La Junta de Andalucía empieza a perfilar las primeras actuaciones con el Guadalmedina en el pensamiento. A la espera de que la Administración regional y el Ayuntamiento de Málaga suscriban un protocolo mediante el que fijar la intervención a desarrollar en la parte alta de la traza urbana, entre puente de Armiñán y El Limonero, el Gobierno andaluz da los pasos iniciales para intervenir sobre los arroyos tributarios del río.
Una operación que pese a no tener el brillo de la anunciada ordenación urbana del cauce, adquiere una trascendencia superlativa. La necesidad de mejorar las condiciones de estos arroyos viene siendo apuntada como clave por los técnicos autonómicos desde hace años.
El objetivo es que los mismos rebajen la presión que actualmente ejercen sobre el cauce en momentos de altas precipitaciones. Actuar sobre los mismos permitirá, a priori, reducir el agua que aportan al Guadalmedina, así como los materiales de arrastre, de manera que sea más factible intervenir sobre el mismo.
Los datos que ha llegado a manejar la Junta sitúan en por encima de los 400 metros cúbicos por segundo el aporte de estos arroyos al Guadalmedina. Un cauce que, según los datos del Cedex, tiene una capacidad máxima de desagüe de un máximo de 600 metros cúbicos por segundo.
Si bien existe consenso entre las dos administraciones respecto a las primeras etapas en la operación, queda aún por encontrar el punto de consenso necesario para avalar el deseo del alcalde, Francisco de la Torre, de ejecutar una gran plaza-puente en la parte media del encauzamiento. Para desarrollar esta intervención se hace necesario tocar el lecho del río, cuestión que históricamente genera ciertas discrepancias entre los técnicos.
Los detalles que se conocen hasta el momento son reducidos. Pero sí se puede constatar una licitación por 569.000 euros (IVA incluido) destinada a la contratación del suministro de mortero y hormigón para la obra de restauración hidrológica y forestal en los arroyos tributarios del tramo urbano del Guadalmedina.
Y se precisa que los mismos se localizan aguas abajo del embalse de El Limonero, en la margen derecha de la cuenca. El plazo que se fija es de 22 meses. ¿Desde cuándo? Será desde el momento en que quede formalizada la contratación, aunque se apunta como referencia estimativa el 22 de marzo del año que viene.
El paso adelante ahora anunciado da continuidad a lo recogido en la memoria del proyecto del Presupuesto de la Junta para 2022, finalmente, rechazado en el Parlamento.
En el citado documento se apunta que tras la redacción en 2020 del plan de actuaciones de reducción de aportaciones líquidas y sólidas al tramo urbano del Guadalmedina, el año que viene se quiere iniciar, por un lado, el proyecto de restauración hidromorfológica en el tramo comprendido entre la presa del Limonero y el Puente de Armiñán, y, por otro, la restauración hidrológico-forestal en los arroyos tributarios del tramo urbano.
Respecto a la primera de las pretensiones, la idea que se viene manejando en los últimos meses es que se impulse una mejora sustancial en la actual estampa del río en este espacio, disponiendo de zonas de estancia, por ejemplo. Al tiempo, el Ayuntamiento deberá afrontar la creación de la senda ciclista en las mermas.