En 2020, un brote del virus del Nilo Occidental acabó con la vida de ocho personas en Andalucía y contagió a 71 más. Su fuente de trasmisión son las aves que a su paso por sus rutas migratorias infectan a los mosquitos que, a su vez, extienden el virus a los caballos o a las personas. El contagio entre los humanos puede llevar a una enfermedad mortal del sistema nervioso.
Con los precedentes y el conocimiento científico al respecto, las autoridades despliegan cada temporada un sistema de control con el objetivo de prevenirlo. En Andalucía, la Consejería de Salud acaba de publicar su actualización para la temporada 2023 del Programa de Vigilancia y el nuevo mapa de riesgo.
Estos niveles de alerta, de menos a más grave, van del 0 al 5 y abarcan a 110 municipios en toda la comunidad, ocho en Málaga.
En el nivel 1 se encuentran las localidades de Archidona, Campillos, Cártama, Casares, Estepona, Fuente de Piedra así como la capital. En cada uno de ellos, entre otras medidas, se establecerán canales de comunicación e información a la ciudadanía y labores de vigilancia tanto en humanos como en animales.
En el nivel 3, por su parte, estará Benahavís. Este estatus implica un aumento de la diagnosis, especialmente en distancias inferiores a 1,5 kilómetros de núcleos urbanos y en zonas rurales transitadas así como una vigilancia activa en equinos, aves silvestres o en explotaciones de équidos cuando corresponda.
La vigilancia comenzará a principios de junio y, a través de PCR, continuará un seguimiento periódico de las poblaciones de mosquitos con el fin de que, una vez se detecte la presencia del virus, se puedan adoptar las medidas de control adecuadas para disminuir el riesgo para la salud de la población.