- ¡Señorita, por favor, me cobra!.
Esta frase, y la carga que hay detrás de ella, se puede escuchar constantemente en restaurantes, tiendas, despachos... o en cualquier punto de atención al público donde trabaja una mujer. Y, aunque se use "sin querer", es una discriminación de género.
Muchos expertos advierten de que estos micromachismos instalados en el lenguaje y en nuestra sociedad son la forma de violencia contra las mujeres más extendida y no menos importante. Se trata de situaciones que están incluidas en la forma de hablar y de actuar de la sociedad y que la gente activa una y otra vez sin ser consciente del daño que producen. ¿O sí?
El Instituto de la Mujer andaluz lanzó el pasado 23 de enero una guía para el uso igualitario del lenguaje en los colegios en la que advierte del mal uso del término "señorita" y del sexismo que hay detrás de estas ocho letras.
"Señorita" era una fórmula de tratamiento muy importante hasta hace tan solo unas décadas, ya que se usaba para aludir a la mujer soltera y diferenciarla de la casada, a la que se trataba de señora", asegura la guía '¿Piensas como hablas?'.
Y advierte de que "a las maestras, dependientas, enfermeras... se las denominaba señoritas porque eran solteras (ya que, normalmente, cuando se casaban dejaban de trabajar). Ésa es la razón por la que todavía seguimos usando esa palabra en algunos contextos, a pesar de que la sociedad ha cambiado y hoy día todas las mujeres son señoras, al igual que todos los hombres son señores".
Discriminatorio
La Real Academia de la Lengua ya incluyó en su Nueva Gramática del año 2009 que la oposición señora y señorita se consideraba totalmente discriminatoria cuando se aplicaba en referencia al estado civil de la mujer ya que introduce una distinción social que, evidentemente, no se produce entre los varones.
Sin embargo, la RAE aún conserva en el correcto uso de este concepto una salvedad que supone igualmente una desigualdad respecto al hombre y es cuando se utiliza "señorita" para distinguir únicamente la diferencia de edad.
Porque a un chico joven nunca le llamaríamos "señorito" y sí "caballero" o "joven", por lo que podrían usarse esos mismos términos, "señora" o "joven", igualmente cuando nos refiramos a una mujer de menos edad.
Para Araceli López Serena, profesora de Lengua Española de la Universidad de Sevilla, "a quienes desean que determinados cambios lingüísticos se aceleren, entre ellos los que afectan a usos que encierran connotaciones machistas como este, querrían que la RAE retirara esta acepción o que impusiera, tachándola de incorrecta, su eliminación".
Sin embargo, López Serena advierte de que "la lengua no funciona a golpe de imposiciones académicas" y que "si queremos que desaparezca del diccionario, tendríamos que dejar de utilizarla los propios hablantes".
Por eso, la solución sería dejar de decirlo ya: "Cuantos más seamos los hablantes que nos dirijamos a todas las mujeres, independientemente de su edad o estado civil, con la forma de tratamiento 'señora', en lugar de 'señorita', antes desaparecerán esas acepciones anticuadas del diccionario", asegura.
Micromachismos
Claro que los cambios en la RAE siempre son lentos y dolorosos para el lenguaje inclusivo. De hecho, la Academia no ha introducido todavía en su diccionario el término micromachismo pese que lleva utilizándose desde que lo definió el psicólogo Luis Bonino en 1990 para dejar claro que "hay mucha violencia invisibilizada y naturalizada".
Hay que ir a Fundéu para ver qué entendemos por micromachismo: "El término que se utiliza para referirse al conjunto de los comportamientos, prácticas y estrategias cotidianas con las que se ejerce el poder de dominio masculino y que atentan en diversos grados contra la autonomía de la mujer", reza la acepción. Es más, fue una de las palabras del año para esta entidad en 2018.
El problema con "señorita" no es sólo el término en sí sino toda la carga de educación y de sometimiento que arrastra este antiguo concepto. De ahí surgen frases que aún pueden escucharse en la educación de las niñas como "Siéntate como una señorita", "Así no habla una señorita", "Esos gestos no son propios de una señorita"...
¿Hay palabras de chica o de chico? ¿Formas de sentarse femeninas o masculinas? ¿Muecas de mujer o de hombre? ¿O se refiere a la educación sumisa y servil que se solía dar a las mujeres en el pasado? Pues no deberíamos de utilizar una palabra que marca todas esas diferencias y esas connotaciones.