En el grupo de amigos de Elísabet Benavent (Valencia, 1984) circula una anécdota sobre sus primeros pinitos en la escritura. Su madre cuenta que la autora, auténtico fenómeno de la novela romántica en España con tres millones y medio de ejemplares vendidos, llegó a casa orgullosa porque le habían puesto un diez en un cuento.
En él, Benavent contaba la historia de un gusano que se metía en una pelea en un bar de gusanos. Fue su primera experiencia con la escritura. "Me lo pasé muy bien. Cuando era adolescente escribía historias para mis amigas. Quedábamos los fines de semana y las leíamos. Inventaba una vida que me gustaría vivir y lo volcaba al papel", relata entusiasmada durante una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.
La escritora superventas lleva casi diez años en el mercado editorial encadenando éxitos. Muchos de sus libros han dado el salto a la gran pantalla a través de películas o series producidas por Netflix. "Soy la primera sorprendida de lo que me está pasando. Ha sido todo muy vertiginoso. Te ves metida en la vorágine y no te da tiempo a pensar en nada. Mis editores y yo hacemos el ejercicio de parar un poco", reconoce.
La autora de la saga Valeria presentará este martes su nuevo libro, Todas esas cosas que te diré mañana, en el cine Albéniz de Málaga. Lo hará arropada por amigos y conocidos durante una tarde llena de actuaciones musicales, sorteos y firmas de ejemplares. En su última novela, Benavent habla de una relación rota mientras experimenta con el género de la ciencia ficción.
En primer lugar, ¿cuáles son las expectativas de una autora con un lanzamiento cuando ha vendido más de tres millones de ejemplares de sus novelas?
(Ríe). No sé muy bien. Da mucho vértigo. Siempre quieres cumplir de cara a la editorial y sobre todo de cara a los lectores. Estás en tierra de nadie esperando a que salga lo mejor posible, cruzando los dedos, y haciendo las paces con la persona que era cuando terminé el libro y diciéndote a ti misma que has hecho lo que te nació.
En este nuevo libro habla de una relación que se rompe. No parece nada tóxica. Él le dice a ella que quiere ser sano y responsable. ¿El amor si duele o lastima no es amor, no?
El amor si lastima no es amor. En efecto. El desamor sí hace daño. No es amor si la base de la relación son tiras y aflojas, te crea ansiedad, te da miedo, sientes que no eres suficiente y que debes cambiar. Esa es otra cosa y es muy fea.
¿Cuánto daño ha hecho esa idea de amor romántico y del príncipe azul?
El otro día estaba viendo con unos amigos La bella y la bestia. No la había vuelto a ver en 20 años. Estaba alucinando con los mensajes que hay por debajo. El cuento de princesas tiene unas connotaciones que ahora mismo no son aplicables. Estamos aprendiendo sobre la marcha a desligarnos de todas las cuestiones del amor romántico que nos restaban y no sumaban. Eso lo tenemos que hacer con tiempo y con la experiencia. Yo no soy la misma autora que escribió Valeria. He cumplido años, vas aprendiendo de la vida, tu visión del amor cambia o piensas la forma de ser mujer. Aprendes que no hay manera correcta de serlo. También aprendes que hay un montón de mitología que hemos heredado sobre el amor romántico como que va a llegar un hombre al que tú vas a cambiar. Hablo de ese perfil de hombre bala perdida al que vas a transformar. Tú no tienes que cambiar ni cuidar a nadie. Lo cuidarás en la medida que quieras sin obligación ninguna.
A ver si nos desembarazamos ya del eterno rol de cuidadora...
No tenemos que ser cuidadoras porque somos mujeres. Tenemos que ser cuidadoras porque somos seres humanos. Y tenemos que esperar el mismo cuidado de la otra persona. Tampoco podemos erigir el cuidado como el centro de nuestra vida si no es lo que queremos. Lo primordial es la capacidad de elección.
Los protagonistas de su nuevo libro se conocen en Tinder. ¿No tenía más encanto eso de conocerse en la barra de un bar?
