El Kanka ha vuelto después de nueve meses de rotundo silencio fuera de la vida pública. Se marchó en diciembre prometiendo volver y dejando como regalo de Navidad a sus seguidores el tema Propósitos de fin de año. Septiembre ha sido el mes de su reaparición y Autorretrato, el single con el que la anuncia. Tres minutos y cuarenta segundos adornados con pinceladas de guitarra eléctrica en los que podemos disfrutar del Juan más vulnerable. Este tema ha nacido, en sus propias palabras, "gracias a la terapia", fundamental para aprender a conocerse mejor y a despojarse de ese 'personaje' que "todos tenemos cuando tratamos de causar una impresión concreta a alguien".
Está feliz por pasar unos días en casa, aunque reconoce que en ocasiones echa mucho más de menos a su familia que a la Playa de la Misericordia, no es para menos. Madrid le ha visto crecer. Madrid le ha visto enamorarse. Madrid le ha visto llenar el WiZink. Madrid ha visto que El Kanka y Juan Gómez, realmente son uno.
Con su pelo alborotado y sonrisa incesante, aparece vestido con camiseta oscura, pantalón corto y zapatillas deportivas. Llaman poderosamente la atención sus calcetines turquesas con dibujos de espetos, un manjar local que se dispondría a comer después de la entrevista, que sucede en un hotel situado en pleno barrio de la Trinidad.
Está a gusto. Está descansado. Está contento. Se le nota. Ha vivido todo tipo de situaciones en el último año, cosas buenas y cosas malas, pero vuelve, al fin, con ganas, haciendo las paces con la profesión que le ha dado la vida durante tantos años. Pese al 'mono' que reconoce que sufre, tendrá que esperar hasta marzo de 2023 para volver a subirse a las tablas con motivo de su gira Cosas de los vivientes, que da nombre también a su próximo disco. EL ESPAÑOL de Málaga habla con El Kanka tras su retorno a la música:
Vuelta a la promo, ¿no? ¿Cómo llevas la vuelta a la promo después de este parón, Juan?
Pues es literalmente mi primera jornada de mi promo. En Madrid he hecho alguna cada día, pero algo más esporádico, cosas puntuales. No queremos echar toda la carne en el asador y eso de venir a Málaga a hacer promo ha sido algo especial. María [Pellicer, su representante] tendrá sus motivos. Yo ya ni le pregunto, lo hago y punto. Después de once años es ya mi matrimonio profesional.
Se hace raro llamarte Juan. Es como llamar a mi padre por su nombre. ¿Has sido más Juan que El Kanka estos nueve meses? ¿Hay un personaje cuando eres artista, o al final El Kanka y Juan son la misma persona?
El 'Canca' es el apellido de mi madre. Es algo muy 'malaguita'. Pocos lo saben, pero es un apellido que viene de Tolox y que me encanta. Hay muy pocos en el mundo. Yo me he encontrado a algunos, pero pocos. Recuerdo cómo una vez conocí a una familia grande en Cádiz y el patriarca me dijo: "Hola, somos los Canca". Como mi nombre y mi primer apellido son tan vulgares: Juan y Gómez, pues todo el mundo empezó a llamarme Canca desde sexto de EGB. Amigos, profesores... e incluso mis parejas y mejores amigos.
Lo que ha pasado es que cuando me puse El Kanka, me lo puse con 'k' por hacerme el punki como artista. Ahora lo veo como el nombre de mi proyecto, que ahora tiene mucha fuerza, mucho significado. Me gusta mucho. Es muy de cantautor. Sin embargo, estoy experimentando ahora algo muy curioso y es que la gente me está empezando a llamar Juan precisamente. Y yo lo estoy reivindicando, ojo, hace unos años me presentaba como Kanka y ahora digo 'Hola, soy Juan' porque Kanka es el del proyecto, pero en el fondo somos el mismo. Una paranoia, tía.
"No me aburro nunca y creo que hay que aburrirse, todos deberíamos hacerlo. Está genial aburrirse"
Miras atrás y ves cómo ha sido tu parón. ¿Qué es lo que te ha enseñado este descanso? ¿Qué ha sido lo peor y lo mejor?
