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El bullicio de la calle Ayala, en la zona oeste de Málaga, está siendo especial este 22 de diciembre, día en el que se celebra el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad.

Aunque los millones están pasando de largo en Málaga, el goteo de premiados sigue siendo latente en la administración de loterías Baraka, en el número 78 de calle Ayala, que regenta Ana Cuevas, una de las loteras con más suerte del día de hoy en la capital.

Después de recibir la visita de Macarena y Nieves, premiadas con el cuarto premio gracias al 77768, este mediodía recibía a Alicia, propietaria del Copicentro de la misma calle. Con una sonrisa radiante, ella y su familia sostienen el cartel con el número 77768, el cual, curiosamente, le fue regalado por la misma persona que obsequió con un décimo similar a Nieves, del salón de uñas de enfrente de la administración afortunada.

Al parecer, la mujer generosa ha sido Raquel, la dueña de la tienda de muebles del barrio. Ambas se sienten super felices con el premio y han agradecido mucho "la buena mano" de su amiga.

Alicia confiesa que, cuando le dieron el décimo, no le agradaba demasiado, sobre todo porque el número estaba lleno de sietes, una cifra que, al principio, no le resultaba atractiva. Sin embargo, asegura que esta mañana, al despertar, ha cambiado de opinión:

"Hoy me parece el número más bonito del mundo", dice entre risas. Aunque aún no sabe qué hará con el premio, tiene clara una cosa: "Al menos me viene super bien, ya tengo algo para el timbre del chalé", bromea.

Lo que no es tan común es que los premiados se acerquen directamente a la administración para agradecer el premio y, mucho menos, que se dejen entrevistar por los medios. Sin embargo, en esta ocasión, algunos afortunados han querido compartir su alegría y, sobre todo, su gratitud con la lotera que, como tantas otras veces, ha sido el punto de partida de su buena suerte.

Ana Cuevas, que parece tener una conexión especial con la diosa Fortuna, se muestra emocionada ante tanto agradecimiento. "Es una alegría ver cómo la suerte llega a tanta gente y más en este barrio, de gente humilde", zanja.

Sus hijas también están contentas porque saben que un pico irá para sus estudios. Una quiere estudiar Medicina y la otra quiere convertirse en policía. Este regalo de Navidad será uno de los primeros ladrillos para construir su futuro.