Cuarenta y cuatro años después de que la central térmica San Patricio, levantada en la parte final del litoral oeste de Málaga, fuese definitivamente desenchufada, tras décadas generando electricidad, la actividad regresa a los terrenos. Lo hará de la mano de un fondo de inversión suizo, Ginkgo, y de Espacio, corresponsables de una de las mayores operaciones de transformación inmobiliaria de la capital de la Costa del Sol, que va a suponer una inversión de unos 150 millones de euros. De ellos, algo más de 23 millones se vinculan directamente con la fase de urbanización.
Aunque sin un día fijado aún en el calendario, el propósito de las dos mercantiles es la de activar los primeros trabajos de campo sobre el sector de la antigua térmica en el segundo trimestre de ese mismo año. La superficie de la parcela, cercana a los 116.000 metros cuadrados, es fiel exponente de la dimensión de la idea proyectada.
El inminente arranque de la urbanización de la finca va a permitir poner un punto y seguido a una iniciativa urbanística que se viene alargando desde hace ahora casi 16 años. Fue en agosto de 2008 cuando el Ayuntamiento y Nueva Marina Real Estate, en aquel momento en manos mayoritariamente de Endesa, rubricaron un acuerdo mediante el que el Consistorio asumía la reclasificación a, principalmente, residencial de unos terrenos entonces industriales. A cambio, la parte privada se comprometía a abonar 58 millones de euros.
Un dinero que nunca fue pagado y que forzó a una renegociación en 2014 que ha dejado al Ayuntamiento como copropietario de los importantes y estratégicos aprovechamientos urbanísticos de este espacio, situado en la nueva Milla de Oro de la ciudad.
Rebaja de alturas
El camino de La Térmica está marcado por los vaivenes y por los conflictos. Muestra de ello es que la tramitación urbanística llegó a ser tumbada por los tribunales, obligando a los actuales promotores a retomar el procedimiento. De hecho, el proyecto de urbanización ha sido definitivamente validado tres años después de que fuese aprobado de manera inicial.
En este intervalo, los responsables del proyecto se han visto obligados a reducir en hasta dos ocasiones la altura de las edificaciones planteadas. La primera por el efecto de las nuevas servidumbres del aeropuerto de la ciudad, que obligaron a reducir unos 13 metros la cota máxima prevista por aquel entonces.
Posteriormente, fue la Dirección General de Costas la que se opuso a la ordenación, aduciendo la existencia de un efecto pantalla que no fue corregido hasta que los privados asumieron una nueva rebaja de las dimensiones en vertical, hasta el punto de que ninguna construcción puede superar las 11 plantas de altura.
De todo ello surge el proyecto que ahora sí está sobre la mesa, con todos los parabienes administrativos y que está a punto de arrancar su construcción. Y eso implica poner en marcha una intervención que, según los números globales manejados por los promotores, puede suponer una inversión de unos 150 millones de euros y la creación de alrededor de 1.500 empleos entre directos e indirectos.
El primer paso afecta, principalmente, a la urbanización del sector, en el que, además de los bloques de viviendas diseñados por el estudio Leclercq, destaca una amplia reserva de espacios libres, con hasta 83.000 metros cuadrados. Una vez puesta en marcha la maquinaria, de acuerdo con los datos recogidos en el proyecto de urbanización, serán del orden de 34 meses para que queden completadas.
La intención de Ginkgo y de Espacio es que casi al mismo tiempo que se inician los trabajos sobre los terrenos, pueda impulsar el primer bloque de viviendas. Y ello tiene lógica toda vez que el deseo es el de poder abrir la comercialización de los inmuebles dentro la primera mitad del ejercicio. Esa era al menos la previsión manejada a finales del año pasado por Rosa Villaseca, directora Andalucía Occidental en Promociones y Propiedades Inmobiliarias Espacio.
Habrá que esperar, eso sí, a conocer los precios que alcanzarán estos pisos. Pese a ello, Villaseca aseguró que serán acordes a la media del entorno en el que se localiza, un espacio en el que, hay que recordar, hay viviendas que se venden por encima de los 4 millones de euros.
Un máximo de 870 viviendas
El desarrollo completo permite hasta 870 viviendas, de las que 272 serán de protección oficial, así como zonas comerciales, oficinas, un hotel… Y destaca una nueva zona de atracciones en el paseo marítimo al servicio de todos los ciudadanos.
Los futuros edificios buscarán la integración y el respeto al medio ambiente a través de la distribución de las fachadas y el uso del color blanco para aprovechar el poder termorregulador del mar en la aclimatación de los edificios, reduciendo así también su consumo energético, limitando significativamente las emisiones de CO2.
Y ello completado por una bolsa de aparcamientos mayúsculo. Solo en las parcelas privadas, para cubrir las necesidades de las viviendas, los comercios, las oficinas y el hotel, se plantean más de 2.800 plazas, a las que añadir otras 581 dibujadas en las calles del entorno.
El plan de urbanización recoge tres etapas diferenciadas. La primera de ellas incluye el traslado de la subestación eléctrica San Sebastián, existente en el sector, con un coste de 5 millones de euros, así como toda la parte relacionada con la ampliación del paseo marítimo, con un presupuesto superior a los 1,5 millones.