El día en que la vieja cárcel de Cruz de Humilladero deje atrás la senda de abandono en la que se encuentra desde hace años parece algo más cerca. Para lograr este ansiado objetivo, el Ayuntamiento de Málaga tiene un plan. De hecho, los técnicos de la Gerencia de Urbanismo ya trabajan en sentar las bases de una futura licitación mediante la que otorgar varias concesiones para que empresas privadas desarrollen en su interior un proyecto educativo, vinculado a la formación profesional (FP) dual, cultural y otro relacionado con la innovación.
Así lo ha confirmado a EL ESPAÑOL de Málaga la concejala de Ordenación del Territorio, Carmen Casero, quien admite que el objetivo es aprovechar los primeros meses de 2024 para poner en marcha el concurso mediante el que otorgar estos espacios.
El movimiento señalado supone toda una novedad, porque aunque en los últimos años ha habido algunas entidades interesadas en el edificio, caso de la Universidad Católica de Murcia (UCAM) o la Basque Culinary Center, ninguna de ellas ha dado el paso definitivo. En buena medida por las enormes dimensiones del antiguo complejo penitenciario, con 14.500 metros cuadrados construidos, a los que sumar 5.000 metros libres, y el elevado coste económico de su rehabilitación.
El valor de las obras necesarias para la puesta en valor del inmueble llegaron a calcularse en unos 24 millones. Una cuantía que disuadió al propio Ayuntamiento a la hora de activar su transformación en un gran contenedor cultural multidisciplinar en el marco de la iniciativa Distrito 6.
Superado este escenario, Casero revela la existencia de varias firmas dispuestas a afrontar la recuperación de la cárcel con los tres usos planteados. "La cárcel va a tener un uso educativo, de FP dual muy chulo; y uso cultural, y otro uso de innovación", remarca.
De acuerdo con las pinceladas esbozadas por la edil, que vienen a coincidir con las líneas maestras señaladas por el alcalde, Francisco de la Torre, en el programa electoral con el que consiguió la mayoría absoluta en los pasados comicios locales de mayo, la construcción será desgajada en tres sectores, con el objeto de que los usos planteados no se interfieran y puedan desarrollarse de manera independiente.
A la espera de que se perfilen todos los detalles del pliego de condiciones que debe regir este procedimiento, serían los futuros adjudicatarios de los espacios los que tendrían que asumir los trabajos de recuperación del edificio. "La idea es darles las llaves y que ellos se encarguen", viene a simplificar, sin que se descarte la posibilidad de que los futuros interesados puedan ofertar beneficios para la ciudad, como ha ocurrido con las concesiones a las dos universidades privadas que se van a asentar en la capital en los próximos años.
El origen del edificio
Fue el 13 de octubre de 1933 cuando la antigua prisión, reconocida en 2014 como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía, por ser uno de los centros de la represión de la dictadura durante la Guerra Civil y la posguerra, abrió sus puertas.
Con su puesta en servicio vino a sustituir las instalaciones penitenciarias ubicadas en el Pasillo de la Cárcel (hoy avenida de la Rosaleda), dadas sus malas condiciones. Fue a finales de agosto de 1928 cuando el alcalde del momento, Fernando Guerrero Strachan, y el presidente de la Audiencia Provincial, Enrique de la Blanca y González, acordaron la cesión de una parcela municipal al Estado.
Días después fue colocada la primera piedra de la construcción. Con la Guerra Civil en marcha, el presidio acogió a miles de presos cercanos al alzamiento, hasta que en febrero de 1937 Málaga cae en manos del Bando Nacional. Según datos de la Asociación contra el Olvido y la Memoria Histórica, más de 30.000 personas pasaron por este presidio.