Enérgica, con buen rollo y naturalidad. Cristina Barrous es una gran profesional en el mundo de la nutrición. Hace unos meses, en el pódcast de Magas de El Español, se juntó con Cruz Sánchez de Lara y Charo Izquierdo, su madre, para hablar "entre amigas" de trastornos alimenticios, de resiliencia, de su pasión por la comida y de enseñanza nutricional.
Su vida profesional ha sido una evolución constante, ya que no empezó como nutricionista, sino como arquitecta de interiores. También pasó por el mundo de la publicidad y dirigió una empresa, pero su cambio más significativo fue poco antes de la pandemia.
[¿Cuáles son las causas de la fatiga mental? Cristina Barrous, experta en nutrición, lo explica]
Sufrió un trastorno de conducta alimenticia (TCA) y, aunque suene irónico, la comida fue una especie de tabla de salvación para ella. "Tuve bulimia durante muchos años y la comida me salvó. Me hizo conectar con mi cuerpo y querer cuidarlo y darle lo mejor", cuenta Barrous. Desde ese momento, dejó las malas prácticas que le estaban perjudicando y consiguió que su malestar y sus momentos de tristeza no influyeran en su alimentación.
Actualmente trabaja como técnico de nutrición, coach nutricional y psiconeuroinmunología clínica para ayudar a la gente, sobre todo a mujeres, a tener una buena relación con la comida. "Creo que es con quien más puedo empatizar. Se sienten respaldadas y acompañadas", les cuenta a las entrevistadoras. Además, considera que es cuestión de género que las mujeres sean quienes tienen peor relación con la comida porque "desde pequeñas estamos bombardeadas con mensajes sobre nuestro cuerpo y nuestro aspecto físico".
Como profesional de la nutrición no está de acuerdo con la cultura de dieta que se nos ha inculcado siempre, la que ha enseñado a elegir entre blanco (sano) o negro (perjudicial), ya que prefiere la gama de grises que hay entre medias. Otra cosa con la que no está conforme son las teorías o métodos alimenticios que aparecen en los libros. "Eliminaría todo lo que pueda llegar a restar salud mental y nos haga cuestionarnos", añade.
Su pasión por la comida es gracias a su abuela, una gran cocinera en la familia. Y como madre de dos hijos, procura enseñarles qué es mejor para ellos e intenta asegurarse de que coman cosas saludables. "Enseño a mis hijos a comer disfrutando".
Para ella todos los cuerpos son válidos, y es por eso por lo que en su casa no se definen como 'gordos' o 'flacos'. De esta manera, pretende enseñar a sus hijos otra forma de ver el mundo y de ver a la gente.