El actor Martiño Rivas (Vimianzo, 1985) se hizo conocido en España con apenas veinte años por su papel en la serie El Internado. Cientos de adolescentes empapelaban sus habitaciones con los pósters que las revistas hacían con su cara. También arrasó internacionalmente con Las chicas del cable encarnando a Carlos Cifuentes. Ahora, a sus 38 años, ha mirado de frente en la nueva serie de ATRESPlayer Premium a un personaje que en España causa todo tipo de opiniones: el actor porno Nacho Vidal. La ha presentado en el Festival de Málaga y en EL ESPAÑOL de Málaga hemos podido hablar un rato con él en la recepción del hotel NH en un rato libre que el actor tenía entre photocalls, coloquios y alfombras rojas.
Recién llegado a Málaga, ¿no?
Sí, no me ha dado tiempo a ver mucho, la verdad.
Venís a presentar una serie sobre Nacho Vidal y eres tú, precisamente, quien encarna al actor. Por los prejuicios, hay más de un actor que no hubiese sido capaz de aceptar el papel. ¿Por qué lo hiciste tú?
Por la historia de Nacho. Hay una biografía de él que se publica en el año 2000, por entonces solo tenía 26 años y eso ya es un indicio del tipo de persona que es. Hacer una biografía con tan solo veintiséis años indica que ha vivido mucho, desde luego. Me parece una persona que ha tenido una vida muy turbulenta, una montaña rusa, pero es un tío muy complejo con muchos aspectos atractivos a la hora de retratar como historia y una vida única. Pocas veces iba a tener la oportunidad de hacer alguien así.
¿No dudaste nada por lo que supone el personaje para la gente y los prejuicios?
Es que yo no tenía apenas prejuicios respecto al personaje. Tenía algunos prejuicios, pero no suponían un impedimento para mí a la hora de desarrollar el personaje de Nacho. Lo que sí sucedía es que había varios elementos del proyecto que sí sabía que podían ser sensibles en cuanto a que era un material comprometido porque, entre otras cosas, tenía que pasar mucho tiempo desnudo. Bueno, realmente no tanto por el hecho de estar yo físicamente desnudo, sino porque tienes que hacer un acto de fe y de confianza en el director y la productora, porque las escenas de sexo sí dan pudor y mal contadas pueden resultar obscenas o puedes sentirte incómodo en el set, pero también al verte en pantalla. A Pinillo, uno de los directores, que dirigió los capítulos 1,2,7 y 8, lo conocía de haber trabajado antes con él, teníamos confianza. Teresa es muy elocuente e inteligente y siempre quiso contarlo desde el morbo y desde un prisma sexi. No queríamos hacer algo de mal gusto.
¿Y es cierto que hay localidades españolas que os han impedido rodar para no relacionarse con Nacho?
Sí. Tuvimos problemas con el Ayuntamiento de Badalona y para rodar en el Tibidabo, por ejemplo. Nos encontramos oposición como nunca antes me había sucedido. Muchas localizaciones se fueron cayendo conforme avanzaba el rodaje. Tibidabo lo teníamos cerrado y poco antes de rodar se cayó. Badalona nos prohibió rodar allí. Yo entiendo que Nacho te pueda caer mejor o peor, pero de ahí a prohibirle a alguien que cuente su vida...
Es tremendo.
Nacho no ha estado en prisión. Hemos contado en series y películas vidas de gente que ha estado en prisión y lejos de poner oposición, ha sido al contrario, se les ha puesto facilidades. Entonces, yo siempre digo que en Londres cuentas la vida de Jack el Destripador y no te ponen tantos problemas como contar la vida de Nacho Vidal en España.
¿Crees que el problema es que el porno es un tabú y de ahí tantas dificultades?
Yo entre mis amigos siempre he hablado de porno de una manera bastante abierta y creo que en mi generación el consumo está bastante generalizado. Sí que hay mucho estigma a la industria del porno y puedo entenderlo, puesto que la industria del porno ha hecho méritos en ese sentido. Precisamente por eso, por ser algo que ha estado en la sombra, al margen de lo legal y con muchas incógnitas y caracteres de dudosa moralidad... Imagínate, si en el mundo audiovisual, en la ficción, se han destapado tantos casos de abuso de poder, todo hace pensar que en la industria del porno aún más.
Pero ojo, no estamos vanagloriando en esta serie a la figura de Nacho Vidal ni a la industria del porno. De hecho, creo que somos bastante críticos. No es una serie social tampoco, es cierto que hay un mensaje que invita a reflexionar, pero tampoco es el principal cometido, que es entretener. La vida de Nacho es eso, muy entretenida, y por eso la contamos, merecía la pena contarla. A veces me han preguntado que por qué hacíamos la vida de este tío. Yo les respondo que la vida de este tío es la hostia y la de ellos muy aburrida. Es que es así.
