La educación no ha escapado a los efectos de la pandemia, que obligó a que miles de niños y jóvenes, junto a sus docentes, se adaptaran de un día para otro a lo que hemos llamado 'telescuela'. Aunque ya pasó la etapa más dura del confinamiento, la mayoría de centros mantienen un modelo de semipresencialidad para evitar los grandes grupos y los contagios. Como muchos otros profesores, María García-Saúco, nota en sus clases las consecuencias de estas medidas que, si bien son necesarias, han trastocado su forma de trabajar y el nivel educativo de los estudiantes.
María García Saúco es una voz respetada en la comunidad educativa, ya que en 2018 ganó el Premio Educa ABANCA a la Mejor Profesora de España en la categoría de Formación Profesional. Todavía hoy nadie ha superado su puntuación dentro de dicha categoría y además es autora de algunos de los libros educativos de la editorial MacMillan.
Firme defensora de la Formación Profesional, esta graduada en Derecho que enseña ciclos formativos de Administración se alegra de que se tome cada vez más en serio la FP y deje de considerarse la opción para los que "no valen" para la universidad.
"Creo que afortunadamente esto empieza a evolucionar. No hace mucho estaba buscando 'FP en España' y al meterlo en el buscador lo escribí mal poniendo ‘es pa’ en vez de ‘en España’. En Google, dentro de las opciones predeterminadas que me ofrecía me salió ‘FP es para tontos’. Me indigna que aún sigamos así. Sea como sea, dentro del alumnado ya ven con más normalidad y se dan cuenta de que tienen una especialización y que es una alternativa válida a la universidad", explica a MagasIN.
A la hora de preguntarle por las mejoras educativas que considera más urgentes evita meterse en terrenos que no controla porque "soy solo profe, así que estoy en lo más bajo de la educación", pero sí que reclama la actualización de los temarios. "A día de hoy, ¿cuánto se utiliza el microfilme?", se pregunta, asegurando que no le ve el sentido dedicar tiempo a enseñar su funcionamiento en clase.
También pone el foco en la importancia de las 'soft skills' o 'habilidades blandas' como complemento a las competencias técnicas, por el bien de los alumnos, pero también para mantener el buen ambiente en clase y motivar al aprendizaje.
"Tenemos las competencias técnicas, por ejemplo saber calcular una nómina o escribir un escrito frente a la administración, pero también tienen que entrar en juego el saber comportarse como una buena persona, el saber trabajar en equipo, no ser generador de conflictos sino un promotor de soluciones… Todo está relacionado con la asertividad y la empatía. Como profe lo intento introducir cada día en mi aula porque creo que el alumno debe ver que la teoría del libro está tan unida a trabajar como el socializar".
Su forma de implementar estas habilidades en la parte más teórica del temario fue de lo más valorado cuando se convirtió en la mejor profesora de FP en España y ahora comparte su metodología con otros profesionales, en eventos como el celebrado el pasado 20 de abril por MacMillan.
Las clases online
Sin embargo, pese a su implicación con los alumnos, María ha notado un descenso del nivel académico con la pandemia y pone como ejemplo los suspensos en sus clases. "Normalmente mis alumnos de grado superior no suspenden, pero este año he tenido alumnos que sí lo han hecho. Aunque parezca algo anecdótico, creo que realmente es el reflejo de lo que estamos pasando porque a pesar de ese seguimiento tan directo hay alumnos que se han perdido por el camino", lamenta.
Por esa razón, aunque al ser profesora de Formación Profesional no le afecta de forma directa, opina que "ahora mismo no es el momento de hacer reválidas". Estos exámenes que se realizan en tercero y sexto de Primaria, y en tercero de la ESO para comprobar el nivel académico se cancelaron en 2020 por la pandemia pero se han retomado este año en algunas comunidades autónomas.
"Si con mis alumnos he notado el descenso del nivel académico, no sé qué va a pasar con los peques. Además, esto debe tener una finalidad y tal cual está la situación, que permitimos otros horarios, el teletrabajo... No tiene sentido. Otra de las palabras que repito siempre en clase es la congruencia y la coherencia, esto no lo tiene".
Califica la situación de "desastre" y, aunque da gracias por tener las nuevas tecnologías de nuestro lado, admite que "hay determinadas materias que son complicadas de explicar si no tienes los medios. Por ejemplo, para asignaturas como contabilidad necesitas una pizarra".
Para solventar estas situaciones, su centro puso a disposición de los profesores que lo necesitaban diferentes dispositivos, aunque ella decidió comprarse por su cuenta una tableta gráfica con la que se "apañaba mejor".
Reto para los profesores
Y es que no hay que olvidar que además de los alumnos, los profesores también han tenido que hacer un máster en tiempo récord para cambiar su modelo de trabajo. Habituada a utilizar las redes sociales para conectar más con sus alumnos y mostrarles que se pueden utilizar para aprender, María ejerció en su centro de 'profesora de los profesores', enseñando a aquellos que antes del coronavirus evitaban los ordenadores.
"Para muchos profes el hecho de tener que ponerse al día con las nuevas tecnologías ha tenido que ser terrible. Yo estuve haciendo videotutoriales para los compis para ver qué utilizábamos, cómo hacer los exámenes a través del campus o el classroom... Para muchos ha supuesto un estrés tremendo, eran jornadas maratonianas para poder intentar tener todo lo mejor posible, y dando gracias que teníamos trabajo".
Ahora, ya acostumbrados a las herramientas de la escuela online, los profesores tienen otro reto más que afrontar: las clases divididas. En la mayoría de centros escolares y universitarios los alumnos están divididos en grupos y acuden presencialmente de forma alterna. Así, la mitad de una clase puede estar siguiendo la lección desde casa, mientras la otra mitad lo hace presencialmente.
Un método eficaz para evitar los grandes grupos pero que, para María, también dificulta la enseñanza. "Tener que estar atendiendo a dos grupos diferentes te genera de forma inconsciente un estrés, una tensión, un cansancio… Porque tienes que estar mirando a la cámara y atendiendo a los que están en clase. Hay veces que estás más pendiente de los que están en clase y parece que se quedan desatendidos los de casa, o viceversa. Es una cuestión adicional a la que nos hemos tenido que acostumbrar".