La estrategia diseñada por el Puerto de Málaga para impulsar la construcción del nuevo muelle 8, infraestructura que permitirá ganar del orden de 60.000 metros cuadrados de suelo para actividad logística y almacenaje, se ve alterada. Y ello después de que el concurso para contratar el traslado de las instalaciones de atraque para embarcaciones de servicios oficiales a la margen izquierda del río Guadalmedina, haya quedado desierto.
Así ha sido confirmado por la Autoridad Portuaria, que constata la ausencia de empresas interesadas en asumir el encargo y lo relacionan con el tiempo transcurrido entre la redacción del proyecto y el coste real de los materiales actualmente.
"Nadie ha querido asumir los precios de hormigón y aluminio", apuntan fuentes conocedoras de la actuación. La licitación fue activada por el organismo presidido por Carlos Rubio a finales del pasado mes de julio, fijándose el 18 de agosto como plazo máximo para la presentación de propuestas.
A la espera de decisiones por parte del ente público, todo hace indicar que tendrá que volver a licitar esta intervención por un precio mayor. Esta pieza es clave en el proyecto futuro del Puerto para disponer de más superficie de almacenaje. El pliego inicial elevaba el presupuesto de la obra a 1,7 millones de euros (incluido el IVA), siendo el plazo de materialización de los trabajos de 6 meses.
El punto donde va a ser ejecutado el atraque se localiza junto al actual Centro de Atención Temporal a Extranjeros (CATE). Las nuevas instalaciones estarán formadas por un pantalán flotante de hormigón prefabricado en central de 140 metros de longitud y 5 metros de ancho. El mismo estará fijado mediante pilotes metálicos hincados al sustrato marino y una pasarela articulada de 3 metros de anchura útil de acceso al anterior.
De manera adicional, por el lado del canal principal, se instalará un tren de fondeo a lo largo de los 140 metros del pantalán, integrado por muertos de 27 toneladas situados cada 20 metros del que podrán hacer uso las embarcaciones para un atraque más seguro, minimizando los posibles movimientos del buque atracado.
Se trata de una medida que, aunque no sea necesaria, supone una mejora funcional y operativa del atraque, minimizando los movimientos del buque amarrado, ya que los elementos principales que integran la alineación de atraque (pilotes, pantalán y bolardos) están dimensionados para soportar las cargas de amarre de diseño por sí mismas, sin necesidad de elementos suplementarios.