La historia nos enseña que nada es eterno, que todo está sujeto a transformación y que el camino sobre el que un día levantaron el polvo los fenicios es el mismo por el que, tiempo después, deambularon los romanos, los árabes y los cristianos… Algo parecido ocurre con grandes construcciones levantadas antaño, que no son una sola, sino muchas en sí mismas. 

La obra original llega a nuestro tiempo tras ser sometida a un proceso constante de ampliación y renovación. Y eso es justo lo que ocurre con uno de los grandes monumentos de Málaga, la Alcazaba. La fortaleza árabe que data del siglo XI es, doce siglos después, símbolo patrimonial y turístico de la capital de la Costa del Sol. Pero como curiosidad, a mediados del siglo XVIII fue usada como prisión para el confinamiento de 1.200 gitanas.

Pese al valor del inmueble, su estado de salud es claramente mejorable. Las numerosas patologías que presenta la construcción, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), han llevado al Ayuntamiento a impulsar una serie de actuaciones de emergencia con las que curarla en lo esencial.

El expediente que sirve de base a esta licitación incorpora un profuso informe redactado por Yamur Arquitectura y Arqueología, la empresa responsable del proyecto de intervención, en el que se desgranan las diferentes etapas históricas de la Alcazaba. Secuencias temporales que dan muestra del crecimiento y consolidación de la fortaleza.  

Imagen de la Torre del Tiro de la Alcazaba de Málaga, año 1934 L. Roisin

Se habla, en concreto, del conjunto Alcazaba-Gibralfaro, a sabiendas de que, aunque parecen dos unidades distintas, "la existencia de uno es la causa de la existencia del otro; es inconcebible la presencia de Gibralfaro sin la presencia anterior de la Alcazaba", destacan.

El trabajo de estudio de Yamur permite diferenciar hasta siete etapas en el caso de la Alcazaba, a lo que sumar detalles históricos del propio castillo. Aquí recogemos lo esencial de esta información:

La Alcazaba preislámica

Se levanta sobre el cerro de la Alcazaba, una elevación predominante sobre la zona baja de la desembocadura del Guadalmedina. Su construcción provocó que los vestigios de las etapas preislámicas sean prácticamente invisibles, desconociendo el papel que jugaba este punto topográfico de la ciudad.

Los únicos referentes existentes sobre momentos anteriores a la construcción en el siglo XI de la Alcazaba es la presencia aislada entre la Puerta del Cristo y la Puerta de Granada, de una serie de suelos de opus signinum que responden a la ocupación del cerro durante época romana, sin que se pueda determinar exactamente el uso dado. Es posible que pudieran estar relacionados con la presencia de una villa periurbana localizada en los jardines colindantes de Puerta Oscura

Su posición estratégica la convierte en un punto principal en la topografía de la ciudad. Esto ha hecho que siempre se haya considerado que en época bizantina y, sobre todo, en época visigoda, el Cerro de la Alcazaba se convertiría en la zona de residencia del poder, función que no abandonaría hasta el siglo XVIII. 

Con la ocupación de Sisebuto de la ciudad entre los años 618-619, toda la infraestructura urbana que hizo que, durante los siglos VI y principios del siglo VII, Málaga junto a Cartagena, fuera una de las ciudades más importantes del Mediterráneo Occidental, desaparece, reduciéndose la ciudad al Cerro de la Alcazaba, punto donde se localiza la residencia del poder político-militar y religioso. Las investigaciones realizadas hacen pensar que el Cerro de la Alcazaba era el único punto ocupado bajo la presencia visigoda. 

La Alcazaba islámica

Es con la invasión árabe bereber de la ciudad a partir del año 711, cuando el cerro de la Alcazaba toma mayor trascendencia. Es cuando se configura como el centro del poder.

La ciudad que los musulmanes encuentran es un núcleo urbano reducido al Cerro de la Alcazaba, siendo el único punto ocupado de forma importante. La idea es que estaba ocupado por alguna fortificación, la residencia de las autoridades y de la posible Catedral y residencia episcopal. Estructuras que, en un primer momento, fueron reutilizadas por los invasores, siendo reformadas y amortizadas por otras de nueva planta y adaptadas a las nuevas necesidades.

Alcazaba, principios siglo XX Archivo del Museo Unicaja de Artes y Costumbres Populares

De esas primeras edificaciones islámicas no hay constancia más allá de la presencia de un muro orientado hacia el sureste ubicado en el subsuelo del actual Patio de Armas. El mismo ha sido identificado como un posible muro de la primera mezquita construida en la ciudad, la denominada Mezquita de Ibn Salih. Ésta se convirtió en la Mezquita Aljama de Málaga hasta el siglo XI, momento en el que se construye en el solar actual de la Catedral el nuevo edificio. 

