Málaga vuelve a quedarse con la miel en los labios y a saborear la hiel de la derrota. Como ya le ocurriera con la Capitalidad Cultural Europea o con la Copa América, la capital de la Costa del Sol ve truncada su trabajada aspiración por organizar la Exposición Internacional de 2027.
Por apenas 11 votos, la Asamblea de la Bureau International des Expositions se han decantado por el proyecto de Belgrado (Serbia). ¿Qué es lo que ha pesado en esta decisión final? En el seno de la delegación malagueña se apuntaba desde París el efecto que ha tenido la influencia de Rusia y de China en favor de Serbia.
El revés, más allá de la oportunidad perdida de ser epicentro mundial del debate sobre la sostenibilidad y las ciudades en los próximos años, hay que medirlo en el impacto económico que se vinculaba a la celebración del evento. El plan de acción diseñado por la candidatura malagueña y los estudios elaborados hasta la fecha cifran en casi 3.000 millones de euros la suma que de manera directa a indirecta iba a generar la Expo.
Uno de esos trabajos fue el realizado por Analistas Económicos de Andalucía en 2020. El informe auguraba que la Expo iba a propiciar del orden de 11 millones de visitas, cifra posteriormente rebajada a unos 7,5 millones en el proyecto oficial de la capital. Asimismo, el grupo vinculado a Unicaja apuntaba que todo el desarrollo del acontecimiento iba a generar del orden de 31.000 empleos.
Un dinero que desaparece de la ecuación. Y ello puede repercutir de manera definitiva sobre la pretensión del Ayuntamiento de aprovechar el acontecimiento para desarrollar infraestructuras clave en la transformación futura de la urbe, con un valor superior a los 1.000 millones de euros. Operaciones todas ellas de difícil desarrollo en solitario con los presupuestos municipales.
Es el caso del Plan Málaga Litoral, valorado en unos 380 millones, con el que la ciudad pretende abrir nuevos lazos de conexión con el área metropolitana mediante la construcción de dos intercambiadores de transportes en la Plaza de la Marina y la Explana de la Estación; la construcción de un túnel de 2,3 kilómetros de longitud mediante el que se soterrará el tráfico en Muelle Heredia, el Paseo de los Curas y parte del Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso. Y, a modo de corona, con la generación de unos 70.000 metros cuadrados de nuevos espacios peatonales mediante los que unir el casco antiguo con la zona portuaria.
Algo semejante ocurre con la histórica demanda de intervenir sobre el río Guadalmedina y aprovechar su traza urbana para ganar zonas de esparcimiento y de conexión de las márgenes. Para ello se incluían 200 millones de euros en el proyecto de la Expo, confiando en la aportación de la Administración estatal.
Otros 110 millones de euros se reservaban en las cuentas para la ampliación del Palacio de Ferias y Congresos, y casi 97 para afrontar la materialización de una de las grandes aspiraciones de la capital: el Auditorio de la Música.
Pese al impacto del revés, hay que tomar en consideración la intención del alcalde, Francisco de la Torre, verdadero líder del proyecto, de aprovechar al máximo los alrededor de 800.000 metros del sector Buenavista (propiedad del Gobierno central) para completar la oferta de la capital de la Costa del Sol. Una gran superficie en la que propiciar el asentamiento de empresas relacionadas con la innovación y centros de investigación y docencia.
La pastilla, además, está habilitada para incrementar la oferta residencial a precio asequible en la ciudad. De hecho, el plan inicial concretaba la construcción de un ecobarrio con 1.445 viviendas protegidas, de las cuales 883 estarían localizadas en los suelos estatales y más de 500 en los aprovechamientos que el Ayuntamiento tiene en el vecino desarrollo de Cortijo Merino.
La pregunta que se pone ahora sobre el escenario es: ¿Y ahora qué? De la Torre se apresuraba este miércoles a descartar que tuviese en mente activar una nueva candidatura de Málaga para algún evento internacional. Una reflexión verbalizada pocas horas después de que se conociese el resultado de la votación.
El veterano mandatario, que acumula más de 23 años al frente de la Alcaldía y que acaba de ser reelegido por mayoría absoluta, es, sin duda, la figura alrededor de la que ha girado el ahora fallido proyecto. Suya fue la decisión de posicionar a Málaga en la carrera por este gran evento. Incluso, muchos han visto que la consecución del logro hubiese supuesto el gran broche de oro con el que De la Torre podría cerrar su prolija trayectoria política.
Cerrado este capítulo, el regidor no quiere perder el empuje del trabajo realizado y parece dispuesto a avanzar en la hoja de ruta trazada. Queda por ver cómo lo hace y con qué apoyos. Un nuevo reto al que dar respuesta en el que puede ser su último mandato a los mandos del Consistorio.