Para mí sí (ríe). Me parece mucho más natural ligar en la barra de un bar. Las redes sociales y las aplicaciones móviles están muy bien para acercarse a personas o conocerlas tras la pandemia, pero siempre voy a preferir el tú a tú, ver cómo habla o se mueve que a través de una aplicación móvil.
¿No siente que las aplicaciones para ligar nos transforman en mera mercancía?
Estas aplicaciones tienen el peligro de convertir las interacciones humanas en fast food emocional.
Miranda y Tristán brindan "por ser libres para decidir siempre sin lastres". ¿Así debería ser siempre, no?
Sí, pero en la vida es complicado. Muchas veces arrastramos ciertos lastres que tampoco son negativos. Cuando quieres mucho a una persona, ese mismo cariño o ese mismo amor pesa a la hora de tomar decisiones que son buenas para ambos. El mejor camino no es siempre es más fácil de tomar. Insisto, no es fácil.
Al principio de la novela señala que "decir la verdad con buenas formas y cuando se te pregunta es una revolución en nuestros días". ¿A usted le cuesta ser sincera o es igual de franca que la protagonista?
Juego a lo mismo que Miranda: intento siempre ser muy honesta cuando se me pregunta. Yo no daré mi opinión si nadie me pregunta. Me refiero a opinar sobre algo o alguien que no me incumbe. Ahora mismo muchos confunden la sinceridad con la mala educación. La línea es muy fina. Siempre voy a ser lo más honesta posible cuando se me pregunte y con buena educación. Aunque al final la verdad está sobrevalorada.
Al inicio también aparece el tema de la maternidad. Miranda no quiere ser mamá. ¿Ser madre irremediablemente significa sacrificar tu carrera profesional?
No lo sé. Yo no quiero ser madre por otros motivos. Se está siguiendo un camino hacia la conciliación y la búsqueda de la capacidad de elección. No sé si soy capaz de hablar del tema con criterio porque no lo conozco mucho. Yo no soy madre por elección desde hace mucho tiempo. Ya me tiene que cambiar mucho la vida para encontrar de repente la respuesta contraria. Tengo amigas que concilian una cosa con la otra. El problema de la conciliación es que se les exige a las madres dar el 200 por ciento. Las madres hoy deben ser una madre 10 y una trabajadora 10. Deben hacer ejercicio, tener una vida social y alimentarse sano. ¿Y por qué no dejamos que la gente viva la maternidad o la no maternidad como le de la gana? Ese es el problema. Nos metemos a opinar hasta en la cocina de vidas ajenas que poco nos incumben.
¿Se ha sentido muy juzgada por decir que no quiere ser madre?
Me he sentido muy juzgada. Antes recibía mensajes diciéndome que esto lo pienso porque soy joven. Me han llamado egoísta, me han dicho que sufro el síndrome Peter Pan y me ha preguntado quién me va a cuidar cuando sea vieja. Hay que dejar que la gente decida lo que quiera. Que yo decida no tener hijos no significa que juzgue a las personas que los tienen. Al revés. Toda mi admiración a las personas que eligen hacer lo que les sale. A mí me encantan los niños y me han llegado a decir que los odio. Una amiga me decía el otro día una cosa que me hizo mucha gracia: "A mí me encantan los elefantes y no tengo uno en casa". Jajajaja. Muchas personas se sienten atacada cuando alguien expresa la voluntad de no querer ser madre.
¿Alguna vez se ha sentido discriminada por su condición de mujer en el sector editorial?
Hay cierta actitud paternalista. Ya se empieza a poner en duda. Yo no sé si ha sido por la condición de mujer o no. Pero sí que es cierto que el género que escribo tiene una connotación peyorativa. Es un género considerado menor. Siempre se nos trata con cierta condescendencia.
Ya me hubiera gustado ver a un autor en la piel de Corín Tellado...
Fue una autora prolífica que llegó a tantos hogares... Si algo tenemos que aspirar los escritores es a que la gente lea, y que lea lo que quiera. El público es soberano y el que decide lo que lee. Nadie es quien para mandar sobre el criterio del lector. Deberíamos dejar que la gente hiciera lo que le diera la gana. La lectura debe fomentar la curiosidad. La curiosidad es el motor del aprendizaje. A lo mejor tenemos a un niño de siete años que elige leerse Harry Potter y de repente se enamora de la lectura. Y ganamos un lector que no ganaríamos si le pusiéramos una lectura marcada por la tradición.
