Las obras son molestas para cualquier persona, pero si las tienes en la puerta de tu negocio son aún peores. Ruidos, olores a cañerías, polvo y ayudas que no llegan es lo que se han encontrado durante este último año los pequeños comercios de la calle Carretería. Pasear por esta vía tranquilamente es una tarea un tanto complicada por lo que desde El ESPAÑOL de Málaga hemos querido comprobar cómo están viviendo los negocios esta situación.
Mónica Escobar lleva 30 años trabajando en la tienda Mª del Mar Ortega, especializada en vestidos de flamenca y de comunión. Por suerte, las obras acaban de terminar en la puerta del local, pero reconoce haberlo pasado muy mal mientras el trabajo de los obreros se estaba realizando. "El año pasado, cuando la obra empezó, estábamos en la época de las comuniones y fue catrastófico. Todo estaba levantado, había montones de tierra y veníamos de dos años de ventas cero debido a la pandemia", recuerda la dependienta.
El Ayuntamiento de Málaga anunció en septiembre que se pondría en marcha una ayuda directa de 500 euros para todos los locales que se vieran perjudicados por la renovación de la calle pero como se sabe, la burocracia suele ser lenta. "Estoy todavía esperando la subvención, tengo solo los tickets de aparcamiento, pero no se sabe nada del dinero", cuenta Moraika, dueña de la peluquería Dolce Vita.
Como en todo, siempre hay visiones más optimistas que otras sobre la situación y este es el caso de una de las trabajadoras de la Herbolería Bio, ubicada en dicha calle. "La obra siempre molesta tanto a clientes como trabajadores, pero esto es una mejora para el futuro que seguro será bueno para los vecinos", asegura Noemi.
La pastelería La Cheesequería -famosa por sus tartas de queso- abrió un nuevo local hace dos meses en el número 44 de la calle Carretería. Francisco, quien lo regenta, cuenta que sabían que iban a tener que lidiar con el ruido de las obras pero que por las mañanas la situación es crítica. "Hemos pasado de tener ocho mesas llenas a dos, y la facturación se ha reducido a menos de la mitad", afirma. Respecto a la subvención piensa que es mejor que nada, pero con 500 euros y diez personas es imposible cubrir gastos y han llegado a plantearse reducir su horario de apertura.
En lo que sí están de acuerdo todos los comerciantes es en que desde el Ayuntamiento se pongan todos los medios posibles para que la obra acabe cuanto antes porque "el daño ya está hecho". Del mismo modo, demandan que se reduzcan las trabas que están encontrando a la hora de solicitar la ayuda económica ya que aseguran "piden muchísimos requisitos para concederla y 500 euros no son suficientes para cubrir los gastos".