Es muy común que la gente llegue a la playa a tempranas horas de la tarde. Ya sea para clavar la sombrilla en la arena y estirar la toalla en primera línea de playa o aprovechar las horas en las que más aprieta el sol y 'coger un poco de color'. Otros, sin embargo, a eso de las 17:00 horas ya están montando las redes de vóley-playa.

Es el caso del club de voleibol Ciudad de Málaga. Entrenan de lunes a jueves en la playa de la Misericordia y, sobre todo los fines de semanas, juegan diferentes torneos. De hecho, el Cadete Masculino 'A' del equipo consiguió el pase para el Campeonato de Andalucía (Cadeba) el pasado 17 de junio. Si uno se acerca a la zona del paseo marítimo, son muy reconocibles. Casi todos visten una equipación de tirantes morada y verde, los colores de la provincia de la Costa del Sol.

La arena parece quemar, y los jóvenes lo corroboran. "La arena está un poquillo caliente", "me estoy quemando los pies", "está achicharrando", se escucha de fondo mientras las redes se encuentran en pleno montaje. Es por eso por lo que, con cubos llenos de agua del mar, mojan la superficie de las cuatro pistas que hay colocadas sobre la arena. Algo a lo que, en el mundo del voleibol, se le llama regar. No solo riegan las zonas en las que van a jugar, los jóvenes que tienen ganas de juerga se empiezan a lanzar agua entre ellos.

Los más impacientes empiezan a calentar con el balón mientras Jesús, uno de los entrenadores, y algunos compañeros siguen montando las redes. Eso sí, son listos y, mientras pueden, se ponen a la sombra. Comienzan el entrenamiento con ejercicios de activación y movilidad articular, para más tarde empezar a tocar balón. Los más competitivos ya se tiran a la arena en el calentamiento para salvar algún punto que otro.

Una vez con la pelota, inician con diferentes actividades y, luego, juegan partidos en los que no se contabilizan los puntos. "Empezamos ya con el partido, recordad que no se tienen en cuenta los puntos", comenta Eric, otro de los entrenadores. "Cuidado con el señor que hay allí sentado en el quiosco", bromea Jesús durante el entrenamiento cuando a algún jugador se le marcha el balón al paseo.

IMG-6669

Pese al calor y al cansancio, los jóvenes no se dan un chapuzón y siguen enfocados en el voleibol. Descansan para beber agua bien fría y coger aire, pero no es hasta el final del entrenamiento cuando algunos se acercan a la orilla para refrescarse.

La banda sonora de los entrenamientos no son las olas del mar ni las indicaciones de los entrenadores, a las que los jugadores siempre prestan atención. Es un altavoz, bastante potente, en el que casi siempre se escucha reggaetón.

Las personas más curiosas se paran en el paseo marítimo para ver a los jóvenes entrenar. Los más entendidos (o no) de este deporte, se atreven a comentar: "Ese puede llegar a ser profesional sin problema". Algunos, incluso, animan cuando se disputa un buen punto.

Al lado, comienzan a montar otra red, bastante más pequeña que las de vóley-playa, en la que los más pequeños juegan a una especie de fútbol-pádel playa. Con esto, se acaba de llenar la playa de la Misericordia, a la altura de la Chimenea Mónica, de jóvenes practicando deporte durante el caluroso estío de Málaga.

Parece que el vóley-playa, al menos durante el verano, le 'roba' la corona al deporte rey por excelencia, el fútbol.

Noticias relacionadas