El Centre Pompidou Málaga ha inaugurado este viernes la nueva exposición semipermanente ‘Place-ness. Habitar un lugar’, que se podrá contemplar hasta el 28 de marzo de 2025. Por quinta vez desde su apertura, este espacio expositivo ofrece una muestra semipermanente completamente nueva, que pone de relieve el carácter multidisciplinar de las colecciones del Centre Pompidou.
Los últimos acontecimientos han despertado el deseo de volver a una vida tranquila, lejos del estrés y la falta de espacio que impone la ciudad. Con la generalización del teletrabajo, muchas personas, sobre todo jóvenes trabajadores de clase media y alta, han decidido «retirarse al campo». Esta ola de entusiasmo por un «estilo de vida rural», amplificada por la sensación de asfixia que genera la vida urbana, revela en realidad la persistencia de los tópicos y la visión idealizada del campo construida por la imaginación de los habitantes de las ciudades.
Las obras presentadas en esta exposición, comisariada por Valentina Moimas, van más allá del antagonismo ciudad-campo para explorar las diferentes realidades territoriales a las que se enfrenta la sociedad, invitándoles a cambiar la mirada y ver estos espacios no como estáticos sino como interdependientes.
La nueva semipermanente ha sido presentada por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; Julie Narbey, directora general del Centre Pompidou; Mariana Pineda, concejala de Cultura y Patrimonio Histórico; José María Luna, director del Centre Pompidou Málaga; Valentina Moimas, comisaria de la exposición, conservadora y jefe de servicio de Arquitectura del Centre Pompidou; Juan Carlos Barroso, responsable territorial en Andalucía, Ceuta y Melilla de la Fundación ”la Caixa”; y Juan Ignacio Zafra, director territorial de CaixaBank en Andalucía, Ceuta y Melilla.
La colección se divide en seis secciones, cada una de las cuales ofrece una forma diferente de analizar la manera en que los seres humanos habitan un lugar. Con este objetivo, la muestra cuenta con piezas de todas las disciplinas y soportes, que abarcan un amplio periodo histórico, desde principios del siglo XX hasta nuestros días, e incluyen obras de mujeres artistas.
Deconstruir los clichés
Esta primera parte del recorrido pretende ir más allá de esta dicotomía entre ciudad y campo al presentar diversos puntos de vista sobre la vida rural y urbana con obras de artistas como Gerhard Richter, Charles y Ray Eames, Fernand Léger y Victor Brauner, entre otros. Escenas de trabajo agrícola, vistas campestres o desviaciones del género paisajístico se mezclan con obras que ilustran la rápida evolución de las ciudades desde finales del siglo XIX, la organización espacial de las ciudades modernas o incluso los incesantes flujos de las megalópolis contemporáneas.
Esta sección se centra en las relaciones físicas y perceptibles que el ser humano mantiene con su entorno, así como en las huellas que dejamos en los territorios. Cuenta con obras de artistas de distintos ámbitos, como Giuseppe Penone, Hamilton Finlay o Lucien Clergue.
La elección de materiales no solo determina técnicas y herramientas, sino también lleva consigo una historia o simbología. Lo mismo ocurre con los objetos cotidianos y las herramientas de trabajo. Además, son muchos los artistas y diseñadores que desarrollan procesos de producción innovadores y ecorresponsables a partir de materiales naturales no contaminantes.
Habitar un espacio indefinido
Los sitios industriales, símbolos de progreso, también representan la degradación territorial y alienación poblacional. El desarrollo del ferrocarril y del automóvil ha acercado territorios, dando lugar a la periurbanización con suburbios formados por urbanizaciones impersonales y zonas de actividad económica. De este modo, surgieron los ‘no-lugares’, espacios meramente funcionales característicos de la ‘sobremodernidad’: aeropuertos, estaciones de tren, intercambiadores viales, centros comerciales o incluso campos de refugiados.
En esta sección, el visitante encontrará obras de Bill Brandt, Wim Wenders y Ahmed Mater, entre otros artistas.
Repensar las dinámicas territoriales
Esta sección, con artistas como Jim Dine y Andreas Gursky, nos recuerda que estamos en la era del Antropoceno, donde la acción humana deja huellas indelebles en el planeta. La globalización y elecciones geopolíticas, científicas y culturales impactan en los territorios y nuestra relación con el entorno. La dinámica ‘territorio servido/territorio sirviente’ refleja relaciones de dominación, como la explotación de recursos agrícolas para la sociedad urbana capitalista.
Algunos artistas abordan desde el condicionamiento hasta la sobreproducción y el consumismo excesivo, mientras que otros se apoderan de objetos banales de los que está saturada nuestra sociedad para revelar su poder simbólico o transformarlos en remanentes absurdos del consumo de masas. Nuestra forma de habitar el espacio se ve moldeada por la economía, flujos de información y tecnología, sometiéndonos a sistemas que afectan nuestro cuerpo y emociones.
Existir en el espacio público
El espacio público, teóricamente de todos, está condicionado por estrictas normas sociales que reflejan desigualdades y relaciones de poder. Para aquellos percibidos como marginales, puede volverse inhóspito. Esta parte de la exposición, que contiene piezas de Valie Export, Magdalena Abakanowicz y Robert Filliou, entre otras, destaca la presencia de grupos de figuras anónimas en la multitud uniformizada. En algunas obras, la ausencia de seres humanos permite percibir mejor las señales de su existencia y su presencia.
Para muchos artistas, el espacio público también se ha convertido en un campo de juego, especialmente a través de la performance. Lo ocupan para revelar y desafiar los usos regulados y la violencia que se manifiestan en él.
Recomponer sueños y realidades
En esta sección, artistas como David Hockney, Tony Cragg o Jannis Kounellis, ofrecen perspectivas alternativas para reflexionar sobre el mundo contemporáneo y sus desafíos. Ponen de relieve tensiones entre lo orgánico y lo artificial, la naturaleza y la cultura, buscando superarlas o destacando su potencial de transformación.
Estas obras invitan a comprender la complejidad del mundo globalizado, cuestionando certezas y recordando que, el territorio puede ser entendido como un espacio mental más allá de su anclaje físico.