La calle Larios de Málaga se ha convertido en un museo al aire libre en los últimos años. Entre sus farolas, es habitual ver, con cierta periodicidad, unos paneles que acogen fotografías de artistas en el marco de exposiciones que se realizan con motivo de festividades como la Semana Santa de Málaga o eventos como el Festival de Cine de Málaga o la Copa del Rey de Baloncesto. Recientemente, también se han realizado galerías de carácter solidario de colectivos como la Asociación Española contra el Cáncer o la del Instituto Gaona, por sus 175 años de historia.
Si bien es cierto que estas exposiciones suelen tener buena acogida por los malagueños y turistas, que se paran a observarlas, la realidad es que estos paneles resultan todo un imán para los vándalos, sobre todo de madrugada. Pocas de estas galerías sobreviven durante su tiempo de exposición sin que alguno de los paneles acabe destrozado a patadas o puñetazos.
La última víctima ha sido la exposición del fotógrafo asturiano Víctor Lafuente, que se inauguró el pasado viernes, cuando dio comienzo el Festival de Málaga. En ella, el artista trataba de mostrar lo que nadie ve del certamen, con el objetivo de provocar una conversación en la calle entre los espectadores.
Sin embargo, a la mañana siguiente, EL ESPAÑOL de Málaga captó cómo uno de los expositores que mostraban una de las fotografías estaba roto. En apenas unas horas, se repuso y quedó solucionado el asunto. Un aspecto que Lafuente, con quien ha podido contactar este periódico, agradece "mucho".
El fotógrafo que tuvo la suerte de poder ver de cerca, la noche previa a la inauguración, cómo quedó la exposición. Alucinó porque todo estaba impoluto, había quedado perfecto. Cuando se enteró que al día siguiente ya habían roto una, pero que el Ayuntamiento de Málaga las reponía, se quedó "muy tranquilo", cree que es la forma en la que se debe trabajar ante estas situaciones.
"La solución está en un tema cultural realmente. Hay personas que intentan darse protagonismo de alguna manera, sobre todo cuando van acompañados, rompiendo mobiliario urbano como papeleras, una exposición de fotografías o incluso una moto. Yendo acompañados, este tipo de acciones les da un poco más de poder; estoy acostumbrado a verlo en manifestaciones cuando hago fotos", lamenta el fotógrafo, que ya tenía claro antes de exponer sus fotografías que "una o dos pagarían el pato".
Varios fotógrafos malagueños consultados por EL ESPAÑOL de Málaga piden que se tomen más medidas al respecto para evitar que sus trabajos acaben, literalmente, por los suelos.
El primero de ellos es el fotógrafo Mariano Pozo, que ha tenido que vivir cómo los vándalos han destrozado varias de las exposiciones que ha realizado en calle Larios. Recuerda con rabia cómo en 2016 la galería solidaria de la Asociación Española Contra el Cáncer, Contigo, que llevaba sus imágenes, acabó totalmente destrozada.
"Lo peor es que se ha convertido en una moda", dice con rotundidad Pozo. Que ocho años después de aquel suceso ha visto cómo su exposición de imágenes sobre la historia de la Copa del Rey quedó totalmente destrozada hace unas semanas. En ella se recogían momentos como el triple de Nacho Solozábal o la emoción de Alberto Díaz en soledad tras ganar en Badalona el ansiado trofeo. "Lo poco que se salvó fue porque aficionados que pasaban por la zona, a plena luz del día, y vieron el destrozo que estaban haciendo, pusieron a salvo algunas imágenes", lamenta.
Cabe recordar que la calle Larios de Málaga cuenta con cámaras de videovigilancia desde 2006. Sin embargo, Pozo reclama al Ayuntamiento de Málaga que se tome la situación "más en serio". "La imagen a nivel turístico, que tanto importa a la ciudad, y a nivel cultural es lamentable. Cualquier evento expositivo que se monta en calle Larios se destroza en cuestión de horas. No sé por qué no hay más vigilancia, o si con tanta cámara como hay no se controla esto más para que esto no vuelva a ocurrir", propone, a la par que reconoce que "esto no pasa en ningún otro lugar civilizado de Europa".
Otro compañero, Daniel Pérez, fotógrafo de la Agencia EFE, apoya totalmente las palabras de ambos fotógrafos, aunque él no ha tenido que sufrir estos actos. "Condeno estos actos por dos motivos. El primero por la falta de respeto a la obra de los fotógrafos que exponen, fruto del esfuerzo y de una pasión en torno a la imagen. Y segundo, por el daño a la ciudad, ya que calle Larios es el gran escaparate de Málaga por donde pasan malagueños y foráneos a diario", expresa.
Los expositores, por motivos de seguridad no llevan cristal. Son láminas que cuentan con un corcho de plástico por dentro, a modo de refuerzo. Fuentes de Cultura contaron a EL ESPAÑOL de Málaga en 2021 que se estaba planteando la inversión en carteles antivandálicos para acabar con este tipo de actos, pero parece que la iniciativa no se llegó a poner en marcha, pues se siguen fabricando con un material aparentemente sencillo de romper.
En mayo del año pasado el artista malagueño Javier Calleja expuso en su ciudad natal su primera escultura pública. Heads V2, así se llama, estuvo colocada durante los meses de verano frente al hotel AC Hotel by Marriott Malaga Palacio.
La obra, cada noche, contaba con un vigilante de seguridad que la custodiaba, por si precisamente, cualquier individuo se atreviera a vandalizarla. Este sistema de vigilancia fue costeado Calleja Studio, así como la instalación de la estatua en la vía pública, para poner a buen recaudo una escultura de semejante nivel ante los que, en ocasiones, bajo los efectos del alcohol, divagan por las calles del centro de madrugada.