Las temperaturas extremas y los vehículos eléctricos no son del todo compatibles. En días de mucho calor las sesiones de carga se pueden ralentizar por el aumento térmico, un hecho que ha generado una peligrosa "moda" entre los propietarios de coches cero emsiones.
Hablamos del "truco de la toalla mojada". Aparentemente se trata de un experimento sencillo y eficaz que consigue enfriar el cable que conecta el vehículo con el punto de recarga. Solo hay que empapar un trapo o una toalla y cubrir el mango, algo también pensado para proteger esta zona de la exposición solar.
De lo contrario, con temperaturas elevadas "El sensor que se encuentra dentro del mango le dice al cargador que baje la velocidad de carga para que se pueda mantener una temperatura segura", señala Oliver Fernández, director de Movilidad Eléctrica de Repsol.
No obstante, esta práctica que supuestamente garantiza el ahorro de unos minutos mientras se recarga el vehículo puede tener graves consecuencias. Ante esta tendencia muy vista en redes sociales, sobre todo en clientes de Tesla, el fabricante norteamericano se ha pronunciado en su perfil de X (antes Twitter) con una respuesta muy clara.
De esta manera, la firma ha destacado que "Colocar un paño húmedo en las asas del cable del Supercargador no aumenta la velocidad de carga e interfiere con los monitores de temperatura, lo que crea riesgo de sobrecalentamiento o daños. Por favor, absténgase de hacer esto para que nuestros sistemas puedan funcionar correctamente, y los verdaderos problemas de carga puedan ser detectados por nuestros sistemas".
Asimismo, Oliver Fernández ha hecho hincapié en que "El contacto del agua y la electricidad siempre es malo, y más a la intensidad de la corriente ultrarrápida". "También con esa intensidad (los elevados amperios) la temperatura del cable sube mucho y puede fundir el recubrimiento plástico", ha añadido.
Lo más recomendable para evitar este tipo de situaciones es encontrar un punto carga ultrarrápido que esté resguardado del sol o aquellos que cuentan con refrigeración propia de las mangueras.
Por qué se calienta el cable
La liberación de calor en instalaciones y dispositivos eléctricos es fundamental desde el punto de vista de la durabilidad del propio dispositivo y de la seguridad del usuario. Intentar reducir las pérdidas de energía minimizando la generación de calor residual es un gran desafío para los diseñadores de las redes de transmisión eléctricas.
Para comprender este fenómeno, es importante mencionar la Ley de Joule-Lenz, que recoge el registro matemático de generar energía térmica como resultado del flujo de corriente eléctrica. En resumidas cuentas, las cargas eléctricas golpean las paredes del conductor y rozan constantemente contra ellas. Por tanto, cuanto mayor sea la fricción, mayor será el calentamiento.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que cada cable eléctrico, y con él el aislamiento mecánico, tiene una determinada resistencia a la temperatura, cuyo exceso puede provocar que el cable se derrita o se incendie.
Dependiendo del material del conductor (normalmente cobre o aluminio), los diseñadores de instalaciones eléctricas deben realizar los cálculos pertinentes sobre qué diámetro escoger para que el cable quede protegido contra el calentamiento excesivo y la transferencia de calor al aislamiento.