La protagonista ama su trabajo. ¿Usted siento lo mismo con la literatura?
Sí. Mi trabajo es mi amante bandido. Me quejo muchas veces porque estoy ocupada o por los días de vacaciones. Soy yo la que anda buscando los saraos. Me gusta muchísimo lo que hago y es uno de los motores de mi vida.
Usted trabajó en una multinacional mientras se autopublicaba en Amazon. ¿Cuánto le ha cambiado la vida todo esto?
Me ha cambiado muchísimo la vida en cuanto a las rutinas, pero sigo yendo a los mismos sitios con la misma gente. He pasado de estar en una empresa con una cultura corporativa rígida a trabajar por tu cuenta en un curro que te permite viajar por el mundo y te organizas tus propios horarios. Es un cambio de 180 grados. Al final mi vida personal no ha cambiado tanto. Ahora estoy más contenta en el ámbito laboral.
De usted han dicho que es "la voz masiva de una generación". ¿Siente mucha presión?
Siento que me viene enorme. Estas cosas, como los saraos o los piropos, hay que darle una relevancia relativa. Lo que más importa en un trabajo como el mío que las personas que confían su tiempo en tus libros al final se entretengan y pasen un buen rato. Mi aspiración siempre ha sido entretener y nunca he olvidado esto.
He leído que es usted del Atleti. ¿Sigue la filosofía del partido a partido?
Sí, totalmente. En este mundo, como en casi todas las disciplinas artísticas, todo es muy volátil. Hoy no sabe dónde está hoy, pero no sabe dónde estará mañana. Es una frase que repito mucho, pero no lo hago por miedo. Lo creo ciegamente. Hay que ser muy hormiga y tener en cuenta que mañana puede cambiar todo.
En esta nueva novela da una gira hacia la ciencia ficción. ¿Hay algún género que le gustaría explorar pronto?
Me gusta mucho la comedia romántica. Me siento muy cómoda porque enlaza muy bien con mi forma de ver la vida. Soy una persona que se ríe de absolutamente de todo, y de sobre de los dramas de primer mundo que me pasan a mí. Me gustaría aprender a ir hilando la comedia romántica con otros géneros. Por ahora me siento muy aquí.
Muchos de sus libros se han convertido en series y películas. ¿Para cuando una biopic de su vida?
¡Uy, que va! No soy una persona de interés. Tengo una vida muy normal. Mi biopic sería de cero interés público.
¿Después de nueve años de trayectoria habrá atendido a su salud mental después de la sobreexposición, las redes sociales, no?
Nosotros tuvimos una gira en 2019 muy exigente con muchas fechas. No es sólo agotadora a nivel físico, sino mental y emocionalmente. Luego nos sobrevino la pandemia y nos dio tiempo a ver que lo que estábamos haciendo nos estaba rompiendo. A mí por lo menos. Ahora que reubicamos la costumbre de las giras para encontrarnos con el lector lo expliqué en redes sociales hemos pasado de hacer giras de 32 ciudades a giras de ocho ciudades. Somos incapaces de ampliarlo. Hay que cuidarse. No me quiero volver a ver en la situación de romperme después de una gira muy exigente. Reivindiqué la obligación para con uno mismo de cuidarse y de tomarse su tiempo. El 2022 es el año de la salud mental. Hay que empezar a visibilizar que tiene tanta importancia como otra cuestión. Entendemos que alguien coja la baja porque se ha roto la pierna, pero no entendemos que intentemos frenar cuando todo va muy rápido y siente ansiedad. Yo tengo ansiedad, me trato y voy al psicólogo desde hace mucho tiempo. No me avergüenza para nada. Ir al psicólogo es hacer gimnasia mental, conocerse y darse herramientas para enfrentarse a lo que pueda traer la vida. Soy muchísimo más feliz desde que enfrentarse a la vida así.