De siempre se ha dicho que la murga de Zumaquero es de las pocas murgas que cantan y afinan bien. Y no nos extraña, y es que Alberto Zumaquero lleva ocho años dedicados enteramente al mundo de la música.
Dirige dos bandas. Una de cornetas y tambores y una agrupación musical. Ambas en Almogía y Marbella respectivamente. Además, también dirige dos coros rocieros, uno en la capital y otro en Rincón de la Victoria. Por ello, cuando llega febrero el cuarto de ensayo teme menos a darle forma al nuevo repertorio.
Al preguntarle qué es más difícil de dirigir, Zumaquero se ríe. "La banda es todo el año, puedes ponerte metas a largo plazo. Sin embargo, en la murga en distinto, aunque he de reconocer que nosotros partimos de que somos un grupo formado desde hace muchos años y ya sabemos cómo afrontar el montaje del repertorio en cuanto llega. Aunque eso sí, el personal tiene que colaborar por mucho que haga el director", dice.
Uno de los motivos que le llevó a alejarse del carnaval fue el tema laboral y la imposibilidad de los horarios para llegar a determinadas actuaciones. "Tuve que hacer un balance entre mi hobby y mi trabajo. No disfrutaba al final ni una cosa ni la otra, estaba agobiado e incómodo", reconoce.
Sin embargo, no está nada de acuerdo con que se deban profesionalizar las bandas en Málaga. "Creo que se perdería la magia y la frescura. Si nos fijamos bien, de los cientos de grupos que partcipan en Cádiz, solo 14 o así hacen giras por Andalucía al menos. Sin embargo, al resto poco les sirve", dice. Además, señala que al autor de carnaval le coartaría y mucho. "Creo que irían con la presión de hacer algo muy bueno porque me tiene que dar un buen rédito económico y eso no es positivo", explica.
Además, en el mismo sentido, cree que no es la fórmula para superar al Carnaval de Cádiz en popularidad. "Cuando en una reunión informal al menos los carnavaleros canten algo del Carnaval de Málaga y no del de Cádiz, ahí comenzaremos a crecer como fiesta, pero es que ni nosotros mismos nos lo creemos", contesta.
Tampoco se corta en reconocer que en el caso de que se canten temas del Carnaval de Málaga siempre se canta lo mismo. "El Padilla siempre canta lo mismo, la presentación de El Barrio, del Guti, o el pasodoble de Yo soy andaluz. Lo está explotando", dice mientras se parte de risa.
Su primer recuerdo de carnaval se remonta a 1982. Cuando solo tenía tres años. Desde entonces, no ha parado de dar guerra en la fiesta. Se metía en el cuarto de ensayo junto al grupo de su padre "frito" por que acabaran y poder meterle mano al bombo. Su último año sobre las tablas fue en 2016, cuando fueron unos entrenadores de lo más refunfuñones con Niño, lo que yo te diga. No descarta estar presente como autor o director, echándole una mano a la murga, pero la vuelta al teatro le costaría bastante.
"Fue duro alejarme, pero lo tenía asimilado, no me quedaba otra. Había condicionantes que me hacían distanciarme. El trabajo no me dejaba disfrutar del carnaval. El otro condicionante es que desde 2012 tengo una espinita clavada con Rafael Acejo porque nunca quiso aclarar un temilla", confiesa.
De 2022 espera poder volver a ver algo de normalidad. "Llevo un año y medio nulo al dedicarme a la música. Ha sido un año difícil para la cultura, pero hay que seguir peleando", dice animándose. Las bandas hasta el momento, desde que comenzó la pandemia, tratan de sobrevivir trabajando con la maquinaria "al mínimo", porque no pueden permitirse parar por completo. "Si lo hubiésemos hecho no tendríamos banda ahora, literalmente", aclara.
A nivel económico, cofradías y la Asociación de Bandas de Málaga les han ayudado ya que una de las cosas que más ingresos le daban eran los conciertos. "Cuando teníamos que haber hecho 25, habremos hecho 7 y con suerte", añade. Respecto a la Semana Santa, ve un rayito de esperanza pero lamenta totalmente que "haya que esconderse para sacar a los santos", en referencia a los traslados que se están produciendo y se van a producir durante el mes de septiembre.
