En las profundidades del mar, donde la luz del sol se disuelve en matices de azul, habitan criaturas que verlas de cerca es sorprendente y algo que solo puede llegar a suceder en contadas ocasiones. Entre estas especies están los delfines, unos mamíferos inteligentes que no solo son maestros en la navegación de los mares, sino que también revelan al mundo una nueva forma de comunicarse y vivir.
Hay numerosos tipos de delfines y algunos de ellos, sobre todo el delfín común, tiene poblaciones estables en el mar Mediterráneo, según explica a EL ESPAÑOL de Málaga, Juan Antonio López, presidente de la Fundación Aula del mar Mediterráneo.
Por ello, el que hayan vivido diferentes avistamientos este verano en la Costa del Sol no es de extrañar, aunque sí espectacular. Algunas de las playas elegidas por estos mamíferos para nadar han sido Benalmádena, Estepona, Fuengirola y algunas de la capital como La Malagueta tal y como han mostrado en sus redes sociales muchos viajeros y malagueños.
“La mayoría de los cetáceos son especies migratorias que viajan y tienen sus lugares de alimentación y reproducción, aunque hay algunas especies que se quedan estables en algunas zonas durante su ciclo vital”, explica López.
El más común en aguas Mediterránea es el delfín común, también conocido como Delphinus delphis, aunque el experto se lamenta de que su población cayó hace unos años por un virus. Pese a esta epidemia, estos mamíferos han conseguido salir adelante y han logrado mantenerse en el litoral malagueño.
Como este cetáceo es migratorio, las diferentes especies van entrando y saliendo del Mediterráneo desde el estrecho de Gibraltar. Cierto es que el delphinus delphis es el que vive en Málaga durante todo el año, pero el delfín listado, también llamado Stenella coeruleoalba, es una de las especies que entran durante la primavera y el verano y cuando llega el otoño se marcha. En este punto, López asegura que también hay especies de delfines que hacen lo contrario, llegan en otoño y se van en verano.
“Al igual que viven en África y vienen hasta aquí a pasar el verano porque hace demasiado calor, hay especies que viven en el norte de Europa y vienen a pasar el invierno porque allí hace demasiado frío”, detalla el experto.
Lo más habitual es ver a estos animales en las profundidades del mar Mediterráneo, pero se han localizado alguna que otra vez cerca de la orilla. En estos casos, esto se debe a que los delfines van a la orilla “cuando están perdiendo fuerza por una herida, están enfermos o se están muriendo”.
En este punto, López incide en que en estos casos a veces hay posibilidades de salvarlo. Por ello, se debe llamar a Emergencias o a un socorrista para que localicen a los expertos y se trasladen a la zona para intentar rescatarlo.
Eso sí, lo que no se debe hacer es “hundirlo como si fuera un pez porque tienen que salir a respirar y al final lo que harán será matarlo. Lo mejor es no manipularlos y si se quiere ayudar, la población puede ponerles toallas húmedas o una sombrilla para que no les dé el sol en la piel”.
Al mismo tiempo que esto sucede a orillas de la Costa del Sol, mar adentro hay empresas que ofrecen un viaje en barco para que los viajeros puedan ver a estos cetáceos nadar lo más cerca posible. Una de ellas se da en el Puerto Marina de Benalmádena, pero López remarca que “aunque son animales que se ven con frecuencia, no se puede garantizar el avistamiento”.