"Ya lo tengo, nada más que le echéis una fotito al niño…", dice Francisco Marfil, el arqueólogo que ha tenido la fortuna de desenterrar un ungüentario que, por las primeras estimaciones, puede datar de entre los siglos III y II antes de Cristo. El valor del hallazgo es mayor aún debido al buen estado de conservación que presenta.
"Es increíble, es un milagro que esté en ese estado", apunta uno de los profesionales que desde hace casi un mes viene trabajando en la segunda campaña de excavación del Cerro del Villar, el gran asentamiento fenicio localizado junto al río Guadalhorce de Málaga.
Alrededor de Fran, que pertenece en la zanja puliendo al detalle la pieza encontrada, un buen número de operarios observan entusiasmados el hallazgo. "Es preciosa, guapísima", dice otra voz asombrada.
La estampa, vista desde fuera, parece la de un nacimiento, en la que el objeto arqueológico hace las veces de un bebé a punto de nacer. La tarea es ciertamente meticulosa y en ella, Fran, sostiene un paletín para retirar la tierra pegada al ungüentario y una brocha con la que limpiar los alrededores.
José Suárez, profesor del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Málaga y director de la excavación, pone luz sobre la importancia de lo encontrado. "Es una pieza muy bien conservada, un ungüentario helenístico que responde a un periodo del que apenas se tenía constancia en el yacimiento", subraya.
¿De qué época? "Hablamos de un horizonte entre finales del siglo III y el siglo II antes de Cristo; es una pieza singular que ha sido depositada ahí, aunque no sabemos muy bien con qué sentido, con qué intención, pero nos ilustra en la idea de que en el Cerro del Villar había vida más allá de lo que hasta ahora se sabía", sentencia.
Es, según desvelan algunos de los especialistas de campo, como la "joya de la corona" de lo encontrado en esta etapa de los trabajos en el Cerro del Villar y, como casi todas las cosas buenas, se ha hecho esperar.
Ha aparecido el último día de la campaña, a la que se echa el cierre este jueves para dar paso a las tareas de conservación y enterramiento. Una vez finalizada, habrá que esperar cerca de un año para volver al terreno.
Piletas romanas
Para dar buena cuenta del resultado de esta etapa reciente de trabajo, la delegada de Cultura de la Junta de Andalucía, Gemma del Corral, ha acompañado a Suárez en una comparecencia ante los medios de comunicación.
Una actuación calificada como "exitosa" y que ha permitido profundizar de manera detallada en la secuencia del yacimiento, alcanzando hasta los 2 metros de profundidad. "Esto demuestra que tiene un gran potencial científico y patrimonial", resalta Suárez, quien habla de la localización de edificios con hasta 10 estancias, algunas de ellas empleadas para el almacenamiento.
De entre los hitos más significativos, una zona donde "pensamos que hubo un atraque o un embarcadero y un complejo de actividades rituales, con pavimento de conchas marinas y ofrendas alrededor del sitio", añade.
Pero no sólo eso. Bastante alejado del punto central de las excavaciones actuales, los trabajos han permitido desenterrar una factoría de salazones de época romana "que no conocíamos hasta ahora". "Hay piletas que se conservan a más de 2 metros de profundidad y que se fechan entre los siglos IV y V después de Cristo", añade, incidiendo en la idea: "Todo esto nos demuestra que el yacimiento es más rico y complejo de lo que pensábamos".
Este es el presente del Cerro del Villar. La continuidad de los trabajos está garantizada hasta 2025, de acuerdo con el plan de acción acordado con la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y la Universidad. ¿Qué ocurrirá a partir de ese momento? Dependerá de la voluntad de las instituciones y de las conclusiones científicas.
Lo que se antoja muy lejos en el tiempo es la posibilidad cierta de que Cerro del Villar pueda convertirse en una especie de parque arqueológico abierto al público. Del Corral admite la dificultad de que ello ocurra, en buena medida, por las propias características de los restos fenicios.