La última gran transformación urbanística de Málaga, que ha permitido la rehabilitación y a, está de aniversario. Aunque la reurbanización del eje fue ejecutada en diferentes fases, el acto de inauguración oficial y formal tuvo lugar el 30 de noviembre de 2019. Es decir, hace ahora cuatro años.
Pese a la juventud de la nueva Alameda, se ha consolidado como un escenario alternativo claro a la vecina calle Larios, que mantiene el prestigio de ser una de las siete vías más caras desde el punto de vista comercial de España.
El marcado simbolismo de Larios, sin embargo, no puede esconder la dimensión de una operación urbana como la de Alameda. Sirva poner sobre la mesa que la peatonalización de sus laterales norte y sur, acotando el eje central para el paso de tráfico privado y de transporte público, suman del orden de 23.000 metros cuadrados de espacios para el viandante. Una superficie robada al coche que equivale, grosso modo, a cinco calles Larios.
El impacto de la operación, que acabó costando algo más de 11 millones de euros (7,8 millones abonados por el Consistorio en sus diferentes fases, a los que añadir otros 3,3 millones de la terminación de la Junta de Andalucía), se agranda conforme pasan los años.
El territorio conquistado por los peatones se convirtió desde un primer momento en foco de atracción de nuevas firmas comerciales y de hostelería, que han encontrado en la Alameda una opción más económica que Larios y dentro de la zona noble de la capital de la Costa del Sol. Dos ejemplos de ellos fueron la zapatería RKS y el restaurante Naked & Sated.
Otro de los referentes del nuevo modelo ha sido la recuperación de La Equitativa, uno de los edificios más icónicos de Málaga, transformado en un doble hotel. De un lado, un 5 estrellas gestionado por la marca Only You; de otro, un 4 estrellas de Soho Boutique. Un proyecto largamente esperado que suma a elevar el nivel de esta gran vía de la ciudad.
Y si relevantes son todos estos episodios en la corta vida de la nueva Alameda, el valor del eje alcanza una dimensión muy superior tras la llegada a finales del pasado mes de marzo del Metro. La localización de la estación Atarazanas en el lateral norte de la Alameda, tocando casi la fachada de la sede de la Delegación del Gobierno andaluz y la histórica Casa del Guardia, eleva el valor de la vía como gran intercambiador de viajeros, que suman la oferta del suburbano a la que presta la Empresa Malagueña de Transporte (EMT).
Una de las personas que más directamente estuvo vinculada a la obra fue el jefe del departamento de Arquitectura de la Gerencia de Urbanismo, Javier Pérez de la Fuente, quien cuatro años después del corte oficial de cinta, observa la realidad física y social.
Pérez de la Fuente pone en valor la importancia de que operaciones de esta naturaleza sean objeto de "amplios procesos participativos" previos a la redacción del proyecto de ejecución, asegurando que la aportación de los diferentes colectivos fue “clave” en el resultado final.
A este primer factor suma el impacto que tiene para la ciudad "devolver el espacio público a las personas". Y en la Alameda se produjo un cambio radical en la manera de ser disfrutada, invirtiéndose la proporción de la superficie. Del 70% de suelo reservado en origen al coche, frente al 30% peatonal, se pasó a un 70% de terreno conquistado por el peatón.
"Hoy paseamos por los amplios espacios norte y sur, sin recordar que hace pocos años eran espacios con grandes carencias: escasez de espacio peatonal, aceras divididas en dos niveles, problemas de accesibilidad, presión del tráfico rodado…", reflexiona.
Pérez de la Fuente añade otro valor adicional de la intervención, que tiene como protagonista la puesta en valor del rico patrimonio arquitectónico existente en la avenida, con "estupendos" edificios de los siglos XVIII, XIX y XX, que con el anterior modelo eran difícilmente contemplativos.
El otro patrimonio que ha salido beneficiado ha sido el vegetal, con los ficus centenarios que caracterizan la Alameda malagueña. "El suelo estructural que se planteó junto a los ficus permitió aprovechar el agua del freático del aparcamiento de la Marina para mejorar sus condiciones", explica.
El Marqués de Larios, actor relevante
La escultura del Marqués de Larios es clave para entender la reconfiguración de la Alameda. "Pensamos que los beneficios han sido claros", defiende, recalcando que la acción no sólo ha permitido recuperar la estructura de pedestal del conjunto diseñado por Mariano Benlliure, rehabilitando las esculturas, sino también ha hecho posible su contemplación en 360 grados desde un espacio peatonal.
"Nos agrada pasear por la Alameda y comprobar la forma en la que se utiliza", confiesa, recordando que el proyecto incluye distintas claves, "desde el diseño del pavimento a la inclusión de trazas históricas con materiales distintivos que permiten acercar el conocimiento histórico de este espacio al paseante". Una manera, enfatiza, de dar a conocer la riqueza del legado de la ciudad.
Y, aunque el avance ya materializado es de enorme envergadura, deja abierta la puerta a que el día de mañana, "en coordinación con otros proyectos en desarrollo", sea posible ver una Alameda "incluso más peatonal que la existente actualmente".