Creo que estamos en un clima que si no cuentas la vida de gente aparentemente inmaculada, parece que te miran con recelo. Ya lo digo, esto no es hacerle una estatua a nacho en la plaza Mayor, ni componerle una sinfonía. Somos bastante críticos con su propia figura. Hasta el propio Nacho lo es.
Has tratado con él, de hecho, durante el rodaje de la serie
Sí, es un tío honesto en ese sentido, a la hora de relatar su vida. No esconde sus errores.
Para hacer su serie, ¿has tenido que prepararte más física o mentalmente?
Creo que lo segundo. Físicamente no he tenido tiempo. Me dijeron que la oferta es firme a finales de diciembre de 2021 y a mediados de enero de 2022 estamos ensayando y comenzamos a rodar el 1 o el 2 febrero. Fue todo muy rápido. Tuve cinco o seis semanas para prepararme, no más.
Durante la grabación pasé mucha hambre y ahí sí que fue más duro.
He leído que perdiste kilos
Sí, cinco. No tenía tiempo para entrenar. Entre toma y toma tenía una barra y unas mancuernas y poco más.
Entonces, por lo que me cuentas, ha sido el rodaje más intenso de tu vida.
Sí, ahora que lo dices, la verdad es que sí.
¿Pero qué ha sido lo más difícil de todo?
Mantener la estamina durante veinticuatro semanas y durante todos los días, por una cuestión de cansancio físico, no de motivación ni de falta de compromiso. Al principio empecé tomando cafés, luego cafés y Coca-Cola, luego llegaron los Red-Bull, el complemento vitamínico, ibuprofenos... Al final tomaba un cóctel de mierda para mantenerme despierto.
Antes mencionabas las escenas de sexo, que no sé si te daban reparo antes de este rodaje. ¿Ahora las afrontas de otra forma?
(Ríe) Ahora tengo más práctica.
España te conoció y se enamoró de ti con El internado. ¿Crees que aquel veinteañero se imaginaría que iba a llegar hasta aquí, haciendo una serie como esta?
Yo no me lo habría imaginado... O sí, nunca se sabe. Nunca pensé que no haría algo concreto. Evidentemente, hay cosas por cuestiones éticas en las que no quiero participar, pero en esta ocasión es uno de esos casos en las que la profesión te va sorprendiendo, nunca sabes a dónde te puede llevar. Puedes planificar mucho tu carrera y tu vida y luego las cosas van por otros derroteros. Mi pretensión siempre fue vivir de esto y de momento lo he conseguido.
En más de una ocasión has dicho que ya no te importa lo que digan de ti. En una profesión como la tuya, tan expuesto, ¿cómo se consigue?
Sí me importa, pero no dejo que lo que digan de mí condicione mi vida o la forma en la que me comporto. He entendido que por mucho que intentes agradar a todo el mundo, eso no puede suceder. Tampoco quiero agradar a todo el mundo; la mayoría de la gente tiene gustos distintos al mío y en ocasiones es difícil que vayamos a coincidir en inquietudes y otros aspectos o formas de navegar.
¿Cuáles son tus gustos en el cine?
A mí no me gustan las películas de superhéroes, por ejemplo. Estoy desconectado del cine ahora, hace mucho que no veo nada. Antes lo veía absolutamente todo y ahora estoy relajado en ese aspecto.
¿Y cuándo lo haces tú?
Trabajar con condiciones dignas, que siempre está bien. Me gusta que haya un clima creativo y que haya cierta sensación de vértigo y cierta inquietud. Cuando algo se prolonga en el tiempo, a veces empiezas a hacer todo de manera mecánica. Entiendo que la gente se descuida y parece inevitable, pero me gustaría minimizarlo en la medida de lo posible.
Hoy ha sido Nacho Vidal, ¿pero a qué personaje te gustaría volver a encarnar? ¿Otro extremo?
A mí me encantaría hacer teatro clásico, siempre quise ser Segismundo en La vida es sueño. Acaban de hacer una producción aquí en España, mi director favorito, además, que fue contratado por la Compañía de Teatro Clásico para dirigir la obra y ni siquiera conseguí que me hicieran una prueba, así que entiendo que ese tren ya se me ha pasado.
Nunca es tarde, no digas eso.
Sí, bueno, pero en esta ocasión no ha sido.
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