María Teresa Del Carmen Aguado Castillo pasó a la historia gastronómica y social de España gracias a Mayte Commodore, un restaurante que abrió en 1967 y reunió a todo tipo de celebridades, espíritu que quieren recuperar sus nuevos responsables en el 30 aniversario del fallecimiento de esta perfecta anfitriona.
Nacida en 1931 en Santander como única mujer entre 14 hermanos en una familia hostelera, siempre tuvo la aspiración de "dejar una obra hecha" y lo consiguió a base de esfuerzos y sacrificios con Mayte Commodore, el restaurante madrileño que se convirtió en imprescindible y acogió a políticos de ideologías dispares como Manuel Fraga, Santiago Carrillo o Adolfo Suárez, amén de media saga monárquica, intelectuales y renombrados artistas.
Estudió hostelería en Lausana (Suiza), trabajó en una cafetería e inauguró en Madrid una taberna de éxito antes de abrir su sueño, el gran restaurante Mayte Commodore. Con su discreción, su fuerte carácter y su buen hacer lo convirtió en un referente de la hostelería.
Más allá de dejar recetas emblemáticas como el bistec al whisky o el ganso a las frambuesas -que se pueden consultar en el libro La cocina práctica de Mayte-, por sus grandes aficiones creó un premio taurino para los triunfadores de la feria de San Isidro (Madrid) y otro teatral, que ganaron Fernando Fernán Gómez o José Sacristán. El premio se siguió fallando hasta hace 10 años, pero trasladado a Cantabria en su última edición, donde residen sus herederos.
Como gran anfitriona, fue "el perejil de todas las salsas" en ese Madrid previo y posterior a la Transición que también transcurrió entre las paredes de su restaurante, al que acudieron desde políticos nacionales a Juan Domingo Perón o Ernesto Che Guevara, además de don Juan Carlos, como príncipe y como rey.
Fue considerada "un bicho raro" como mujer empresaria en su época, reconoció en una entrevista con TVE, pero también como hostelera que introdujo innovaciones como las luces indirectas, las flores en las mesas o no poner las sillas sobre la mesa para indicar a los comensales que la velada había terminado.
Mayte se consideraba "más vanguardista que moderna", ejercía como la mejor relaciones públicas de Madrid y se guardaba en el bolsillo sus penas -"sé lo que es no tener para comer y es cosa mala", decía en dicha entrevista- porque concebía su negocio como una transmisión de felicidad, algo que ha calado en la hostelería.
Su hijo, Luis Aguado Castillo, siguió con el restaurante de Madrid hasta hace 10 años, pese a que la gran empresaria murió el 27 de noviembre 1990. En 2010, se trasladó a Santander donde tiene abierto "La atalaya de Mayte", frente a la playa del Sardinero, siguiendo con la tradición restauradora de su madre.
Además, la familia prepara la publicación de sus novelas para el próximo año con una gran labor de documentación para completar la vida de una emprendedora en una época muy difícil para las mujeres en España.
Sus herederos advierten de que el legado de Mayte nada tiene que ver con el nuevo proyecto que se va a emprender en el edificio que ocupó el famoso local y que ha sido alquilado ahora por el grupo empresarial Casa Remigio que prepara devolverlo a su estado arquitectónico original y reabrirlo en abril de 2021, incluida su terraza.
Con 22 años de experiencia en el sector en Madrid, este local será un espacio abierto desde el desayuno hasta las copas, explica a Efe Juan Ramos Redondo, administrador y uno de los propietarios de Casa Remigio. El cocinero Manuel Rubio será el encargado de la parte culinaria.