado los mensajes y discursos de odio antigénero en Twitter y Facebook de miembros de partidos de extrema derecha de España, Italia, Hungría, Alemania y Suecia, así como periodistas o youtubers "afines".
Una de las primeras políticas en denunciar el odio en redes que sufría por su género fue la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon, quien lleva años recibiendo mensajes de desprestigio y de amenazas de violación y ha reclamado que se reconozca "el abuso en redes a las mujeres".
"El discurso antifeminista es un eje común de todos, mensajes contra mujeres que se dedican a la política o se autodenominan feministas y mensajes de cuestionamiento mismo de la existencia de la violencia de género", cuenta Igareda, que recuerda que ya hace años organizaciones como Amnistía Internacional vienen denunciando el odio e insulto "generalizado y casi naturalizado" contra las mujeres en una proporción mucho mayor que hacia cuentas de Twitter o Facebook bajo nombre masculino.
La UAB ha estudiado los mensajes de políticos y afines de partidos como "Liga Salvini Premier" y "Fratelli d'Italia", o los de Alternativa por Alemania (Afd) y el Fidesz húngaro del Gobierno de Viktor Orbán. También, en el caso español, a varios diputados de Vox, como Rocío Monasterio, Herman Tersch o el propio Santiago Abascal, líder del partido, además de cuentas afines como las de "Un tío blanco hetero", "Hazte Oír", Roma Gallardo o Cristina Seguí, entre otros.
Se han encontrado sobre todo mensajes con discursos de odio antigénero que se han clasificado, por su contenido, como mensajes sexistas o antifeministas, o contrarios al colectivo LGTBIQ u homofóbicos. Se han clasificado, en este caso por su intensidad, en discursos de odio en sentido estricto o solo potencial.
Mensajes indirectos
En la mayoría de casos resulta que los representantes públicos de esos partidos o personas afines con gran número de seguidores se limitan a escribir mensajes de ese último grupo, mensajes más ambiguos, con ironía, burla o incluso "memes".
"De esa forma ponen a la política mujer, feminista o LGTBI en el disparadero de sus seguidores, que son los que sí escriben delitos de odio más en sentido estricto", explica la investigadora del grupo Antígona de la UAB.
"Es entre cómico y aberrante. ¿El objetivo del Ministerio de Igualdad es que las mujeres vayan solas y borrachas por la calle? ¿Alguien puede explicarle a este Gobierno que un Ministerio no es una fiesta de pijamas y que con el dinero de los españoles no se promueven mamarrachadas?", escribió en Twitter Abascal, en respuesta a un mensaje del Ministerio de Igualdad, el 3 de marzo de 2020.
En otro ejemplo utilizado en el estudio, Tertsch afirma en su cuenta el 17 de enero de 2020: "El pin parental es un instrumento para evitar que tu hijo llegue a casa y diga que Otegi visitó el cole y lo idolatra, que las mujeres que secuestran a sus hijos o ponen denuncias falsas son heroínas y que pretenda penetrar a su hermanito para liberarlo del heteropatriarcado".
Preguntada sobre por qué el odio antifeminista es eje común de la conversación en redes de la extrema derecha europea, la investigadora reflexiona que "el discurso de género en el sentido amplio lo que va es a cuestionar cierto orden natural de la familia clásica, heterosexual, como organizaron social y laboral".
"El feminismo y el discurso LGTBI y de género es como el enemigo de los valores que ellos preconizan, de la patria, la familia, la raza, la nación, esa sociedad ideal que defienden, y por eso lo ridiculizan, deslegitiman", apunta.
Igareda destaca la "intensa utilización" de las redes sociales de estos partidos, sabedores que estos mensajes "resultan sumamente atractivos para muchos jóvenes, que se informan en YouTube y TikTok en lugar de con la prensa tradicional, y a los que llegan con discursos rompedores de lenguaje sencillo".
El estudio forma parte del proyecto europeo GENHA "Hate speech, gender, social networks and political parties" y han participado también la Universidad de Bolonia (Italia), la Universidad Central Europea (CEU) de Hungría, la Universidad de Viena (Austria) y la Universidad de Göteborg (Suecia).