Han sido unos meses muy raros. Te lo juro. En enero llegué a aburrirme. Hacía todo lo que tenía que hacer: deporte, cocina, ver una serie, leer, pensar en el repertorio del disco... antes de las 11 de la mañana. Yo mismo me decía '¿Y ahora qué carajo hago el resto del día?'. Me agobié muchísimo. Porque no era solo eso, era pensar qué iba a hacer yo hasta marzo de 2023 que volviera a los conciertos. ¿Qué iba a hacer yo con mi vida?
A los dos días se me pasó. No me he apuntado a inglés, aunque sea una tarea pendiente, ni me he apuntado a un curso de costura. No he hecho nada especial. He querido saber qué pasaba con el silencio. He querido saber qué pasaba con el aburrimiento. No me aburro nunca y creo que hay que aburrirse, todos deberíamos hacerlo. Está genial aburrirse. Hay que dejar la mente en blanco, descansar.
Pasaron un par de días y aprendí a hacer las cosas más lentito. Me tiré en marzo un mes y medio en Barcelona y al final aquello fue otra película. Ojo, pero también fue algo muy especial, porque yo tardé un mes y medio pero podía haber tardado mucho más. Es un disco hecho sin la presión de los conciertos y el tiempo. Disfruté mucho del proceso.
Pero luego llegó el verano y me pasó de todo: me fui de vacaciones, que hacía diez años que no me iba. ¿Y sabes dónde estuve? En Málaga. Me fui al Rincón. Vino mi suegro, que es de Argentina, y tuve que ser anfitrión en la tierra, hombre. Encima a mi chica y a su hija les encanta Málaga. También nos fuimos unos días a Cádiz, porque a Cádiz siempre hay que ir.
Tuve tiempo hasta para que se me quemara la casa. Me levanté en mitad de la noche con un ruidito y me encontré ardiendo el cuarto de la niña. Peritos, búsqueda de casa nueva... Algo infumable, pero sin dejar de ser entretenido. Además, me operaron de una hernia, pero ya estoy recuperado. En septiembre me tuve que poner a arrancar ya para volver, porque te juro que en verano eché de menos eso de aburrirme de enero...
¿Ya no disfrutabas sobre las tablas? Imagino que necesitabas un reinicio
He vuelto con las ganas de desarrollar mi profesión. Siempre me he llevado muy bien con mi trabajo. Es una profesión maravillosa y creo que se me nota en el escenario, pero llegó un momento de hartazgo total. Me sentía abrumado y agobiado por el curro en exceso. Sin embargo, ahora pienso 'Joder, hasta marzo no vuelvo a tocar'. A mí me apetece tocar ya e irme a ensayar con la banda. Tengo muchas ganas de que salga el disco y empezar a tope. Me encanta sentirme así.
Ser artista no deja de ser un trabajo. A todo el mundo no le apetece levantarse para ir a trabajar siempre, pero coño, siendo algo tan creativo y bonito me daba pena no estar al doscientos por cien en el escenario. Si no, no tiene sentido. Vivir el inicio con tantísimas ganas es algo muy guay, me va a ayudar a conectar aún más con el público. Creo que perder las ganas en esta profesión hace que tu trabajo se convierta en algo burocrático.
No me quemó el hecho de hacer tantas cosas musicales, sino no poder hacer, por ejemplo, las que he hecho este año: estar en casa, leer, pasar tiempo con los míos, con mi gente... Era el defecto de lo otro.
Has estado también despegado de las redes sociales. El otro día vi que una chica se prometió un año sin móvil y pasó finalmente 13 más feliz que una perdiz. ¿Y tú eso como lo has llevado?
A mí todo este tema me da mucha pereza. Si no me dedicara a esto no tendría ni redes, pienso. Cada vez que me he hecho una red social lo he hecho porque es necesario para mi trabajo. No tengo redes personales, pero eso sí, como el resto de los mortales, yo también estoy enganchado al móvil. Lo que más veo en Instagram son vídeos de cocina, me encanta cocinar. Sigo a yo no sé cuántos chefs y cocineros. Veo vídeos de recetas que lo mismo sé que no voy a hacer nunca, pero es algo que me resulta hipnótico.
Como decía, para mí es una herramienta de trabajo y sí que es cierto que cuando saco algo no puedo evitar no mirar al lado y ver qué dice la gente sobre ello. Sí que estoy atento al feedback aunque cuando escriba la canción no me obsesione con si va a funcionar o no, o si va a gustar. Compongo para mí. Como mucho, pienso en qué dirán mis colegas cuando se lo enseñe.