Que haya o no fiestas el año que viene, según Zumaquero depende de "si le vemos la barba al Rey Melchor en enero". "Si no se la vemos, no tendremos ninguna fiesta. La cabalgata marca el ritmo de que haya eventos multitudinarios en la calle o no. Si la hay, tendremos carnaval y Semana Santa casi seguro", afirma.
Respecto al teatro, cree que es viable que haya carnaval, pero cree que la Fundación debe ponerse a trabajar ya sobre qué pasaría si hay un brote en un grupo una semana antes del concurso. "Si todo se piensa con tiempo y se estudia bien, podría haber concurso, estoy seguro", dice.
¿Y para ti qué es el carnaval?
El carnaval forma parte de mi vida desde siempre. Es mi día a día. Me ha dado a mis amigos y a mi mujer. Lo he mamado desde crío y es algo que me acompaña a diario. El 90% de la música que escucho es carnaval. Sigo siendo aficionado. Como parte íntegra de la fiesta, con todo lo que me ha surgido he tenido que dar un paso al lado. No descarto volver, pero de momento no está en mis planes.
Test carnavalero
Año que más has disfrutado
Los mu'ariscos por la limpieza, íbamos limpios en todos los aspectos. Fue un segundo premio, pero para nosotros fue un primero. Fue un premiazo. Además, Voy pa' bao' fue también un carnaval redondo porque nos descubrió el Carnaval de Loja. La calle allí es una barbaridad, es una maravilla, los vecinos te rodean en el corro y después te llevan a sus cocheras a tomar bocadillos y refrescos. Nos trataron como en casa. Qué pena que coincida siempre con el de Málaga. Aquel año es que creo que se atrasó porque me suena que yo estaba en la puerta del Cervantes y la Piedad pasó prácticamente por delante de mí.
Año en el que no acabaste muy contento con el resultado de la murga
En el punto de mira porque nos centramos muchos en la musicalidad del grupo y aquello no tenía gracia de ninguna forma. Los cuplés parecían un tanatorio, malísimo. La música de pasodoble preciosa, todo muy bien cantado y armónico, pero no se reía ni el tato. Supongo que habrá vídeos por ahí, pero no seré yo el que me las ponga.
Estribillo del que nunca te olvidarás
Salvados por la campana se ha quedado como un himno para nosotros y mira que ya han pasado 15 años. Gustó muchísimo.
Mejor momento en el carnaval
El pase a la final de Los mu'ariscos. No te puedes hacer una idea de la que formamos. Nunca lo habíamos vivido y ensayábamos en El Rinconcito de Cádiz, al final de Carlos Haya. Cuando dijeron que pasábamos, me acuerdo que todo el grupo nos fuimos a la mediana de la carretera con la sombrilla de Coca-Cola y nos líamos a chillar como locos. De repente, cuando estábamos todos roncos, nos acordamos de que teníamos que cantar al día siguiente. Ay. (Risas)
Mejor tipo
El del Príncipe Gitano, por la paranoya gorda que era. Le dimos muchísimas vueltas para hacer el paralelismo con la Familia Real. No iba a ir en un principio enfocado de esa forma, queríamos hacer un paralelismo del príncipe Felipe. Como nos salió ese popurrí, al final fuimos currándonos el personaje y salimos muy satisfechos.
Otro que me gustó fue el de ir de hombres de trono. Sabíamos que Pariente más de una vez quiso sacarlo pero no arrancó. Nosotros le tiramos pese a que cinco o seis éramos de bandas en aquel entonces. Entramos con la Marcha Real tocada con un instrumentos reales.
De hecho, el grupo se rompió en aquellos años por este motivo, porque había gente que no quería sacar este tipo. Sin embargo, sacamos los islámicos todos los que quedábamos y, al año siguiente, dimos el paso con los hombres de trono. Para mí fue un acierto.Lo digo por la idea, que era valiente porque nadise se aventuraba; porque el traje, en realidad, era horroroso, era un mierdón. Tenía nada más medio forro, así que te puedes imaginar lo bueno que era. (Risas)