Sus ojos y su sonrisa nerviosa desprenden verdad y alegría. Está abrumado. No deja de ser un chaval de 19 años y sus últimas horas han sido surrealistas. Cuando en octubre de 2023 se montó en aquella patera en Senegal, con destino a Tenerife en busca de una vida mejor en España, jamás imaginaría que apenas un año después acapararía titulares donde se le calificaría como "el héroe de Málaga".
El teléfono le echa humo, con cientos de notificaciones, y todo el mundo le da la enhorabuena. El motivo es que este miércoles se hizo viral por salvar a una mujer en la calle Héroe de Sostoa de la capital, que quedó totalmente inundada con el paso de la DANA por la zona. La mujer, totalmente paralizada, se vio rodeada de agua y tenía miedo de que la atropellaran, pero tuvo la suerte de toparse con Mansour, que no dudó en ayudarla.
Está cansado, pero no es capaz de perder la sonrisa. Lleva toda la mañana atendiendo a medios de comunicación interesados por su acción, aunque reconoce que no termina de entender qué ha hecho tan especial para merecer tanta atención. Asegura que en su país, lo normal cuando llueve mucho es que las casas acaben destrozadas y todos se ayuden entre todos. Le duele "en el corazón" cada vez que vive una inundación. Para él, su actuación no debe ser tratada como algo especial. Hay que recordar que actuó totalmente solo mientras que los curiosos miraban (y grababan) su buena acción desde balcones y terrazas. Acabaron aplaudiéndole.
Los hechos
Sobre las cuatro de la tarde, Mansour estaba en su habitación observando lo mucho que llovía a través de su ventana. Málaga, en ese momento, estaba en alerta roja y se había autoconfinado prácticamente después de la tragedia de Valencia. Entonces, vio cómo varios contenedores de basura bajaban la calle flotando y empezó a comprender que la situación se estaba descontrolando. En ese momento, llegaron agentes de la Policía, quienes, según su relato, empezaron a llevar estos bidones a una zona segura, a fin de que ningún vehículo impactara con ellos.
No lo dudó ni un segundo, quería ayudar. Así que bajó a la calle entregado a echar una mano a quien lo necesitara. Tras poner a salvo varios contenedores de basura con el agua casi a la cintura para ayudar a los policías, se dio cuenta que una mujer, a la altura de la gasolinera Alaska, estaba totalmente en shock al verse rodeada de agua, incapaz de reaccionar. “Ayúdala, ayúdala”, le decían los vecinos desde sus casas.
Allá que fue Mansour, que sabía que esta vecina necesitaba a alguien que la hiciera reaccionar. "Me dijo que no podía andar bien y le dije que me diera la mano, que yo la iba a ayudar, y la cogí y la llevé hasta una zona donde me dijo que estaba ya bien", cuenta con una sonrisa el migrante.
En uno de los vídeos que se han viralizado, se puede ver a Mansour bailando con una sonrisa bajo la lluvia, feliz por haber ayudado a todos y ser útil para toda la sociedad. De hecho, se retiró porque la Policía así se lo pidió.
Una infancia dura
Su vida no ha sido fácil. Mansour ha dejado en Guinea-Conakry a su madre y a su hermano, pero hace un año se vio obligado a abandonar su país por la situación tan complicada que vivía. “Fue difícil dejarles, pero a la vez fácil, mi país estaba en una situación muy difícil”, sostiene el joven. Es por ello por lo que optó por marcharse a Senegal, un duro viaje que le llevó hasta su objetivo: coger una patera. ¿Su destino? Tenerife, una isla que para él era sinónimo de una vida mejor y un futuro bonito. No dejó pensar en ello en los nueve largos días de trayecto junto a sus compañeros.
A los pocos días, se vio en Málaga, una ciudad donde se ha integrado a la perfección y donde la gente le trata "muy bien". Reside, junto a otros compañeros, en un piso en la zona donde ocurrió el rescate viral gracias a la colaboración del CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado). Son ellos los que le están echando una mano en las tareas administrativas, con abogados, pues es solicitante de asilo, pero también le ofrecen ayuda con el idioma, con el objetivo de facilitar su integración sociolaboral. Mansour es una esponja y ya maneja muy bien el español.
Cuando se le pregunta por sueños, lo tiene claro: que ocurra todo lo posible para quedarse en España, un país que le encanta y al que se ha adaptado rapidísimo. Mucha gente le conoce ya en Carretera de Cádiz, donde tiene decenas de amigos. Aquí le gustaría desarrollarse en el mundo náutico, le apasiona el mar y le encantaría trabajar como capitán de barco y hacer de este país su hogar definitivo, su rincón seguro.