La escena forma parte de la hoja de ruta de cualquier viajero: llega el último día, haces el check-out en el hotel y, de pronto, te ves en la calle, con las maletas en la mano, y con varianza horas por delante para disfrutar de la ciudad en la que te has hospedado. Ante esa situación, están surgiendo en Málaga negocios cuyo servicio consiste en facilitar consignas a los turistas para que puedan dejar su equipaje durante jornadas completas.
La estructura de estos locales se reduce, en la mayoría de casos, a varias taquillas con diferentes precios en función del tamaño. Sin embargo, recientemente, algunos de estos establecimientos han automatizado los procedimientos, convirtiéndose en espacios en los que no hay nadie para atender a los visitantes.
Este es por ejemplo el caso de Málaga Center Lockers (en calle Cárcer), donde utilizan un “sencillo y seguro” sistema de reserva y pago para que “uses nuestras consignas de forma fácil y rápida”. El acceso al local se realiza mediante un código personal, pudiendo usar la taquilla tantas veces como sea necesario durante el período de reserva.
Los precios oscilan entre los 5 euros (maleta más mochila de 34 x 40 x 56) hasta los 12 euros para varias maletas (con dimensiones de 44 x 96 x 56) y el horario reflejado es de 24 horas en todos los casos.
No es el único. Basta con hacer una búsqueda en Google (o pasear por el Centro) para encontrar simulacrios similares en Trinidad Ground o Carretería.
Esta semana también ha visto la luz The Lockers Málaga, en la esquina de calle San Juan con Calderón de la Barca, y siguiendo el mismo formato que el anterior ejemplo. A raíz de esta apertura, un ciudadano escribía en Twitter: “Nos parecerá una tontería, pero hubo un tiempo en el que la gente entraba a ese local y le daban los buenos días. Había humanidad”.
Un servicio personal
Precisamente, este trato personal con el cliente es uno de los principales elementos que defiende Estrella Toro, propietaria del primer negocio con estas características en Málaga capital. Lock and Relax empezó su andadura hace seis años. ¿El origen? “Tenemos apartamentos vacaciones y un día, en un tren, vimos a los viajeros con las maletas y se nos ocurrió esta idea”, explica en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga.
Hasta la fecha, este tipo de servicio solo se encontraba en las paradas de tren y autobús, pero con una estructura similar no existía en el casco histórico. Toro reconoce que al principio no fue sencillo porque la gente “no entendía en qué consistía”. Tras la pandemia, ese cambió de mentalidad acabó llegando; especialmente debido a las normas de higiene que se estaban asentando en los alojamientos.
Cuando empezaron el proyecto, solo ofrecían el servicio de taquillas, pero ahora han incluido checking de aparcamientos, alquiler de coches o asesoramiento a los turistas: “Damos un trato más personalizado. Mientras otras funcionan con código, nosotros ofrecemos una cara amiga que recomienda a dónde ir o les da un mapa con información turística”, subraya.
Esta incorporación del personal también supone un incremento en los gastos. Además de Estrella Toro, Lock and Relax cuenta con una empleada a jornada completa y a otra que cubre los descansos: “Mis gastos son mayores que las opciones automáticas, ya que no cierro ningún día, tengo gastos de personal, de seguros sociales, mantenimiento del baño para clientes…”, expone.
Y sin embargo, sus precios no son más elevados que en el resto de opciones. De hecho, insiste en que son “muy competitivos”. Así, cuenta con un total de 54 taquillas, que van desde los 2,5 para las mochilas hasta los siete euros para maletas desde 69 a 80 cm (la cuantía varía en función del tamaño del bulto).
Los meses fuertes y meses flojos
Toro explica que tanto la Feria como Semana Santa suponen dos de los momentos con más actividad del año. El perfil del usuario de su establecimiento sigue un patrón similar: grupos de gente joven o familias, que usan el apartamento vacacional y que a las 11 o 12, después de que “les echen”, quieren seguir aprovechando el día sin el “engorro de la maleta”.
Pese a este auge que se espera durante la próxima semana, apunta a que junio y julio han sido más flojos que abril y mayo (dos meses que sí han funcionado bien), algo con lo que también coinciden otros compañeros del sector. Reflexionando sobre la situación turística de la ciudad, apunta a que Málaga “se está poniendo muy cara”: “Al final vamos a morir de éxito. Hay que ofrecer un turismo de calidad, pero a un precio moderado”, abunda.