La manzana es la ópera prima de la actriz Sara Sálamo como directora. La tinerfeña se ha colocado al otro lado de la cámara para contar la belleza de la rutina y de lo cotidiano en estos tiempos en los que, en ocasiones, no nos paramos a mirar a nuestro alrededor en las vidas frenéticas que llevamos.
Para Sálamo la experiencia ha sido tan "increíble" que ya está terminando un segundo cortometraje y un documental sobre la historia real de una niña junto a Ana Saura. Además, ha encontrado una productora para comenzar uno de los grandes proyectos de su vida, su primer largometraje como directora.
"Me ha gustado cada paso del proceso, desde enfrentarme al papel en blanco, pasando por escribir la historia, dibujarla en el storyboard, reuniendo al equipo y la posproducción... He disfrutado al máximo de cada instante del proceso, algo raro en mí, porque me cuesta mucho no tener la cabeza pensando en qué viene ahora en lugar de disfrutar del presente", lamenta.
Precisamente de eso habla La manzana, de reparar en algo que hacemos cada día, que es muy bello, pero a lo que no prestamos prácticamente atención. La historia tiene rasgos autobiográficos. Cuando Sara era una niña y veía a su madre o a su abuela pelando una manzana, acababa alucinada porque nunca se les rompía la cáscara. Ese acordeón infinito y perfecto con la piel le apasionaba y ella deseaba poder hacerlo tan bien como ellas. "Empecé a trabajar el guion a través de esta simbología y todo lo que supone: la madurez de la perseverancia, la belleza de lo cotidiano. Se ha trabajado desde ahí", dice.
La primera vez que Sara formó parte de un cortometraje apenas tenía 11 años. Su padre comenzó a estudiar cine en esa época y dirigió SMS, es por ello por lo que ella fue la que lo dobló. "Se llamaba SMS y salía una pareja de adolescentes que estaban enfadados. Se veía el plano separado de cada uno de la pareja, mandándose SMS, como discutiendo y muy nerviosos y con mucha ansiedad. Y cuando al final se abría el plano, descubrimos que estaban en el mismo banco... Si lo hiciéramos ahora, con la inteligencia artificial discutiendo, en fin...", dice riendo.
En su casa siempre se ha visto mucho cine y han sido muy de contar historias. Tanto su padre como su madre la han aupado siempre para cumplir su sueño. La manzana es precisamente toda una oda a las madres: "Mi madre ha sido y es lo más importante que tengo para que yo pueda estar hoy aquí. Hasta cn mis hijos. Mi madre es una pieza clave y fundamental para todo. Es un ejemplo a seguir. Es para mí la bondad. No he visto una persona más honesta y más bondadosa nunca".
Sara comenzó a interesarse por estar tras las cámaras en 2019, ella lo llama, en tono jocoso, el lado oscuro. Estaba rodando Brigada Costa del Sol en ese momento y empezó a buscar información sobre todo lo que tenía que hacer. En 2020 ya empezó a formarse como directora y guionista. "Hice el grado en dirección, un par de másteres en guion, pero no lograba dar el paso por pudor. Me daba mucha presión pensar qué iba a ser lo primero que iba a contar después de 14 años siendo actriz y yendo de un lado para otro", relata.
Esa presión le hizo pensar que contara lo que contara debía tener un buenísimo resultado. Sin embargo, con el tiempo, se dio cuenta de que no tenía por qué ser así. "Quería permitirme fallar, quería permitirme hacer algo que no tuviera que ser sobresaliente. Me costaba mucho discernir esta idea", dice con sinceridad.
Y finalmente parió, de la mano de un equipo repleto de mujeres lideradas por la protagonista, la pequeña Candela Martínez, que es la primera vez que interpreta un papel y se come la cámara como protagonista. "Es una estrella. Me recuerda a Matilda, es increíble. Prácticamente la tuvimos que echar del rodaje porque quería quedarse más horas de la cuenta viendo todo, estaba totalmente entregada, entusiasmada", cuenta Sálamo, que asegura que la actriz lo vio todo como un "juego" constante.
El motivo de su elección, explica Sálamo, además de por su talento es por su gran parecido con "otra actriz". "No vamos a desvelar con quien, que lo descubran cuando lo vean", confiesa Sara con una sonrisa pilla.
En los créditos se leen muchísimos nombres de mujer, algo, asegura, que le apetecía para este primer proyecto. "Yo quería un equipo técnico cien por cien femenino, pero un 13 de agosto en Madrid era difícil de encontrar. Vinieron dos chicos con el material de cámara y fueron los únicos dos chicos del equipo técnico de rodaje. Lo decidí así porque en los últimos dos proyectos que trabajé como actriz había mayoritariamente un ambiente femenino y se trabajaba con una energía que quería probar en el siguiente corto. Me apetecía rodearme de mujeres para contar la primera historia", expresa.
Para ella es primordial que en cada set se respire un buen ambiente. "La gente no es consciente de la cantidad de horas que se pasan rodando, es muy mágico muy apasionante", dice. A la par también reconoce, citando a Pilar Palomero en su paso por el Festival de Málaga, que los rodajes, de forma natural, para ella son un sitio "hostil", llenos de tensión. "Si de repente se enrarece el ambiente porque hay dos personas que no se entienden, se extiende muy rápido, se propaga, es todo como un Gran Hermano. Entonces todo se vive muy, muy, muy, muy intenso. Y que haya armonía, que haya calma para poder estar concentrados, trabajando y que todo el mundo encaje con todo el mundo no es fácil. Me parece que la gestión de emociones de equipo es lo más complejo".
El segundo corto se ha rodado con un equipo mixto, mitad mujeres y mitad hombres. Sobre las críticas que le suelen llover por su activismo feminista, que no sienta bien a todo el mundo en redes, reconoce que se llevan según el día. Sobre qué dirán cuando vean el corto, asegura, "siendo honesta", que no le da igual lo que piensen de su obra porque la hace para que guste a la gente y no para vérsela en bucle. "Sin embargo, la opinión de la gente que escribe sacando bilis y todos sus problemas a la luz... Esa no me importa tanto. No suele ser el público objetivo que va al cine a ver ese tipo de producciones. Puede gustarles o no, pero precisamente no son los que van a ciclos de cine a ver estas cosas", subraya.
Sin duda, está siendo un gran año para esta profesional del cine, cargado de trabajo. A todos los proyectos de dirección se suman Yaya y Al otro barrio, donde trabaja como actriz. Yaya esta en fase de postproducción y pronto echará "a volar". Respecto Al otro barrio se rodó el año pasado y es una comedia, producción de Telecinco Cinema, donde ha estado acompañada por actores como Quim Gutiérrez, Carmen Ruiz o Francesc Orella con Mar Olid al frente como directora.
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