España va a perder la producción del único coche de gama alta que salía de una de las factorías ‘made in Spain’: el Audi Q3 que se fabrica en la planta de Seat de Martorell. Lo hará, en parte, porque los costes de mano de obra en el mercado español siguen siendo más altos que en otros países europeos, una de las continuas reclamaciones de los grandes fabricantes a la hora de ganar competitividad.
La producción de un modelo en España cuesta en mano de obra, de media, 26 euros por hora, una cifra que, prácticamente, es la mitad que en Alemania, donde se alcanzan los 51 euros; pero también es más del doble de lo que cuesta en la República Checa y Eslovaquia (11 euros), según los datos que el martes hizo públicos Seat.
“Producir en España es caro, hay que eliminar cualquier tipo de derroche y hay que hacer las cosas bien a la primera”, aseguró el máximo responsable de Calidad de Seat, Joaquín Serra, durante un encuentro con medios de comunicación y representantes de la industria automovilística.
Seat reconoce que fabricar en España es caro, justo en el momento en que ve volar la producción del todoterreno Q3 (que podría acabar en una de las plantas del grupo Volkswagen en Bruselas, aunque aún está por definir) a cambio de recibir el utilitario A1. Seguiría fabricando para Audi, pero cambiaría un todoterreno urbano (denominado SUV) por un coche del tamaño del Seat Ibiza, que también se fabrica en Martorell. Pasa de un modelo de alta gama y gran margen a otro más barato y menos rentable.
La pérdida del Q3 aún no está definitivamente confirmada pero se da por hecha. El presidente de Seat, Luca de Meo, esquivó durante el mismo encuentro la pregunta sobre la continuidad del modelo en la factoría barcelonesa. “Tengo la completa confianza de Audi para el futuro, no es una cuestión de un modelo u otro. Puedo decir y confirmar que confían en la calidad de Seat”, contestó. Poco después, el presidente del comité de empresa confirmaba que el vehículo se da por perdido. “Sabemos perfectamente que esta decisión está adoptada, va a ser así con toda seguridad”, aseguró a Europa Press.
Para Seat es un movimiento relevante porque el Q3 le ha llevado a colocar las líneas de producción de Martorell, prácticamente, a máximos de capacidad y a niveles que no se recordaban desde antes de la crisis. El pasado año fabricó 477.000 coches (entre el SUV de Audi, el Seat Ibiza y el León). Una cifra que supone récord de producción de los últimos 14 años.
La automovilística ‘española’ del grupo Volkswagen vuelve a cifras precrisis también en ventas. Por primera vez desde 2007 ha superado las 400.000 unidades vendidas (un 2,4% más que en 2014). Crece por tercer año consecutivo sobre todo gracias al tirón de Alemania, que es su principal mercado en volumen (87.000 unidades), por delante de España y México (77.200 y 24.100 coches vendidos, respectivamente).
El grupo está satisfecho de que el país germano sea el principal destino de sus vehículos (exporta el 80% de lo que produce) pero con matices. “Vender coches de calidad en Alemania es como vender Domino’s Pizza en Napoles”, ironizaba De Meo, que llegó a la presidencia de Seat el pasado otoño, justo después de que saltara el escándalo de las emisiones contaminantes.
Tiene la espina clavada de no ser líder en su mercado doméstico, donde la marca más vendida desde hace tres años es Volkswagen. En su opinión, en otros países sería impensable que el líder no fuera local. Por ejemplo, Peugeot lo es en Francia, Fiat en Italia y General Motors en Estados Unidos.
Seat confía en relanzar sus ventas porque va a lanzar tres nuevos modelos en los próximos 18 meses. El año pasado no lanzó ninguno. El primero, un todoterreno urbano. Otro SUV, como el Q3, pero más económico que el de la marca alemana y que tampoco se fabricará en España. El nuevo modelo aún carece de nombre pero, al igual que también ocurre con la berlina Toledo, su producción se realizará en la República Checa.
Con estos nuevos modelos, la marca espera lograr ser rentable a largo plazo. De Meo no quiso hablar de cifras de facturación y resultado del ejercicio pasado. Sin embargo, aseguró que “el objetivo” de la enseña “es alcanzar lo más rápido posible el breakeven”. Es decir, no tener pérdidas.
El recién nombrado presidente de Seat tiene por delante el reto de la rentabilidad y, sobre todo, de la gestión de la crisis de las emisiones contaminantes. Seat tiene que revisar 700.000 vehículos, de los que 180.000 circulan por España.
Los modelos, que serán reparados desde marzo y a lo largo de todo 2016, deberán o bien modificar el software de sus motores o una pieza de los mismos, lo que conllevará un coste que correrá a cargo de Seat. La marca no desvela cuánto tendrá que pagar por arreglar el trucaje, aunque el grupo Volkswagen ya ha provisionado más de 6.500 millones de euros.
Las emisiones de Renault ‘tocan’ a España
No sólo las marcas del grupo Volkswagen tienen que dar explicaciones por contaminar más de lo legal. También Renault aunque, en su caso, no por su voluntad de engañar a los consumidores sino porque, simplemente, contaminan por encima de los límites, según los análisis realizados por el Gobierno francés.
El grupo del rombo llamará a revisión a 15.000 vehículos. La mayoría corresponde al Captur, el modelo de SUV que se fabrica en Valladolid. En concreto, deberá recalibrar el motor diésel dCi de 110 caballos de potencia. Un problema que, asegura, ya ha solucionado en los coches de más reciente fabricación.
No es la única marca que, según los análisis realizados por el ministerio de Ecología francés contaminan más de la cuenta. La ministra Ségolène Royal asegura que hay más marcas, pero no desvela sus nombres. En el caso de Renault se trata de una empresa participada por el Estado galo, ya que controla casi el 20% de las acciones de la automovilística.