"Se alquila habitación doble en nuestra mansión ubicada en Cerrado de Calderón, Málaga. Piscina, exteriores con vistas a la montaña, horno de leña y barbacoa, zona recreativa con barra, amplia cocina y espacio de sobra para aparcar. La casa está situada a dos minutos de bares, restaurantes, supermercado, farmacia y tiendas en general. A 8 minutos andando de la playa y de los Baños del Carmen, en Pedregalejo. Incluye gastos como luz, agua e internet, limpieza de la casa tres veces por semana y cocinera (de alto nivel) 3 veces por semana. El gasto no incluido es la propia comida, que compramos por internet (servicio de compra también incluido) y suele salir por unos 120€ al mes. El hecho de hacerlo para muchos con cocinera reduce el gasto individual. Tenemos una fantástica convivencia y un alto grado de comunicación y apoyo mutuo. Cinco de los residentes somos directivos de la empresa Canciona.com, además convivimos con un ingeniero industrial, un Youtuber cripto y un emprendedor de shows musicales. De vez en cuando recibimos visitas de otros emprendedores y amigos del ecosistema. No dudes en contactar para resolver cualquier consulta acerca del espacio y nuestro modelo de convivencia"
El anuncio —con un precio de 750 euros al mes— se publicó hace poco más de una semana en la plataforma de búsqueda de compañeros de convivencia Budi, y ya son varios los interesados en entrar a formar parte de este particular coliving... pero no es tan fácil. Sus habitantes buscan un nuevo integrante con ciertas características: "Perfiles interesantes podrían ser desarrolladores, gente de márketing... Vídeocreadores súper pro sería fantástico, o un productor musical pro. Sobre todo, que sea gente muy pro de algo: casi cualquier disciplina que impacte en un negocio digital es bienvenida", explica en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga el CEO de Canciona e impulsor de esta oferta, Aldo Narejos.
"Es difícil dar justo con las personas, porque no es solo que sea un profesional que pueda pagar lo que cuesta una habitación en una casa de lujo, sino que sea gente con cierto equilibrio mental para poder disfrutar y sacar todo el valor al modelo de convivencia que hay aquí", asegura Narejas.
Los integrantes de este coliving no solo usan técnicas de optimización y resolución de problemas en su trabajo, sino que las están aplicando a su propia convivencia: cuentan con "mecanismos de resolución de conflictos y organización de tareas, momentos de trabajo intensísimos y luego de repente fiesta, de tomarnos vinos con guitarras o tener charlas filosóficas..." Toda una vida en comunidad con gente "muy crack y muy comprometida" que, además de su faceta laboral, "tiene gusto en aprender de los demás.
"Nos gusta que venga gente interesante que tanto aprenda de nosotros, que tenemos mucho que ofrecer personal y profesionalmente, y viceversa, de los que podamos aprender y disfrutar juntos", defiende el CEO de Canciona.
Para él, la palabra clave es "modelo de convivencia": "Es lo que estamos descubriendo y desarrollando. Es un concepto muy valioso para su aplicación en el mercado. De forma orgánica, nosotros estamos aprendiendo muchísimo sobre modelos de convivencia, y el sector del coliving está en auge. Este tipo de conocimiento es escaso, porque todavía no ha habido muchas experiencias de éxito. Sobre cómo coordinarse comunidades humanas en los aspectos más íntimos de la convivencia, está todo por descubrir y es difícil de estandarizar para crear un modelo escalable". Asegura que van "categorizando" la información útil que van capturando y no descarta la posibilidad de que en un futuro "a alguno le surja emprender en el sector".
A Aldo Narejas le han llamado la atención desde joven las comunidades. Visitó comunas hippies, una experiencia que le pareció "súper romántico y muy bonito", pero no terminaron de convencerle: "Uno a uno, se iban degradando esos proyectos, principalmente porque no tienen fuentes de ingresos. Hay gente que no hace nada y otra que siente que está llevando todo el peso, no hay un modelo sostenible pensado en todos los aspectos. Les une un sueño, pero no un plan".
En el caso de su coliving en el barrio de Cerrado de Calderón, su propósito inicial fue puramente empresarial. "Canciona tenía la sede en Madrid y se cerró con el confinamiento [por la pandemia de la Covid-19]. No teníamos un sitio físico donde desarrollar nuestro producto [canciones personalizadas para los clientes], que es pura innovación, algo que tenemos que inventar y para lo que hace falta mucha creatividad y colaboración cerveza en mano", narra.
"Al quedarnos sin local, con el confinamiento dije: Voy a buscar un chalet lo más grande posible para que se vengan los directivos, tengamos nuestros espacios, nuestra intimidad, nuestras zonas verdes… Se generó una energía tan buena... Gente ajena a Canciona nos visitaba y se quedaban encantados y, como quedaban habitaciones libres, empezamos a gestionar", relata. Ahora, el objetivo no es solo que Canciona tenga un espacio, "sino que conozcamos a nuevos talentos". Han llegado incluso a contratar para su startup a alguno de sus compañeros de chalet.
Aldo Narejos no tiene claro si su modelo convivencia funcionaría para un grupo de amigos independientes, pero "como brazo de una empresa es muy útil y tiene muchas ventajas": "Tienes en un mismo paquete las ventajas de un coworking y las de vivir en una casa de lujo con una comunidad en la que estrechas lazos humanos", defiende.
Buscan uno, dos o incluso tres inquilinos que compartan estas inquietudes para su chalet de 550 metros cuadrados, con cocinera, limpieza y demás. Si algún lector se siente llamado, puede escribir a aldo@canciona.com.