La Policía Nacional ha parado a los pies al ladrón de las manchas. Se trata de un varón de 56 años que desvalijaba a sus víctimas después de tirarles encima un liquído y ofrecerse a limpiarles. El hombre tenía un perfecto inglés, por lo que aportaba confianza a sus víctimas.
La investigación, llevada a cabo por agentes del Grupo de Investigación de la Comisaría de Distrito Centro de Málaga, se inició al detectar el incremento de denuncias por hurtos a turistas extranjeros y posteriores estafas --cometidas con las tarjetas sustraídas-- en las inmediaciones del Castillo de Gibralfaro.
En todas las denuncias se recogía un mismo perfil delincuencial, mediante la técnica de la mancha, y una descripción similar del presunto autor. Por este motivo, se estableció un dispositivo policial de vigilancia en la zona que, tras varios días de control, permitió a los agentes localizar a un varón que se ajustaba con la descripción proporcionada por los denunciantes.
De hecho, los agentes pudieron observar in fraganti cómo procedía a manchar a una pareja de turistas a la que posteriormente ofrecía su ayuda para resarcirse del hecho. Cuando los agentes se acercaron al sospechoso depuso su actividad e intentó abandonar el lugar, siendo finalmente identificado y detenido.
Asimismo, las numerosas averiguaciones posteriores permitieron confirmar que con varias de las tarjetas bancarias hurtadas, se habrían realizado compras en comercios de la provincia de Málaga.
La naturaleza itinerante del detenido y el perfil de los turistas, muchos de ellos procedentes de cruceros que permanecen en la ciudad por un periodo muy corto de tiempo, dificultó la actuación policial. La Autoridad Judicial dictó una orden de alejamiento que prohíbe acercarse al detenido a una calle del centro histórico de la capital.