La alfombra roja del Festival de Málaga ha vuelto a desplegarse frente al Teatro Cervantes para celebrar una gran fiesta del cine español durante los próximos nueve días. La capital de la Costa del Sol presenciará cómo 246 piezas audiovisuales, procedentes de 67 países diferentes, se proyectan a lo largo del certamen. El 65% de ellas son españolas.
Estos números son solo la parte más profesional y técnica del festival. Sin embargo, es cierto que algo muy característico de cada edición es el fenómeno fan que se crea en torno a ellas. Decenas de seguidoras esperan durante horas a las puertas del Málaga Palacio o del Teatro Cervantes con el único fin de sacarse un selfie con algún que otro famoso.
Famoso, que no actor. Es importante hacer el apunte. Aunque se venía intuyendo un cambio en las masas con el fenómeno influencer, no ha sido hasta esta 27 edición cuando se ha podido percibir claramente que la mayoría de las chicas y chicos que aguardaban en torno a la alfombra roja iban buscando solo a ellas y no a profesionales del sector del cine. Natalia Palacios, Violeta Magriñán o Dulceida han sido, sin lugar a dudas, las más aclamadas.
Prácticamente una veintena de profesionales de las redes sociales y del mundo de Internet han pasado por la red carpet. Natalia Palacios, frente a las críticas que reciben sus compañeras y ella por acudir a estos eventos, sostiene que van como "invitadas" para "dar visibilidad" al trabajo de los cineastas. Sin embargo, se muestra comprensiva y asegura que puede llegar a entender que alguien del mundillo pueda decir qué pinta ella ahí. "Aunque no lo comparto, insisto", recalcó.
El artista Spoksponha también estuvo presente en la alfombra roja de su tierra. Como Palacios, él también había acudido al Cervantes en su adolescencia para ver quién pasaba. "Siempre veía a Mario Casas y a Hugo Silva, a los de mi época", dijo con una sonrisa.
Otro que se lo ha pasado en grande ha sido el cantante Antoñito Molina, al que se le vio algo despistado por los focos de inicio en su primera alfombra roja, pero finalmente acabó incluso pegándose unos bailes mientras se abanicaba con arte para posar a la fotógrafa del festival.
La comunicadora Andrea Compton aseguró que ella estaba en su salsa rodeada de estrellas del cine, pues desde pequeña ha vivido como fan miles de alfombras rojas de principio a fin. No dudó en reconocer a EL ESPAÑOL de Málaga que ya estaba deseosa por hacer un plan en concreto en Málaga: visitar una tapería vegana con una de sus amigas.
Tras ella llegó la actriz Vanesa Romero, otra de las actrices que nunca fallan en el festival. Cree que ha venido casi diez años y prácticamente en todos ha logrado colarse en la lista de mejores vestidas. Este año ha elegido un modelo del diseñador alicantino Rubén Hernández en color negro con detalles dorados. Asegura que no es fácil encontrar el look perfecto para la ocasión, pero que tiene un "equipazo" que le ayuda siempre para ello. Y menos mal, porque prácticamente no tiene tiempo ni para respirar. Está terminando su tercer libro, acaba de finalizar el rodaje de una comedia que se estrenará este verano y por si fuera poco está a punto de lanzar un nuevo corto, Cuando nadie me ve. Trabajo no le falta.
El que está con el modo open to work activadoes Nil Moliner, que espera alguna llamada para poner banda sonora a alguna película española. El cantante es muy cinéfilo y sueña con poder escuchar su voz en algún filme. "Si alguien lee esto, por favor, soy la persona que buscas", bromeó el artista.
Y para acabar el desfile de famosos, llegaron las autoridades. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el ministro de Cultura Ernest Urtasun, además del consejero de la Junta Damián Bernal y un sinfín de cargos locales posaron ante las cámaras unos minutos antes de las ocho de la tarde, cuando daba comienzo la gala de entrega de la Biznaga Ciudad del Paraíso a la actriz Lola Herrera en el interior del Teatro Cervantes.
Mientras el alcalde posaba junto al director del festival, Juan Antonio Vigar, y el CEO de Iryo, que patrocina el festival, Simone Gorini, aparecieron unos espontáneos con carteles con el logo de la Casa Invisible, el edificio de calle Nosquera que lleva okupado desde 2007, coincidiendo con la celebración del festival de Málaga de hace 17 años. Lemas como "¡La Invi se queda!" o "Por una cultura libre" se repitieron hasta que la Policía Nacional intervino para desalojarles y permitir que el photocall siguiera su rumbo. Sin duda, la anécdota de la noche.