Mientras los líderes de las diferentes comunidades autónomas y del Gobierno central están inmersos en la lucha fiscal, buscando la forma de congraciarse con sus votantes a través de rebajas de impuestos o de complejas fórmulas matemáticas y tramos, hay una realidad innegable: los andaluces y, por ende, los malagueños siguen siendo los más tiesos del país, junto con los extremeños.
La renta media por persona en Andalucía -no hay datos provincializados- el año pasado apenas ascendía a 9.915 euros, frente a los 12.200 nacionales. Si encima nos comparamos con los navarros o vascos nos pueden caer dos lagrimones porque su ingreso medio por persona supera los 15.000 euros, según los datos oficiales publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadística.
Lo más traumático es que siempre ha sido igual y no hay visos de cambio, al menos, a corto plazo. Hace diez años, en 2012, la renta por persona en Andalucía era de 8.845 euros. Los más optimistas dirán que en diez años ha aumentado en algo más de 1.000 euros y tienen razón, pero se sigue a la cola.
Si se analiza la renta media por hogar, más de lo mismo: 25.601 euros en Andalucía en 2021 frente a los 30.552 del conjunto español. Los hogares más holgados vuelven a ser los navarros con 38.000 euros, seguidos de madrileños (37.687 euros) y vascos (36.887 euros).
Cuando hay menos dinero en los bolsillos todo se hace más complicado, llegando a extremos que pueden ser realmente insoportables. La tasa de riesgo de pobreza en Andalucía está disparada en el 32,3%, once puntos más que la media nacional. En este caso comparte ese triste podio con Extremadura y Ceuta. Pero es que en 2011 estaba en el 30,7%, por lo que en lugar de mejorar se ha empeorado. Es cierto que en estos diez años -sobre todo en el primer lustro- ha habido una fuerte crisis económica y que la pandemia desde 2020 no ayuda, pero la crisis y el Covid ha sido para todos y la tasa de riesgo de pobreza en Navarra es del 9,8%, tres veces menos que en Andalucía.
No es de extrañar por tanto que cuando el INE pregunta a las familias qué dificultad tienen para llegar a final de mes salten todas las alarmas en la región andaluza. Más de la mitad de las familias dicen que les cuesta y un 11,7% afirman que lo hacen con mucha dificultad. Cabe señalar que son datos relativos a 2021, cuando la inflación no estaba en los niveles desorbitados actuales y se podía ir al supermercado sin miedo a sufrir un síncope.
¿Por qué Andalucía, pese a los miles de millones de euros recibidos de fondos europeos en las últimas décadas, no abandona el furgón de cola? Decían los sindicatos que había que cambiar el modelo productivo, que está basado prácticamente en el sector servicios y en salarios bajos, pero la fotografía actual es muy similar a la de hace años. En el caso concreto de Málaga ha cogido protagonismo el sector agroalimentario -con locomotoras como Dcoop o los productos subtropicales- y está creciendo con fuerza el segmento tecnológico con las multinacionales que ya están en la provincia o que vendrán en breve. No obstante, aún queda mucho para que la economía malagueña y andaluza pueda diversificarse más y es preciso también invertir más en innovación para no depender de los demás.
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