El viaje terminó. El trayecto hizo una parábola perfecta entre el punto A y B con muy pocas turbulencias. Galaxy Sound ha venido para quedarse. Desterrará seguro a otros festivales que llevan años siendo rutina y necesitan un descanso. Como todo en la vida, son ciclos. Una brisa fresca, cómoda, accesible y para un público maduro. Así definiría a un Galaxy que parece haber calado en la ciudad y que, con seguridad, no dejará esta aventura en solo un primer acercamiento.
Antes de cerrar las puertas hasta el año que viene, vamos a repasar lo que fue el broche final del sábado.
Carmesí
En esta jornada, la plaza difícil de torear -que es abrir un día a las cuatro de la tarde- se la llevó Carmesí. La joven murciana salió al ruedo del Auditorio Cortijo de Torres con una actitud muy festiva que ya delataba su llamativa chaqueta de lentejuelas rosas. Un pop amable con letras naif que nunca desagradan y una voz que recuerda a ratos a la de Amaia, sirvieron de apertura para el final de este último tramo del Galaxy Sound.
Rufus T. Firefly
Tras esto, y sin obviar el abrasante calor que hace ya en Málaga en pleno mayo, fue el turno de Rufus T. Firefly. Los madrileños son un seguro a la hora del directo. Sólidos y muy experimentados, el grupo de psicodelia más querido de España son excelentes músicos y, por lo que transmiten, excelentes personas.
Un trato muy amable con el público que siempre va a verlo hace que sean una banda agradecida de ver. En la jornada de ayer no fue menos, y para la hora que era, las 18.00, había bastante gente disfrutando de su magnífico show. Rufus, encabezado por Víctor Cabezuelo, fue uno de los grandes aciertos de este Galaxy 2024, pero eso seguro que lo sabían ellos antes de que ni siquiera se subieran a la tarima.
Sidonie
El último tramo de este caluroso sábado iba poniéndose en ebullición. El ambiente estaba caldeado y había ganas de fiesta y, casualidad o no, los siguientes eran Sidonie, unos verdaderos hedonistas y expertos en la verbena. Los veteranos músicos tienen ya cientos de festivales recorridos a las espaldas y saben de sobra lo que funciona.
El ambiente erótico festivo que les gusta crear y la interacción sin tapujos que generan con el público hacen que sean una banda muy divertida de ver. Muestra de ello fue el momento en el que un mesiánico Marc se bajó del escenario a hombros de un miembro de su staff cantando y atravesando el público como si de un Moisés separando las aguas se tratase.
Shinova
Shinova fue un éxito absoluto. No hay nada más que decir. Sea por la hora, la legión de fans incondicionales que tienen o el carisma de la banda, el Galaxy Sound estaba abarrotado a más no poder a las 21:50 puntuales. Salieron enérgicos, como siempre, y repasando de cabo a rabo su nuevo disco El Presente que recién salió en el mes de marzo. Poco más hay que añadir salvo que los bilbaínos son una de las pocas bandas de España que consiguen llenar tanto a pesar de estar tan lejos de casa.
Crystal Fighters
El plato fuerte del día iba quedándose frío antes de empezar a probarlo. El cansancio se notaba tras tres intensos días de festival y había mucha gente que se retiraba tras el concierto de Shinova. La extenuación se notaba ya en el aforo y en la búsqueda de los asistentes por cualquier hueco para descansar las piernas.
Empiezan a sonar unas percusiones que parecen música étnica. Diez minutos antes del show final, se vislumbra en el escenario dos tipos aporreando una madera y haciendo ritmos tribales. Es parte del espectáculo, empieza Crystal Fighters.
La banda inglesa-española es una verdadera máquina de crear himnos festivaleros, y eso lo saben desde hace años los numerosos ciclos que cuentan con ellos recurrentemente. Empezaron fuerte con I Love London y Follow, dos blancos en la diana de manual, que, sin embargo, no consiguieron levantar al Galaxy Sound. Un sonido algo débil al inicio, que fue mejorando a lo largo de la actuación, y una luces demasiado incidentes y molestas fueron la primera toma de contacto con los cabeza de cartel.
Crystal Fighters son sin duda un emblema de una generación muy concreta de los 2000, y, obviamente, su nombre suscita movimiento. Será por lo alto de las expectativas, pero su directo ayer en Málaga no fue todo lo que te esperas de un grupo de su calibre que cierra un festival. Bandas de las anteriores jornadas como Arde Bogotá o Los Planetas sonaron y conectaron bastante mejor con el Galaxy. Voces débiles y mucha música enlatada que no estaba en directo.
Crystal dejaron fríos, y de no ser por su estética de hippies con MasterCard Gold en la cartera, hubieran pasado desapercibidos entre los que no los ubicaban. A pesar de esto, hay que decir a su favor que los anglo hispanos lo dieron todo en el escenario y trabajaron bien el show y las visuales. Las interacciones, aunque poco correspondidas, fueron divertidas. Sin embargo, no llegaron al nivel esperado para una banda con ese nombre.
DJ Nano
La noche la terminaba rascando las últimas horas del sueño con DJ Nano y su espectáculo Fuzz. El valenciano curtido en mil batallas remató bien arriba un Galaxy Sound que brilló por encima de todas las estrellas. Estamos seguros de que 2025 traerá otra nueva dimensión de este festival que, indudablemente, será mejor que el anterior. Nos vemos el año que viene.