De hecho, canciones que a mí no me transmiten que vayan a funcionar como Sí que puedes las acabo lanzando por la gente de alrededor, como María, que fue la que me dijo que tenía que sacarla. Ahora es una canción de autoayuda para mucha gente con un mensaje bonito.
En resumen, si salgo de una habitación y me dejo el móvil dentro, yo hago el gesto de tocarme el bolsillo varias veces y digo 'Ah, que me lo he dejado, es verdad'. Este aparatito [señala un iPhone que está sobre la mesa] está hecho para enganchar. Estás viendo una película, echas un ojo al WhatsApp y al Instagram y ya te has perdido media peli en familia. Intento evitar mi relación tóxica con el cacharro este.
¿Y los haters, Kanka?
Pocos y ruidosos. Sabina es un tío al que conoce toda España. Vas a una pescadería de un barrio X y todos lo conocen. Por lo que las probabilidades de encontrarse un pamplina para él aumentan. Porque sí, para mí un troll, un hater que piensa que algo de alguien no le gusta y pierde su tiempo en ponérselo en las redes, es un pam-pli-na. Una opinión en contra de alguien no está mal. Hay artistas que me parecen deleznable. No voy a perder el tiempo en ir a sus redes y ponerle que es un mierda. Mi tiempo es mucho más valioso. Sin embargo, a mí no me conocen en todos lados. A mí hay que buscarme. No me suelen decir nada, pero cuando pasa, paso del tema, faltaría más.
"Para mí un troll, un hater que piensa que algo de alguien no le gusta y pierde su tiempo en ponérselo en las redes, es un pamplina"
Te fuiste de la vida pública con Propósitos de año nuevo. ¿A seis de octubre los has cumplido?
(Ríe) Sí. Mi propósito de año nuevo era ser el más imperfecto posible y en ello andamos, cumpliéndolo a rajatabla.
Y en autorretrato, tu último sencillo, nos muestras tu yo externo e interno. Tus neuras, agobios… ¿Cómo se pone a escribir alguien una canción así, donde tiene que hablar de sí mismo? Muchas veces nos cuesta contar nuestras cosas al de al lado… ¿La terapia ayuda?
Mucho. Para mí, hay un antes y un después en mi forma de componer en cuanto empiezo a ir a terapia. En terapia empiezo a despojarme del personaje que todos tenemos. Lo sigo teniendo, todos querermos dar una impresión porque es inevitable, somos seres sociales.
Allí descubrí en qué momento impostaba sin darme cuenta. Cuando no era yo. Empiezan a salir cosas mías. Es en el momento que voy a terapia cuando me doy cuenta de que empiezo a escribir de una manera más sincera. Es lógico, cuando me apetece componer yo me pregunto sobre qué me está rayando en este momento. Si no, me cuesta tirar de un hilo. ¿De qué hilo tiras?
Escribo de lo que tengo en la cabeza. Para mí fue una revolución empezar a hacer terapia. Yo estaba rayado con las cosas que estaba descubriendo y se nota en muchos temas del disco. En unas más y en otras menos. En Autorretrato quizá sea el ejemplo más explícito de ello, sí.
En Autorretrato claramente hablas de ti. ¿Pero todas las canciones son El Kanka? ¿El Kanka es todas sus canciones? ¿Eres de los que pide que no te jodan la marrana o eres más como Pierre Nodoyuna?
Incluso las canciones que menos hablan de mí, hablan de mí. Incluso igual demasiado. El inconsciente es muy poderoso. Cuando hablo de otro personaje se me escapan muchas cosas mías también. Cada vez me gusta más tirar de sinceridad, de verdad. Kase O me lo dijo en un bolo una vez: "Aunque escribas de un boli BIC azul, si lo haces con verdad, da igual". Quizá iba un poco con dos birras de más, pero al tío no le faltaba razón, hay veces que no puedes cantar igual un verso sincero que el que no (Ríe).
¿Qué vamos a tener en este nuevo disco? Cuando lo escuchas al completo, gana el positivismo y el buen rollito, ¿o vamos a tener a El Kanka más nostálgico?