Yamur precisa que cuando se habla de la Alcazaba propiamente hay que referirse a la que en el siglo XI se construye de nueva planta y se mantiene con pequeñas reformas durante gran parte de su existencia. Con la implantación de la dinastía hammudí en Málaga, la ciudad sufre una fuerte reorganización en toda su estructura. 

Se refortifica todo el perímetro del entramado urbano, se construye la nueva Mezquita Aljama, se comienzan a desarrollar distintos arrabales y se construye la Alcazaba como símbolo del nuevo poder, constituyendo en sí una ciudad independiente dentro de otra. Este proceso incluye un proceso de expropiación de viviendas para la construcción de nuevos elementos. 

Los especialistas admiten la dificultad de determinar qué zonas y qué elementos de la Alcazaba forman parte de la primera construcción hammudí y cuáles responden a los otros programas de ampliaciones y reformas de posteriores épocas. Una de las razones, apuntan, es que no se ha llevado a cabo un plan director con actuaciones encaminadas a la investigación del complejo. 

La Alcazaba hammudí 

El recinto hammudí es el primero, es decir, el más elevado, lo que queda demostrado por la presencia emergente de paramentos de sillares de arenisca a soga y tizón, simulando la arquitectura califal. Es en este primer recinto donde sólo aparece este tipo de fábrica, lo que hace pensar que formaría parte de la construcción de la zona palatina, donde la corte de los herederos legítimos del califato residía de forma permanente. 

Son indicios que se ven en la parte interior de la Puerta de Granada, la muralla que conecta por el sur esta puerta con la Torre Maldonado, el frente sureste que conecta la Torre Maldonado con la Torre del Homenaje, la propia Torre del Homenaje y cimientos aún existentes en los palacios nazaríes, así como arcos de herradura entre éstos y los salones de los arcos entrelazados. 

Otro de los elementos a destacar es el barrio de casas, viviendas islámicas que se ocuparían por el aparato funcionarial de la corte hammudí. Estaba conformado por 8 casas y un baño. De ellas, 6 fueron restauradas en 1970, conformando un barrio diseñado y adaptado a la topografía. 

Otro de las partes más espectaculares de la Alcazaba, también atribuibles a la dinastía hammudí, son los Cuartos de Granada, ya que la portada de arcos de herradura con yesería y los arcos lobulados entrelazados siguen normas estilísticas propiamente califales, tanto en Madinat al-Zahra como en la mezquita de Córdoba. 

La Alcazaba zirí 

Es muy complicado establecer las diferencias entre las zonas propiamente hammudíes y ziríes. Son múltiples las referencias a este hecho, sobre todo bajo la soberanía de Badis, el cual emprendió una fuerte reforma en las murallas de la Alcazaba para hacer de ésta un emplazamiento irreductible y cabeza de puente para la salida de su reino al mar. Esa inexpugnabilidad quedó demostrada con la resistencia de las tropas ziríes frente a los ejércitos abbadíes de Sevilla ayudadas por la población de Málaga. 

Frente a una primera construcción donde prima más lo palatino, simbólico y funcional, con los ziríes, la Alcazaba se refuerza más desde un punto de vista de defensa, tomando el aspecto de gran fortaleza que conocemos. Es muy probable que la entrada actual desde calle Alcazabilla, así como la Puerta de la Bóveda y de las Columnas, formasen parte de esa construcción más avanzada en el siglo XI. 

La Alcazaba durante la ocupación norteafricana 

Las actuaciones que estas fuerzas norteafricanas pudieron realizar en la Alcazaba son bastante reducidas, ya que el papel que en el siglo XI tenía queda relegado en el transcurso de la ocupación de la ciudad por estas tribus africanas, sobre todo porque el centro de gravedad de estos poderes se traslada a Granada y Sevilla. 

No obstante, se observan pequeñas reformas en las zonas más nobles y en las murallas. Las casas construidas en el siglo XI son redecoradas con estucos con decoraciones geométricas y epigráficas en el siglo XII. 

La Alcazaba nazarí 

Con la configuración del nuevo reino nazarí, Málaga vuelve a recobrar una importancia que había perdido. Se ve reflejado en las actuaciones que se realizan en la Alcazaba en las zonas palatinas y en las murallas. Se configuran las nuevas residencias sobre el palacio taifa, construyéndose los palacios nazaríes, consistente en tres patios con patios rectangulares y crujías en torno a él.

Los Cuartos de Granada se embellecen con una serie de arcadas muy típicas en la arquitectura nazarí, sobre todo empleadas en la Alhambra. Se observa el refuerzo de una serie de paramentos con muros de tapiales calicostrados, cuyo exponente más claro es la Torre Norte.

