Por su personalidad, tímida y sencilla, su vuelta al Carnaval de Málaga no se ha anunciado de la misma forma que la del mejor fichaje de la temporada en el mundo del fútbol, pero podría haberse hecho así. Su vuelta al carnaval es como si Ronaldo Nazario volviera a tirar a portería. David Santiago es en el panorama carnavalesco una auténtica institución. Tras tocar el cielo de los premios con Los Reyes en 2017, decidió darse un descanso que parece que está a punto de finalizar. En 2025 volverá a trabajar junto a su comparsa, la de la peña Er Dito, bajo el nombre de Piratas.
“A mí lo que me hace volver es echar de menos a mis amigos. La mayoría son amigos íntimos en mi vida personal, fuera del carnaval también. Son socios de la peña. Por circunstancias de trabajo y de sus vidas, apenas coincidimos. Los he echado mucho de menos”, confiesa Santiago a EL ESPAÑOL de Málaga.
Para el autor, el significado del carnaval son ellos, su grupo, su gente. Además, asegura, no escribe porque le guste escribir, sino porque ocurren cosas que le indignan, le emocionan o le hacen pensar. “Como no soy mucho de redes sociales, mi forma de enfocar esto es escribiéndolas. Eso también ha hecho que vuelva. Lo que no echaba de menos, para nada, es el concurso en sí. Ni lo he echado de menos ni lo pienso echar. Es más, si por mí fuera… Si yo pudiera cantar en el Cervantes sin concursar, lo haría así”, dice el autor.
El concurso le ha quemado mucho y le sigue quemando, pero reconoce que a su grupo le gusta pisar el teatro y, por tanto, tiene que competir. Desde su marcha, en un segundo plano, ha estado siguiendo el Carnaval de Málaga y ha sentido un verdadero orgullo por su grupo, sus “niños”, pero también por Jesús Gutiérrez, el autor que en los últimos años ha seguido poniendo en lo más alto a la peña Er Dito con, entre otros galardones, dos primeros premios con Los Patronos (2022) o El Cantón de Málaga (2020).
“Jesús siempre me dejó claro que era mi comparsa, que era mi peña y que él estaría ahí hasta que yo quisiera”, manifiesta, a la par que reconoce que su compañero no ha podido hacerlo mejor durante sus años de ausencia. Es por ello por lo que, aunque llevaba años con el runrún de volver en la cabeza, le ha dejado volar unos cuantos años más, pues con su trabajo, se ha ganado, insiste, que “además de mi comparsa, esta sea su comparsa”.
Tras pasar el concurso de 2024, se sinceró y confesó a Gutiérrez que echaba mucho de menos el grupo. “Hablamos y le ofrecí, digamos, una custodia compartida. Le dije "tú has estado cuatro años, pues ahora me toca a mí. Ya si quieres, el año que viene, tú la vuelves a sacar y yo hago una murguita, lo que sea"”, cuenta con honestidad, a la par que reconoce que si ha tardado más en volver, en parte, era por este motivo. “Lo veía genial a él, muy cómodo con el grupo y cómodo al grupo con él. No quería joderles”. Gutiérrez, de inicio, descansará el próximo año.
Lo que ha vivido estos años desde fuera, insiste, ha sido un regalo. Para él no hay mayor orgullo que ver al público reconociendo a su grupo como la comparsa de Er Dito. "Con el nombre de mi hermano. Para mí era una meta que conseguir. Sobre Jesús, no puedo estarle más agradecido a él y a todos los que lo han hecho posible, sus historias han sido las mías y con mucho orgullo", declara.
En cuanto a la situación de la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga, David Santiago recuerda haber vivido etapas muy duras, con una estructura similar a la de “un cortijo”. “Era una mafia increíble y lo he pasado muy mal”, manifiesta. Así, cree que en aquellos tiempos sí hacía falta una revolución, pues se hacían, subraya, “verdaderas perrerías a los grupos”. “Sin embargo, por lo que sea, había grupos a los que no le interesaba esa revolución entonces y ahora sí. Ahora que no cuenten conmigo. Tampoco estoy al día, pero no me preocupa, porque esa guerra que sea para el que le preocupe. No sé si es una postura cobarde, pero no estoy yo para esas historias”, espeta.
Piratas
En cuanto a la idea de lo que será su comparsa el año que viene, indica que no es demasiado reciente. “Llevaba tiempo con ganas de un personaje muy anárquico, que me permitiera ser desenfadado, pero también un cabrón y un romántico: este personaje me da esa libertad a la hora de expresarme, mientras que otros te obligan a ser elegante o todo lo contrario”, sostiene.
