Antonio Millán es uno de esos malagueños emprendedores que no temen a los cambios en su vida. Durante los últimos doce años, era sencillo encontrarlo entre herramientas, en el área de mantenimiento del AVE. Era jefe del equipo técnico, estaba bien asentado en su puesto, pero “inconformista nato”, empezó a pasarle por la cabeza que realmente no estaba haciendo lo que verdaderamente le gustaba. Amante del deporte y la moda, decidió fusionar sus dos pasiones en forma de marca: Banbroken. En 2020, dejó su profesión del pasado para "vivir un sueño".
Lo primero que lanzó en Banbroken fueron unas camisetas. Han pasado casi una década desde entonces. Desde una de las habitaciones de su casa, planchaba estas prendas que luego vendía entre sus compañeros del box donde practicaba CrossFit. “Lo mío fue de boca en boca, se hicieron virales, aunque en aquella época ni siquiera tenía Instagram. Yo las compraba y luego con una máquina cortaba y personalizaba. Una vez planchadas, se las entregaba al compañero que fuera. Así empezó todo, hasta que me centré en ello totalmente”, recuerda.
El nombre de la marca viene del CrossFit. “Cuando se hace una repetición sin romperla [break], se dice que se hace en bloque. Entonces, quería que estuviera ligada a ese nicho. A ello le sumamos que vi la caja de unas RayBan y me vino la idea. Fue así de simple, una mezcla de pensamientos”, explica.
La marca ofrece ropa como calcetines, ropa y sudaderas para hacer deporte, así como accesorios tales como rodilleras o muñequeras. Sin embargo, ha dado el ‘pelotazo’, como se suele decir en el mundillo, gracias a sus zapatillas, que han llegado para 'romper' el mercado deportivo.
Estas se encuentran aún en preventa y tras el proceso de crowdfunding, Antonio y su equipo han logrado recaudar el 1100% de su objetivo inicial. “Mi sueño era vestir con mi marca a una persona de los pies a la cabeza y ya solo me quedaban las zapatillas. Ha sido un proyecto siempre autofinanciado, lo que iba ganando, lo invertía en trabajar. He sido una hormiguita que guardaba y que iba haciendo más grande su proyecto, siempre poco a poco, con los pies en el suelo”, explica el CEO de Banbroken.
Pasó de planchar camisetas en casa, a cruzar el mundo hasta China para conocer fábricas y dar con la que más se ajustaba a sus diseños e ideas. Además, ya cuenta incluso con una nave industrial con su propio almacén de calzado, así como una web desde la que cualquier ciudadano puede comprar sus productos, más allá de España.
“He peleado con los proveedores para lograr el mejor producto posible. Todo lo diseño yo y no ha sido sencillo”, apostilla. Sus zapatillas son muy especiales, pues, relata, “tienen muchísimas aplicaciones y son únicas en el mundo por su tecnología, aunque no incorporan batería para que sean más eficientes y no haya que cargarlas”.
En su lugar, cuentan con un chip NFC en la lengüeta y funcionan por tecnología de radiofrecuencia. En resumidas cuentas, al acercar el teléfono, este se conecta a la zapatilla. Si la persona que las lleva se siente en peligro o se cae, con solo acercar rápido el móvil a la zapatilla, esta puede enviar un mensaje con su ubicación a un contacto preestablecido de inmediato. No es necesario ni que desbloquee el teléfono.
Es verdaderamente interesante saber también que las zapatillas reaccionan ante todos los móviles, no solo al preconfigurado. Es decir, si tienes un accidente en el campo y estás inconsciente, la persona que te encuentre puede pasar su móvil por la zapatilla y ver los datos que tú, como propietario, hayas elegido para que se muestren. Este aspecto es muy útil, por ejemplo, para las personas que necesitan medicación. “Todos los móviles fabricados a partir de 2008 podrán abrir ese mensaje con la información”, prosigue Millán.
También es posible que te lleve directamente a una lista de música que hayas seleccionado previamente. De esta forma, se abre rápido y no tienes que interrumpir tu actividad deportiva durante mucho rato. “Quería diferenciarme del resto, dar un toque especial a las zapatillas y que la gente opte por comprarse las nuestras frente a las convencionales”, cuenta el CEO.
Las zapatillas, en estos momentos, están en fase de preventa con un precio promocional de 89,99 euros y está previsto que este mismo verano, es decir, en apenas unas semanas, ya lleguen a los compradores.
Antonio Millán reconoce que es muy soñador. Le gusta visualizar sus próximos proyectos. Para él, el éxito de la marca estaría en ligarla con acciones sociales. “Me encantaría hacer un proyecto donde hagamos conciliar a las nuevas generaciones con las antiguas y donde se transmitan valores. Es muy de la filosofía estoica eso de hacer las cosas correctamente y muy Banbroken a su vez”, declara.
En cuanto a la posibilidad de abrir una tienda en Málaga, el creador de Banbroken confiesa que le encantaría, pero que antes las pocas facilidades que se le dan, ve la creación de un establecimiento físico como una verdadera utopía. “Con lo malaguita que soy, ver mi tienda en mi tierra sería un sueño, estoy convencido de que la gente haría cola, pero con mis recursos lo veo muy lejano; quizá una pop-up… Nunca se sabe”, zanja.