Málaga da un paso decisivo en su ambiciosa apuesta por romper las barreras que históricamente la han separado del espacio portuario y su mar. Pese a la evidente conquista protagonizada en las últimas décadas de los muelles 1 y 2, sigue pendiente la asignatura de unir peatonalmente el Centro histórico con la bahía sin necesidad de sortear el tráfico en superficie.
Y aunque lejos aún en el horizonte, empiezan a darse los primeros pasos para hacer posible una intervención llamada a transformar por completo la manera de entender la urbe. Por el momento en forma de estudios iniciales y de infografías que permiten, al menos, soñar con la Málaga que será en una década.
La primera pieza ya ha sido puesta por el Ayuntamiento con la elección de la propuesta de intervención, ganadora del concurso internacional de ideas convocado meses atrás para pensar el modo de integrar el Parque con el Palmeral de las Sorpresas y extender la Plaza de la Marina hacia el mar, generando una zona peatonal de unos 70.000 metros cuadrados.
EL ESPAÑOL de Málaga ha conversado con Fermín Vázquez, uno de los socios fundadores del estudio b720, ganador del concurso, para conocer más detalles de la propuesta ya presentada.
-¿Qué significa para un estudio como el suyo, que participa ya en grandes proyectos a nivel nacional, haber conseguido el primer puesto en este concurso internacional?
-Es una gran alegría, la sensación de que es una oportunidad y una responsabilidad enorme, la sensación de que hay que hacerlo bien, porque Málaga está siendo foco de atención. Merece la pena para Málaga hacer bien un espacio público clave. El espacio público es fundamental para la vida de las personas y la calidad de una ciudad, pero es que además es el espacio público que va a conectar la ciudad con el puerto. Hay que ejemplarizar las ambiciones de una Málaga avanzada.
-Y en ese modelo, el escenario objeto de estudio es estratégico.
-Es un punto absolutamente estratégico para establecer las bases de cómo debe ser, por eso hablo de ejemplarizar. Tiene que ser un modelo para tratar el espacio público en el sentido no sólo de su inclusión y seguridad, sino de responsabilidad en la gestión de los recursos naturales y de creación de un espacio común que todos los malagueños sientan que les pertenece.
-Desde hace décadas se habla en Málaga de que esta operación es una asignatura pendiente. ¿Le llama la atención que haya pasado tanto tiempo a la hora de abordar esta conexión con el puerto?
-La verdad es que no. Este es el tercer proyecto similar que hacemos. Hemos trabajado en el frente portuario en Porto Alegre, en Brasil; en Valencia, y es algo que ocurre en casi todas las ciudades portuarias. No es algo sorprendente. Hay muchas ciudades a la cola a la hora de plantearse cómo recuperar ese frente portuario.
-Sorprende que hablen sólo 16 millones de inversión para el conjunto de la intervención.
-Son valores muy técnicos, pero no creo que tenga una relación con la verdadera inversión que hace falta. Son cantidades relativamente pequeñas y en función de las dotaciones finales… Estamos en ideas iniciales sobre una gran infraestructura. Estos son los números que salen cuando se aplican las ratios.
"Las ciudades tienen que cuidar el diseño y la calidad del espacio público. Es donde estamos todos, donde todos nos encontramos y con la sensación de formar parte de ellos"
Pero esto, aunque sea optimista, ayuda a visualizar el valor de retorno de intervenir sobre el espacio público. El impacto en nuestras ciudades es enorme. No me cansaré de decir que las ciudades tienen que atender y cuidar el diseño y la calidad del espacio público. Es donde estamos todos, donde todos nos encontramos y con la sensación de formar parte de ello.
-Cuando afrontan el reto de presentarse al concurso, ¿cuál es el elemento principal que tienen en consideración?
-Nos pareció muy claro la Plaza de la Marina, es la clave del arco, el arranque que hace que todo lo demás tenga sentido. Es casi una obligación y una oportunidad enorme que tiene que ver con la movilidad nueva, con la dotación de un espacio cívico y con la inteligencia y sensibilidad a la hora de abordar estas cuestiones. Es emblemático lo del intercambiador, razonable, bien dimensionado, y pensar en la manera de que sea partícipe de la plaza.
La plaza hay que llevarla al centro de gravedad actual, porque la ciudad ha ido avanzando hacia el mar; la plaza tiene que acompañarla en ese recorrido. Por eso esa plaza, que son tres, en tres escalas; con una flexibilidad que hará un espacio cívico de primera categoría. Y el desencadenante, el catalizador de todas las fases posteriores, con la ligazón entre el Parque y el Palmeral de las Sorpresas.
"Málaga tiene el camino, por su atracción internacional, por dinamismo, de convertirse en ejemplo y eso no sólo obliga sobre las zonas más nobles y regias, sino sobre todas las demás"
-¿Hay que pensar en que habrá una Málaga antes y otra después de esta operación, en caso de materializarse?
-Málaga es una ciudad muy importante, con muchos desafíos, pero este sin duda es clave. Estoy convencido de que tanto en el valor de un espacio crítico, incluso como destino, porque será un sitio que merezca ser conocido. Habrá otras operaciones tan importantes como ésta, pero no sé si más. Sobre todo en la necesidad de intervenir a la escala de su coste y dificultad y el retorno que se consigue. Pocos habrá de capacidad ejemplarizante de ésta.
Málaga, como hizo hace tiempo Barcelona, tiene que atender no sólo a las zonas céntricas, las más vistosas, que se convierten en destinos, sino también a los barrios, las zonas apartadas, a las zonas menos ricas.
Es un esfuerzo en el que Málaga tiene que poner el foco. Tiene que elevar la calidad y poner el mismo primor y cariño con el que se quiere diseñar este espacio en todos esos otros espacios que se quieren regenerar. Si hay un valor en esto es el de convertirse en un modelo para que Málaga establezca unos estándares de exigencia a aplicar en todas las oportunidades que surjan en el espacio público de toda la ciudad.
Málaga tiene el camino, por su atracción internacional, por el dinamismo y ambición, de convertirse en un ejemplo y eso no solo obliga sobre las zonas más nobles y regias, sino todas las demás. Esto es un buen ejemplo. Para mí sería la mayor alegría que esta operación se convierta en un estándar valioso para todos estos espacios de la ciudad del futuro.