Cuantas madres de, hijas de, mujeres o novias de, hermanas de... han formado parte de la historia del arte y la literatura. Mujeres a la sombra de figuras masculinas, reconocidas como meras acompañantes, como musas en algunas ocasiones, pero que en la mayoría de los casos tuvieron una influencia enorme en las obras de los artistas.
Ese es el caso de Ana G. Dostoievskaia (San Petersburgo, 1846-Yalta 1918), que influyó decisivamente en la vida y gran parte de la obra del denominado maestro Fiódor Dostoievski. "Fue su taquígrafa, su editora y su único apoyo durante los últimos 14 años de vida del escritor. Dedicó su vida a la difusión del legado literario de Dostoievski, pero en la mayoría de menciones sobre ella parece que se obvia toda su labor", explica Alicia de la Fuente, editora y fundadora de la Editorial Espinas, que ha recuperado las memorias de Ana para que los lectores españoles puedan conocer su historia.
Dostoievski, mi marido es el pistoletazo de salida de la nueva Editorial Espinas, una nueva propuesta con mirada transgresora que comenzó con un blog que llevaba Alicia de la Fuente y en el que rescataba y hacía semblanzas de escritoras olvidadas. Ahora, estas memorias son el primer libro de una apuesta prometedora en el sector.
"Leyendo El jugador, de Fiódor Dostoievski, supimos que Ana y él se conocieron gracias a ese libro y a su labor de taquígrafa. Al buscar su nombre en Google, además, supimos que fue también editora y descubrimos la existencia de este libro de memorias. No estaba editado en España. Así nació la idea de ser nosotras mismas las que lo rescatásemos y montar este proyecto editorial para darle voz a ella y a tantas otras", explica Alicia de la Fuente.
La voz de Ana
Ana Dostoievskaia fue una memorialista, taquígrafa, bibliógrafa y editora de la herencia creativa de Fiódor Dostoievski, del que fue su segunda esposa desde 1867 y madre de sus hijos: Sofía, Liubov, Fiódor y Alekséi. Gracias a su gran labor, la obra de su marido ha permanecido intacta y ha tenido una repercusión de gran alcance. Sin embargo, siempre se ha alabado el trabajo de Fiódor, dejando de lado el realizado por Ana.
"Este tipo de voces aportan un valor a la literatura desde 'el otro lado' que nos parece fundamental. Su voz es no sólo importante para reivindicar el papel de la mujer en las sociedades del S.XIX, sino también porque la obra tiene un valor biográfico enorme. Como admiradoras del escritor ruso, leer la versión de Ana era una obsesión. Y no entendemos por qué no se había planteado antes", explica de la Fuente.
Se ve la mentalidad respecto a su condición de mujer de la época en su descripción del 8 de noviembre de 1866, en el que F.M. como ella le nombra le pidió matrimonio. Una fecha que califica como el "día más importante de toda" su vida. Aunque también explica en todo momento cómo ella sirvió de inspiración y soporte, cómo le dio una perspectiva de la vida distinta y enriquecedora al escritor.
También es curioso de leer cómo narra su primer encuentro con Dostoievski: el día 4 de octubre. Cuando consiguió su primer trabajo como taquígrafa que le brindó "independencia", una forma de ganarse la vida, poniendo el foco en contadas ocasiones en esa mirada positiva y empoderada que le otorgaba este puesto. Confiesa que los primeros días, el escritor le causaba incluso rechazo mientras daban forma a la que sería su novela El jugador: "Me produjo una impresión penosa", escribe Ana en sus memorias. Y seguía: "Por primera vez en mi vida había visto a un hombre tan infeliz, abandonado por todos y ultrajado; tenía una profunda compasión, sentía piedad por él".
Es esta sensación casi paternalista, del que mira desde fuera, casi desde una posición de superioridad lo que cautiva de la escritura de Ana. "Hay bastantes cosas llamativas; el carácter en la intimidad de Fiódor, el cuidado de sus hijos, las anécdotas que cuenta en relación a cómo su marido bosqueja las obras... Pero lo que desde luego más nos impactó fue su determinación a la hora de convertirse en la editora de su esposo. Cuenta a la perfección cómo y por qué entra en este mundo, habla de porcentajes, de descuentos en librerías, de la intrincada maquinaria que estaba detrás de negocios como este, de los impresores, los tipógrafos. Habla de la edición con conocimiento de causa. Su labor editorial continuó tras la muerte de su marido y duró casi 40 años", explica la editora.
El reconocimiento
Recuperar las memorias de Ana G. Dostoievskaia es un paso adelante en el rescate de todas aquellas grandes autoras que han pasado inadvertidas por su condición de mujeres a lo largo de la historia.
El objetivo de este la recuperación y traducción de este libro, que cuenta con una cubierta muy significativa creada por la ilustradora Jana Domínguez, es "darle voz a las que no la tuvieron por su condición de mujer es reparar el daño cultural histórica que han sufrido las mujeres". Porque como explican desde la editorial, "nos estábamos perdiendo una parte de la historia; es de justicia que reparemos su legado y su memoria".