El 15 de enero de 2019, China anunciaba el logro: habían conseguido -por primera vez en la historia- que una semilla de algodón creciera en la Luna. El ingeniero aeroespacial malagueño José María Ortega-Hernández (1993) coordina un equipo que quiere que los futuros cultivos en el satélite sean hortícolas: lechuga, tomate, zanahoria, rábano... "Facilitan muchos nutrientes y vitaminas", justifica, como tantas veces nos dijeron nuestras madres. Y tan equivocadas no estarían cuando hasta la propia agencia espacial china ha apostado por el proyecto.
Ortega-Hernández participa en el foro de turismo submarino y espacial SUTUS, que se celebra desde este miércoles hasta el viernes en el Hotel Les Roches de Marbella, y explica a EL ESPAÑOL de Málaga otro aspecto fundamental para apostar por las plantas de huerta: su periodo de vida y desarrollo es muy rápido. "En poco tiempo podríamos ver el ciclo de crecimiento en la Luna. La importancia no solo es para alimentar a futuros astronautas, sino para ver cómo de eficiente es ese ciclo de crecimiento", plantea.
Este joven ingeniero aeroespacial -natural del barrio de La Trinidad, con mucha familia en Mijas y antiguo alumno del colegio Los Olivos- comenzó el proyecto GreenMoon en 2016, con un par de amigos, junto con los que se presentó a una competición internacional en la que fueron seleccionadas entre las 15 cuadrillas finalistas entre "los tres mil y pico" equipos presentados.
Una de sus mayores innovaciones es poner el foco en los efectos de la gravedad lunar, en torno a una sexta parte de la terrestre, en el crecimiento de las plantas en el satélite: "Estas especies se llevan desarrollando millones de años siempre bajo los mismos efectos", plantea.
"Damos mucha importancia a la interacción de la planta con el suelo. No es un proyecto de grandes superficies, es un pequeño invernadero, una pequeña cápsula, en la que ver la interacción de la planta con el suelo y la gravedad", explica.
Es por eso que estudian las posibilidades con un sustrato rocoso muy similar al que trajo la NASA de la Luna y con dos muestras (una más metálica, otra menos) extraídas en el Parque Nacional de Timanfaya, en la isla canaria de Lanzarote: "Está muy asentada la analogía entre ese espacio natural y los grandes mares de la Luna".
El objetivo no sería cultivar directamente sobre el suelo del satélite, sino sobre estos materiales muy similares traídos desde la Tierra. Toman como ejemplo para lograrlo el cultivo de vides en la zona de La Geria, en el propio Timanfaya: "Lo que ellos tienen allí sería lo mismo que pudiéramos tener en la Luna, si hubiera una atmósfera y la temperatura no fuera tan cambiante", matiza Ortega. Una pequeña cápsula buscará emular ese ambiente canario, pero a 384.400 kilómetros de distancia.
Colaboración con China
En el mismo viaje de 2019 en el que la agencia espacial china cultivó en la Luna, intentaron hacer lo propio también con patata, colza y Arabidopsis thaliana, pero solo el algodón consiguió tener éxito durante unos pocos días. Con esa base previa, plantear la posibilidad de tener una pequeña huerta con tomates y rábanos en el satélite ya no parece tan disparatado: "El proyecto es futurista, pero ya no tanto. Ya no queda tan lejos", predice el ingeniero aeroespacial malagueño.
Cuando observaron que era la agencia china la que más importancia daba a esa posibilidad de crecimiento vegetal sobre otro cuerpo celeste, GreenMoon estableció contacto con el gigante asiático. En septiembre de 2019 firmaron un acuerdo de colaboración para desarrollar la idea, escribir artículos de investigación conjuntos y poder ser parte del lanzamiento de una futura misión china.
Un logro descomunal para una iniciativa nacida de forma independiente de cualquier Universidad; pero con apoyo de muchas instituciones, como el Parque Nacional de Timanfaya, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Complutense de Madrid o la empresa granadina Innoplant.
Aunque asegura que con las fechas en el espacio se debe ser paciente, José María Ortega espera que el proyecto GreenMoon pueda volar a la Luna en los próximos años, para lo que colaboran mano a mano con el equipo chino: "Tenemos contacto diario con ellos, es muy directo, muy fácil y muy fluido. Los equipos nos llevamos muy bien. Es muy fácil trabajar con ellos, se hace muy ameno. Tenemos muchas cosas en común", señala Ortega-Hernández. Justamente, el principal diseñador del brote de algodón en la Luna, el doctor Xie Gengxin, está también presente en el foro SUTUS.
"La ciencia no puede entender de otra cosa que no sea ciencia. Siempre hay que buscar la manera en la que todos avancemos. Cuando sales de la tierra, al final lo pones todo en perspectiva", reflexiona José María Ortega-Hernández.