Me estoy haciendo mayor, tía. Es una pregunta difícil de contestar porque son catorce temas, mi disco más largo hasta la fecha, creo, y yo no pienso el disco como una obra conjunta, las obras son las canciones. Hay de todo. Hay canciones de coña, hay canciones bailables, pero creo que en conjunto hay más carga emocional que las típicas canciones mías de buen rollito. Pero insisto, hay de todo. Voy haciendo canciones como me van saliendo... A veces meto mis 'morcillitas', como dice mi primo. Hago mucho eso de hacer una canción de amor y meter una frase inesperable. Como en Querría, un bolero muy bonito, pero donde de repente suelto "He pedido una caña y me han puesto tres" o "Ya es primavera en El Corte Inglés".
No todo el mundo saca discos hoy día… Es de valientes. Ahora la industria ha cambiado mucho… ¿Qué te lleva a hacerlo? ¿Nunca mueren los clásicos?
Soy partidario del formato disco, soy así. De hecho, sigo escuchándolos. No de todos, pero si saca El Robe disco, o Drexler... yo los escucho enteros. Luego ya me hago mis playlists, pero yo les doy la oportunidad enteros. Creo que todavía tiene sentido en mi caso. Siendo un proyecto independiente, sin una gran discográfica detrás y que encima nos ha funcionado bien hacer lo que nos ha salido del ciringanillo... ¿Por qué no iba a hacer un disco?
Esto es como la frase "Si algo no está roto, no lo arregles". Lo hacemos todo muy a nuestra manera. María diseña la estrategia y yo lo de las canciones. Los dos somos muy nuestros y nos encanta hacer las cosas a nuestra manera. Por ponerte un ejemplo, sacamos Propósitos de año nuevo en Navidad, una época súper poco recomendada para sacar tema, pero lo hicimos porque habla de propósitos, era emotivo para esa época.
Me pasa lo mismo con Autorretrato. Sin ser el tema más cantable, era genial para volver, para ser sincero con el público. Quería aparecer con una descripción de mi persona, un tema que me hace vulnerable. Funcionamos así, quizá no somos los maestros comerciales, pero somos los defensores de nuestro proyecto.
¿Cómo valoras la industria musical actual? Bizarrap ha cogido a un canario de 20 años como Quevedo y lo ha llevado a la fama con Quédate. Así, de repente. ¿Qué piensas?
Con mi respeto absoluto a todos ellos, yo acepto a tope eso de hacer música para que suene en las discotecas. Es necesario. Qué triste sería si todas las canciones fueran como las mías o como las de Pablo Milanés. Tienen que existir estas canciones. Tiene que haber de todo.
En gustos, no estoy nada conectado con lo mainstream. No estoy conectado a lo que suena en la radio. Soy un obseso de la música y le doy oportunidad a todo lo que me aparece. Encuentro más proyectos alternativos que me interesan que proyectos comerciales que me llamen la atención. El 90% de la música que escucho es desconocida, eso ya dice mucho de mis ideas.
Rosalía acaba de petarlo por todo el mundo con un show donde no hay músicos. ¿Concibes un concierto así, sin músicos?
Pues lo dudo mucho. Vuelvo a insistir en el respeto que les tengo, además, el caso de Rosalía es un caso muy especial. He oído sus dos discos y lo suyo e incluso ella en sí misma son algo muy particular. Es una tía muy inteligente, haciendo algo muy distinto con mucho talento.
A mí me gustan las cancioncillas. Ella le ha dado prioridad a los fuegos artificiales y a la puesta en escena. Lo de los músicos en el escenario no me parece tampoco tan dramático. Su propuesta es muy original, pero le ha dado prioridad a la escena en lugar de lo orgánico que se genera con los músicos tocando. Me gusta la imperfección. En este disco hay tres temas con guitarra eléctrica. Me sigue gustando la guitarra de palo, el tambor, la tierra. Vamos sin claqueta en directo. Me gusta lo natural. Soy así. No la critico, pero de momento me resisto a todo ello, me gusta que los temas bailen, que haya imperfección.
Pero oye, cuidado, que no tener en cuenta a Rosalía, con lo que ha supuesto para la música, es estar cogiendo moscas.
No quisiera yo irme de la entrevista sin hacerle un homenaje a Jesús Quintero, que tanto admiras. ¿Te hubiera gustado llegar antes a la música para sentarte de charla con él? ¿Qué crees que te hubiese dicho él después de una calada a su cigarro?
(Ríe) ¡Ojalá! Era un genio de la entrevista. Difícilmente habrá alguien como él. Creo que a mí me miraría fijamente y me diría tras un silencio: "Kanka, ¿A ti te duele la vida?".
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