El mes de diciembre viene acompañado de una de las celebraciones más importantes que conforman el año cofrade. La festividad de la Esperanza y el día 18 son dos fechas señaladas en el calendario para todas aquellas corporaciones que tiene a esta titular mariana como centro de su devoción. Pero, ¿cuál es la explicación y el origen de esta advocación?
Andrés E. García, licenciado en teología por la Antoniana de Roma, afirma que su nacimiento parte de las plegarias conocidas como el rezo de las Oes: Oh, Adonai; Oh, Enmanuel... "Las Escrituras nos dicen que vendrá el sol que nace de lo alto. Es ese sol que ilumina las tinieblas. María no solo está expectante porque va a dar a luz, sino porque en ella se cumplen las promesas de Esperanza del salvador del género humano", asegura el profesor.
Junto a la fe y la caridad, la Esperanza es una de las tres virtudes teologales. A diferencia de las cardinales (que responden a los valores humanos), estas tienen una relación directa con Dios. Parafraseando a San Pablo, la Esperanza hace alusión "a los bienes que no vemos, pero esperamos": "Significa alcanzar el anhelo de eternidad que todo humano lleva consigo. El modelo de la plenitud anhelada por el ser humano es Cristo resucitado, y unido a él se encuentra María. La Virgen de la Esperanza representa la humanidad que ya participa de la victoria sobre el mal, el pecado y la muerte", incide Andrés E. García.
Esta advocación no tiene un referente pagano concreto que se ha cristianizado. Pero sí que entronca con "un deseo universal de todo ser humano": "Que lo que amamos no muera. Amar significa decir no morirá jamás. Todas las religiones y corrientes filosóficas tienen la esperanza como base. Todas siguen la creencia de ser liberadas de los limites a los que se encuentra atada toda criatura. En nuestro caso, esa esperanza se centra en Cristo y tiene una vinculación muy especial con el tiempo de adviento y la expectación por el nacimiento de Jesús".
Al respecto de esto último, explica que la celebración de la Navidad es algo muy discutido en lo que a la fecha se refiere. Históricamente, las primeras comunidades trataron de cristianizar las fiestas paganas. Existen antecedentes, como la festividad romana del sol invictus, en la que le rendían culto a una divinidad solar: "la Navidad no es un invento. Ya se celebraba el nacimiento de Cristo, pero como las escrituras no dan una fecha exacta, se escogió esta por su significación. Lo más probable es que se cristianizara una fiesta anterior".
¿Cuál es el motivo por el que la advocación de la Esperanza juega un papel tan fundamental en el plano devocional andaluz? Aunque confiesa no haber una respuesta clara a la pregunta, considera que la raíz se encuentra en la propia historia del pueblo: "Hemos padecido mucho, estando subyugados durante distintos momentos de nuestro pasado. Esa desigualdad y sufrimiento ha sido una realidad latente. Por eso, la Esperanza es algo vigente en el día a día de nuestra gente. La creencia de que esto no puede ser lo único, de que tiene que haber algo mejor", destaca.
Señala además que la Esperanza cristiana no tiene nada que ver con Mr. Wonderful, una filosofía que afirma que "todo va a ir bien sí o sí y que todo se puede hacer": "El cristianismo no dice eso, porque se toma en serio el peso del mal, el dolor de la existencia y no minimiza el dolor". Con esta premisa, apunta a que la Semana Santa se convierte en un fenómeno fundamental porque "es el espejo de una humanidad herida". Una celebración en la que se ve representado el ciclo pasionista con la cruz como eje: "El cristiano no niega la cruz, sino que entiende que en ella nace la vida. De ahí viene la Esperanza", sostiene.