Pese a las dudas iniciales, el Metro de Málaga sortea con éxito su primera Semana Santa con parada en el Centro de la ciudad. Salvo momentos puntuales, en los que la capacidad de los trenes se ha demostrado algo escasa para atender la grandes avalanchas de viajeros deseosos de acudir a ver las procesiones, la prueba de fuego se ha saldado de manera destacada.
El anuncio de restricciones en la antesala de la semana de pasión, buscando anticiparse a episodios de saturación en la estación de Atarazanas, ha cumplido el objetivo pretendido. De hecho, en las reuniones de seguimiento mantenidas en las últimas jornadas se ha puesto de manifiesto el buen funcionamiento tanto del flujo en el interior de la parada como en la propia superficie.
La planificación pactada entre la Junta de Andalucía, la concesionaria responsable de la explotación del suburbano y la Policía Local fijó la necesidad de limitar el servicio de Atarazanas en las horas de mayor concentración de procesiones en el entorno de la Alameda.
Desde el Domingo de Ramos y el Viernes Santo, entre las 17:30 horas y las 23:30 horas, sólo estaba permitida la subida de viajeros. En este intervalo horario, los pasajeros que pretendían acercarse lo máximo posible para ver los recorridos procesionales han tenido que bajar en la estación Guadalmedina, continuando su itinerario a pie.
La valoración positiva que puede hacerse no esconde la existencia de momentos concretos en los que el malestar de determinados grupos de viajeros se ha puesto en evidencia. A principios de semana, algunos usuarios situados en la estación Universidad, en el tramo en superficie del ramal de Teatinos, tuvieron que esperar bastantes minutos porque los trenes que pasaban por ese punto con dirección al Centro iban llenos.
¿Era algo inesperado? No. La movilidad de Málaga entra de lleno en un escenario nuevo, en el que la fotografía queda transformada con la llegada del ferrocarril urbano a la Alameda Principal. Y por más que la ampliación del trazado apenas sea de un kilómetro de longitud, el salto desde El Perchel al Centro abre de par en par las puertas a miles de usuarios que hasta la fecha habían aparcado la idea de subirse a sus trenes.
Los datos confirman este hecho, al prever que la demanda se duplique en un año completo, pasando de los casi 7 millones con los que cerró 2019, antes de la pandemia, a unos 14 millones. A la espera de datos cerrados, no se descarta que esta Semana Santa se haya triplicando la cifra de pasajeros en algunas jornadas. El Domingo de Ramos fueron casi 53.500 los pasajeros transportados.
Esta atracción se incrementa de manera destacada cuando la novedad del Metro al Centro viene a coincidir con las procesiones de las cofradías en el mismo corazón de la urbe. Una mezcla explosiva en lo que a la demanda de pasajeros se trata y una prueba de fuego mayúscula para medir el comportamiento del suburbano.
Sin ser lo deseable, estas escenas son un daño colateral en el éxito alcanzado por el ferrocarril urbano. Lo que en Málaga genera conflicto, como propio de la novedad y la inexperiencia, es asumido con mayor estoicismo en otras grandes capitales como Sevilla, donde, ya sea por las procesiones o por otros eventos, los trenes también parecen latas de sardina en hora punta e incluso se cierran estaciones por motivos de seguridad.
Cierres en Sevilla y Valencia
"En Sevilla estamos acostumbrados", confesaba a este periódico una usuaria habitual del Metro de la capital hispalense. Justamente, en esta ciudad, que disfruta de Metro desde 2009, no es raro ver el cierre temporal de algunas paradas ante los picos de demanda en eventos como la Feria de Abril.
Y en Valencia, este mismo año Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) ha tomado la decisión de cerrar el acceso a las estaciones de Xàtiva y Colón de Metrovalencia durante el disparo de las mascletaes de los principales días festivos de Fallas, del 16 al 19 de marzo, siguiendo las recomendaciones realizadas por la Junta de Seguridad de la Subdelegación del Gobierno.
Todo ello muy parecido a lo que ha sucedido en la capital de la Costa del Sol desde el pasado Domingo de Ramos, cuando se tomó la decisión de restringir el funcionamiento de la estación término de Atarazanas.
¿Trenes con doble composición?
Siendo cierto que la costumbre se adquiere con el tiempo y el conocimiento, ¿es posible que el Metro tome medidas para su capacidad de respuesta a la elevada demanda? Una de las opciones que permite el ferrocarril malagueño es el de establecer dobles composiciones, de manera que vayan dos trenes juntos, incrementando la capacidad a unos 400 pasajeros.
¿Lo va a hacer el Metro de Málaga? No. Al menos este año. ¿El motivo? No hay trenes suficientes. Lo que explican desde la empresa es que los 14 trenes que hay disponibles están operativos al 100%, lo que hace inviable las dobles composiciones. Es de prever que con la llegada de las nuevas unidades compradas a finales del año pasado a CAF, esta alternativa tome cuerpo para futuros acontecimientos y a la espera de que el trazado llegue al entorno del Civil.
Más allá de esa medida, desde Metro de Málaga se pone el acento en el aumento considerable de las frecuencias de paso en las horas punta de Semana Santa. El cronograma diario diseñado hace que en franjas determinadas los trenes pasen cada 5:50 minutos por las estaciones, reforzando de manera considerable la oferta, por ejemplo, el Miércoles Santo y el Jueves Santo.
Lo que es evidente es que Málaga está descubriendo el verdadero Metro. No el que se puso en marcha de manera mermada a mediados de 2014, sino el que cumple con la función social de acercar a los ciudadanos adonde quieren ir.
La experiencia actual, que salvo momentos puntuales está siendo del todo favorable, servirá para sentar las bases para mejorar el modelo de explotación no sólo en la Semana Santa del año que viene, sino en la Feria de Agosto, que ya asoma a la vuelta de la esquina.
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