Es una gran torre con un zócalo de mampostería y un alzado de tapial, cuya morfología es exactamente igual a la de Gibralfaro. Esto indica que esos paramentos se realizaron bajo el gobierno de Yusuf I, constructor del Castillo de Gibralfaro. 

Como elemento más espectacular con un posible origen nazarí, destaca la Puerta del Cristo, cuyo acceso principal posee en la clave del arco, las llaves de la ciudad que representan la importancia que tenía en todo el recinto, funcionando como una auténtica puerta de la justicia a semejanza de la existente en la Alhambra de Granada. 

La Alcazaba en tiempos modernos y contemporáneos 

Con la conquista de la ciudad en 1487 por los Reyes Católicos, la Alcazaba sigue manteniendo su papel de residencia del alcaide de la ciudad, siendo el primero Garci Fernández Manrique. Esto conlleva algunas reformas, no sólo para adaptarla a una nueva realidad, sino también para reparar los daños sufridos por la propia conquista y su anterior asedio. 

Las primeras intervenciones incluyen cambios de vías de accesos y la ampliación de la puerta principal de la Alcazaba, así como incorporaciones estéticas como en la Torre de la Vela, donde se coloca una campana, o en la Torre de la Mezquita, donde se coloca una techumbre plana de madera del siglo XVI, convirtiéndose por orden de los Reyes Católicos. en capilla bajo la advocación de San Gabriel. 

Las remodelaciones de mayor envergadura vendrán a producirse a partir del siglo XVI. Están asociadas a la mejora de los aposentos de los Cuartos de Granada, lugar de residencia del alcaide, y a las reformas en torres y murallas para el establecimiento de la artillería necesaria para la defensa de la ciudad y la guarda de la pólvora, sobre todo en la Torre del Homenaje. 

Ya en el siglo XVII, a raíz de la visita del Rey Felipe IV a Málaga en 1624, se hacen reformas en los Cuartos de Granada para el alojamiento al monarca. A causa del terremoto de 1680, se reedifican en 1681 la Torre del Homenaje, los Cuartos de Granada y otras torres. Durante el siglo XVIII, la Alcazaba pierde su papel preponderante como residencia del alcaide, lo que provoca un paulatino deterioro de su estructura. 

Esta pérdida de importancia militar de la Alcazaba se puede vislumbrar, igualmente, en que en 1749, a raíz de la redada de las gitanas, el edificio se utiliza como prisión, donde se confinan un total de 1.200 gitanas, las cuales provocan grandes destrozos en todo el recinto y lo que provocó que en 1751 sean trasladadas y derribadas múltiples estancias. 

La Alcazaba deja de ser propiedad militar en 1843, momento en el que se va configurando un populoso barrio de casas modestas que se van adosando a las murallas emergentes de la fortificación. La degradación de este barrio provoca que a partir de 1933 se inicie el proceso de expropiación y derribo de parte de las viviendas para elaborar un plan de excavación y restauración de todo el recinto. 

Vista del conjunto histórico.

El castillo de Gibralfaro 

Las únicas noticias existentes sobre este lugar antes de la ocupación islámica, son restos cerámicos de época feno-púnica aparecidos en diversas actuaciones arqueológicas en el interior del actual recinto.

La construcción del castillo se debe a la iniciativa del rey nazarí Yusuf I y será terminado por Muhammad V. Su edificación estuvo motivada por la debilidad que la Alcazaba presentaba en este flanco, donde desde la cima de Gibralfaro podría atacarse, sobre todo con artillería. 

Uno de los elementos que los expertos consideran "más impresionantes" del complejo es la única puerta de ingreso, que comunica la Alcazaba con Gibralfaro. Al noroeste de la fortaleza se coloca una gran torre albarrana, La Torre Blanca, la torre albarrana más grande de al-Andalus.

En la actualidad los elementos conservados en el interior de la fortaleza responden a obras llevadas a cabo en época moderna, destacando el edificio del polvorín. Fuentes árabes permiten afirmar que fue construida una mezquita que estuvo en pie hasta el siglo XVIII. 

En época moderna el castillo se sigue usando como cuartel del ejército, momento en el cual se construyen el polvorín, distintas garitas, al igual que se reconstruyen paramentos, como el existente en el flanco oeste donde se instalan distintos elementos como cañoneras para la instalación de artillería. 

El abandono de la Alcazaba a partir del siglo XVIII, hace que todos los esfuerzos por consolidar y reforzar la defensa de la ciudad se centren en Gibralfaro, ya que posee una ubicación más estratégica. Al igual que ocurre con la Alcazaba, en el siglo XIX Gibralfaro se abandona como recinto militar y pasa a manos del Ayuntamiento.

Noticias relacionadas