Así, ve un hándicap que Antonio Martínez Ares hace 25 años también saliera de pirata. “A mí esas cosas siempre me han dado igual. Es un concurso de coplas y, mientras mi copla no se parezca a la suya, los nombres y disfraces van por otro lado. Ya le daré mil vueltas yo para procurar que el repertorio no tenga nada que ver a lo que esta gente sacó hace dos décadas”, dice.
Cuando se le pregunta si habrá rasgos del David Santiago de toda la vida, o si viene más renovado, sonríe y responde: “Yo creo que soy el mismo”. El autor cree que ha tenido dos etapas: por un lado, una mucho más desconectado de la política, donde basaba el repertorio en la poesía, en el piropo, en lo romántico; y otra la más rebelde. A esta segunda entró cuando se convirtió en padre y algo le cambió por dentro. “Empecé a preocuparme mucho más por los temas de la sociedad y sobre el mundo donde traía a mis hijos, me volví más reivindicativo, un poco más directo. Antes tiraba mucho de metáforas y creo que los últimos años empecé a ser un poco más entendible”, recuerda.
“Queremos ofrecer algo bonito a Málaga, algo de calidad, pero sin sacrificar el disfrute. Venimos de un año en el que el grupo ha trabajado mucho, con mucha tensión, y me gustaría verlo como un año de transición. Creo que aunque siempre fui muy egoísta cantando solo lo que a mí me gustaba, incluso siendo muy poético con letras que mucha gente no entendía, creo que he dado otra vuelta de tuerca, quizá voy a ser un poco más entendible aún, pero me siguen inquietando las mismas cosas; veo al enemigo del mismo lado y del mismo color y me sigue doliendo lo mismo”, explica.
Viene sabiendo que nadie le va a regalar un puesto en la final, sobre todo ahora que las nuevas generaciones le están haciendo apretar las tuercas a autores clásicos como él. Es un gran admirador de David Fernández, Miguel Gutiérrez o José Luis Malo, nuevos autores a quienes reconoce también como amigos. “Cada día que escucho sus obras pienso en que ya están jugando otra liga”, expresa.
Con Malo alucina, pues ha visto que puede ser muy reivindicativo, pero también un romántico, como ha demostrado con su comparsa este año. Así, en David se ve muy reflejado, sobre todo por lo cañero que es, como ha demostrado en los últimos años y en La Malagueñíssima, agrupación con la que se llevó el primer premio este año. Respecto a Miguel Gutiérrez, cree que sus repertorios son más elegantes, le recuerdan al estilo de Juambe Cobos, muy actual, muy preparado… “Cada uno tiene su estilo y eso está muy guay, porque hay carnaval para todos los gustos”, manifiesta.
Que sus nombres resuenen le genera mucha tranquilidad, pues aunque en un momento vio que el futuro del carnaval no estaba garantizado, cree que gracias a ellos ya sí lo está, al menos en su modalidad. “Vienen con unas ganas y una chispa que yo ya no tengo, no estoy tan en forma. Hace poco no se veía relevo y me alegra mucho. Las finales fueron iguales durante 25 años: Guti, Arroyo, Maxi, Alhaurín, Gallegos, nosotros… A veces Ronda, a veces Almería… Eso no podía ser; y en murgas también tenemos a otros grupos como Los Verdaderos Patronos o los de los Leones”, asevera.
Al final de la entrevista, EL ESPAÑOL de Málaga muestra una imagen a David Santiago. En la instantánea aparece él en la final de 1998 con La era de acuario. “¿Qué sientes cuando ves esta fotografía y qué le dirías a ese crío?”, le preguntamos. “Tendría una charla bastante interesante, la verdad. Ahí tenía unos cuantos años más que mis niños; era buen chaval, no le puedo reprochar mucho”, responde sorprendido. En la fotografía aparece respondiendo unas preguntas a la prensa tras el pase de la comparsa. “Me costaba mucho hablar. Si soy limitado con 50 años, imagínate con 20. Me da mucha fatiga escucharme, yo esas entrevistas ni las oigo. ¡Era un quinqui! Pero creo que estoy muy orgulloso de él; quizá le diría que dijera las cosas de otra manera, porque le daba mucha fatiga… Y me sigue dando”, zanja riendo.